Parte 2

-Este es una piedra de saturno- Me dijo mi madre extendiéndome una gran roca brillante- Con ella, muchas cosas puedes hacer, muchas personas tuvieron que morir por culpa de esta roca. 

-Lo sé- Le respondí junto a Liz casi al mismo tiempo, ambas éramos de la misma estatura, la misma delgadez, los mismos ojos verdes. Lo único que nos diferenciaba era el largo de cabello, lo claro de nuestra piel y nuestra personalidad, aunque a veces pareciera que pensáramos lo mismo- Hace unos años, sacrificaron niños. - 

-Que se mataron entre ellos-Lo continuo ella. 

-Para un bien común- Lo termine. 

-Si y gracias a su sacrificio, la piedra esta por fin completa- Liz la recibió en sus manos y ambas nos la quedamos viendo. - Quiero que cuiden de ella, es su turno, confió que ustedes la cuidaran con su vida desde su vida. - 

-Limpiaremos al mundo de sus pecados-Dijo Liz. 

-En el momento en que cumplamos el pacto-Lo continúe. 

-Ustedes, serán el nuevo dios, de esta tierra- Sentí la mano de mi madre en mi espalda acercándome a Liz, ambas nos quedamos frente a frente y cerramos nuestros ojos, tocando la piedra brillante. 

-Sé defenderme sola-Le dije una vez mi brazo pudiera moverse. 

-¿Entonces porque no haces nada? Vamos muévete hay que destruirlos- 

-Pero...-Le quise replicar. 

-¡Callate y haslo!- Me grito.  

No tuve otra opción que revelar de mi espalda mi cola de escorpión, pesaba, pero era fácil de manejar, toda mi cola negra era robótica, si, era un humanoide escorpión. Todo mi cuerpo era una máquina. Ataque con mi aguijón a los robots locos que corrían hacia mí matándolos a todos con mi veneno.       

 Mi padre nos encontró a ambas junto a un montón de gente a nuestras espaldas, ya habíamos destruido a la mayoría de los robots defectuosos y ya estábamos de vuelta en casa.  Mis padres los dejaron entrar sin discutir.  

-Cierren las ventanas-Ordeno nuestro padre y todos los humanos se movían para tapar- Ninguno de esos prototipos llegaran a esta casa. 

Mire a Liz y ella lo siguió con su diadema negra en la cabeza, su vestido negro no tenía ninguna mancha, ambos entraron a una habitación junto a mi madre dejándome a mi fuera con los humanos. 

-¿Eso explica tu tatuaje?-Me pregunto Jorsh apareciendo frente a mí. 

-Déjame en paz-  

-¿Otra vez te vas sola?- 

-Siempre e estado sola- 

-Pues que tal si esta vez es diferente, no tienes por qué estar sola, quiero ser tu amigo- 

-No quiero amigos- 

Llegue a un cuarto blanco donde dejo la mayoría de chips, me senté en la camilla y Jorsh llego despues de mi. 

-Wuau-Dijo asombrado- ¿Qué es este lugar?- 

-Un lugar que no debería estar en tu dispositivo de memoria- 

-Ey no olvides que soy humano- me inyecte un poco de líquido gris- Au- Simulo dolor- ¿Qué es eso?-Dijo acercándose a la jeringa clavada en mi piel- ¿Aluminio liquido?- 

-Tal vez-Murmure- Mis padres me obligan a inyectarme esto cada vez que llego a casa. 

-Debes ya estar acostumbrada-Lo mire- Si eres mitad robot. 

-Si-Le respondi seria-Pero no siempre fue asi.- 

-¿Por qué eres asi?- 

-Por mis padres, pertenezco a una anomalía que se transmite con los años, mis abuelos lo tenían, luego mi madre y ahora me toca a mí junto a Liz.- 

-Liz es linda, da miedo, pero no me sabía que tanto- 

-¿Te gusta mi hermana?-Rei. 

-Tal vez- Dijo encogiéndose de un hombro-   Así que hola futura cuñada. 

Puse mis ojos en blanco sonriendo. 

-Aquí entraron-Me dijo Jorsh con su arma en las manos, apuntando a un muro con la luz de su linterna, entre con mi abrigo negro, para mí no era necesario cubrirme por completo como a Jorsh y a los demás hombres- Mascaras- Ordeno. Todos se pusieron sus máscaras blancas cubriendo sus bocas.  

Pronto encontramos el cuerpo de la odiosa e idiota periodista, con la boca vomitando y llorando lágrimas de sangre, la cámara estaba encendida y fue recogida por Jorsh, cada vez que avanzaba habían más cadáveres femeninos.