Lana.
— No te quieras pasar de lista conmigo, Lana. —su mano tomó mi rostro a la fuerza y el deseo de escupirlo o golpearlo se hizo presente. Maldito. —Mañana te quiero aquí o iré por ti. Y pon tu jodida renuncia sobre la mesa.
Miré a Amara forzando una sonrisa en mi rostro, su mirada puesta en mi con preocupación y era la primera vez que realmente veía algún atisbo de humanidad en la mujer. Y estaba dirigido en mi dirección.
¿Tan mal me veía?
Había sido difícil convencer al bastardo de Mark de dejarme venir a Chicago de nuevo. De no ser por el hecho de que sabía que eso conllevaría mi despido o renuncia, se habría negado con la idea de que me escaparía para ver a Christopher.
No era tan tonta. Y aunque las ganas y el deseo de verlo me estaban consumiendo, me resistiría.
Mark tenía personas en todos lados, me lo había demostrado y recalcado cada vez que se me daba por salir en Boston. Había evitado las llamadas de Bailey, solo absteniéndome a responder un par de mensajes con respecto a la pequeña Lexi. Mi amiga estaba tan emocionada por el nacimiento de su hija hace una semana que ahora mi teléfono era una galería repleta de fotos de la bebé mas hermosa.
Había sido difícil para mi no estar para ella, pero con Mark encima de mi en cada momento, me había resultado imposible y ella estaba comenzando a sospechar por mi renuencia a "viajar".
— ¿Todo está bien, Lana? —asentí efusivamente, ganándome su mirada renuente a creerme.
¿Tan mala mentirosa era?
O tal vez sí que me veía como la mierda.
— Solo mil cosas en la cabeza. —había sido también difícil conseguir que Amara me permitiera trabajar desde casa, pero lo agradecía. Había sido lo único a lo que tenia por aferrarme en las ultimas semanas.
Mark apenas si había estado en su lugar, por lo que mis deseos de sacarle los ojos mientras dormía se habían truncado al quedarme dormida para enfrentarlo y hacerlo miserable.
No que le importaran mis gritos y chillidos, pero me hacía sentir mejor de alguna manera, tanto como podía teniendo en cuenta las circunstancias.
— Voy a renunciar.
Sus ojos se entrecerraron en mi dirección ante las palabras saliendo de mi boca. —¿Esto es por tu relación con Hotch? —se puso de pie. —Porque de ser así no tienes que preocuparte, si ustedes dos realmente terminaron, debes saber que tu puesto aquí te lo has ganado.
Sonreí de lado. —No tiene que ver con Christopher. —fijé mis ojos en ella. —Vivo en Boston ahora, Amara. Esto no es temporal. —y debía hacerme a la idea.
— Sé que he sido una perra la mayor parte del tiempo, pero si necesitas algo no dudes en decirlo. —asentí. —Te daré dos semanas mas para que lo pienses. —abrí la boca en un intento por contradecirla, pero me detuvo con su mano en alto y una mirada determinada, haciéndome saber que no estaba abierta a la platica sobre el asunto. —Dos semanas. Luego te enviaré tus papeles oficiales de baja.
Suspiré, pero asentí en confirmación.
— Ahora, ¿de verdad terminaste tu relación con Christopher? —dijo con tristeza.
— Si. —solté evitando su mirada.
— Wow. —volvió a su lugar tras tomar un par de carpetas del estante de la esquina. —Y yo que pensé que tendríamos boda pronto. —su mirada de disculpa se hizo presente cuando notó el dolor que sus palabras me causaron. —Lo siento.
— No te preocupes. —me puse de pie. —Algunas veces simplemente no es el momento correcto.
Porque la persona correcta si lo era.
— Si te sirve de consuelo, el hombre ha estado perdido desde que te fuiste.
— No lo hace. —solté con tristeza.
Todos aquí probablemente se estaban imaginando los motivos por los cuales las cosas habían acabado entre nosotros, y distaban mucho de encontrar los correctos.
Porque así de jodida era la situación.
— ¿Algo más? —esperé un par de segundos mas sin decir nada.
— No. —por la mirada curiosa en sus ojos marrones supe que tenia mucho que decir, pero por mi estabilidad emocional, esperaba que permaneciera en silencio por primera vez en su vida. —Un placer verte de nuevo, Lana. —miró su celular junto a su mano derecha y lo levantó. —Solo estoy a una llamada de distancia.
— Lo tendré en cuenta, y gracias. —me giré y salí con los documentos que había venido a buscar en la mano, abriendo mi bolso posteriormente para adentrarlos en el.
La noche estaba cayendo y lo mejor era que fuera al aeropuerto directamente, pero mis pasos se detuvieron en seco cuando los gritos eufóricos del equipo completo llegaron a mis oídos al tiempo en que los veía entrar rumbo a los vestidores.
Mis ojos viajaron directamente a uno de los hombres en especial, deteniéndome en sus ojos marrones fijos justamente en mi al percatarse de mi presencia a un par de metros de él.
Había venido un jodido jueves para no tener que topármelo por casualidad. ¿Desde cuando practicaban este día de la semana?
— Hotch. —Blake a su lado me repasó y luego volvió su atención a Christopher.
— Denme cinco minutos. —vi a su amigo dudar, pero aun así hizo lo que se le pidió.
¿Por qué no me iba?
¿Por qué seguía aquí esperando a que caminara hacia mí?
Un minuto después en donde el pasillo quedó vacío, solo con la estadía de nosotros dos, sus pasos comenzaron a hacerse presentes en mi dirección.
Me giré y emprendí mi camino como la jodida cobarde que quería ser en este momento, para segundos después, sentir su mano tomando mi brazo y tirando de mi en la dirección opuesta a la salida.
— Christopher...—me ignoró y me obligó a seguirlo, con sus ojos puestos al frente sin atreverse a mirarme.
Nuestros pasos fueron en dirección al baño y tragué en seco cuando se adentró en el tirando de mi para que lo siguiera, para luego atrancar la puerta desde adentro.
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Editado: 04.06.2024