Ojos Blancos

El comienzo de la busqueda

Caminando por la oscura y desolada noche siguiendo esas extrañas luces, en medio de la noche sin nada mas en que pensar, que el extraño suceso que le había ocurrido a mi cuerpo, y la maldad del doctor que solo quería encerrarme en vez de ayudarme.
Cuando mi cuerpo se había cansado de tanto caminar, caí al suelo de rodillas, alce la mirada lentamente y hay estaba el único lugar donde estaría realmente segura, la casa de mi gran amigo Siro.
Me acerque a la puerta y pude percibir un extraño y sofocante olor que provenía de adentro de la casa, golpee la puerta tres veces y grite lo mas fuerte que pude.

-SIRO, SIRO, SIRO- y nadie respondió, asi que golpee de nuevo pero nadie respondía.

Estaba decida a no irme hasta que Siro me atendiera, seguí golpeando y gritando hasta que hoy un estruendo que provenía de su habitación, a pesar de lo asustada que ya estaba seguí esperando y gritando, pero luego un fuerte sonido logre oir, era como si alguien o algo se caía de las escaleras, y con grandes y tormentosos gritos de dolor me asustaba mas aun, un gran golpe como el de un fuerte puñetazo golpeo fuertemente la puerta y con un tormentoso grito dijo.

-LARRRGOO-al termino de estas palabras se fue alejando con fuertes pasos.

No importaba lo asustada que estaba por que aun así reconocí esa voz no había duda de que era el.
Golpee otra vez pero con la diferencia de que ahora seria respondida.

-Siro, ¿eres tu? Soy yo merida, necesito de tu ayuda, por favor, algo extraño me esta ocurriendo y nadie quiere ayudarme- luego de tanto gritar el se acercó.

Esta vez el olor se había echo mas grande, casi no podía respirar de lo fuerte que era. Golpeo nuevamente la puerta y grito.

-¿QUE QUIERES?-con voz furiosa y al mismo tiempo asustada.

-Necesito que por favor abras esa puerta, te necesito mas que nadie ahora, eres el único que yo se que puede ayudarme-al termino de estas palabras, el comenzó a quitar las cerraduras.

Pero de pronto las luces volvieron a tener forma de letras, pero esta vez decía," si desmayada no quieres terminar tapa tu nariz antes de que se abra de verdad", en un acto impulsivo hice exactamente lo mismo que hay decía. Cuando al fin me abrió, una increible ráfaga de viento con un olor repugnante y sofocante solio con gran fuerza y me empujo directamente al suelo. El salio lentamente de la casa, si no fuera por que ahora podía ver en la oscuridad jamás me hubiera dado cuenta pero hay estaba, no podía creer lo que veía incluso era aterrador solo verlo. Siro tenia la mitad de su cuerpo putrefacto, del lado izquierdo su cuerpo estaba realmente sano, pero del lado derecho se había podrido de una forma asquerosa y horrorosa. Tube que soportar esa horrible peste solo para acercarme a el y decirle.

-¿Siro?¿Eres tu?¿Que te paso?-estaba confundida, no sabia que era lo que nos había pasado.

El me miro con un rostro triste y decaido, con una deprimida voz dijo,

-Me estaba a punto de acostar cuando la mitad del cuerpo me comenzó a arder de una forma insoportable, cuando de la nada mi comenzó a podrirse- luego de explicarme con voz exaltada volvió a mirarme y dijo-¿Pero que fue lo que te paso a ti?¿como puedes verme en la oscuridad?- cuando el termino de hablar me miro a los ojos esperando una respuesta.

Sabia que me iba a arrepentir pero decidí que era importante que el lo sepa, y le dije.

-Enciende la luz y mira mis ojos-no se por que lo hice, supongo que no quería que el sufriera solo y que el viera que yo podía entender exactamente que es lo que sentía en ese momento.
Cuando el encendió la luz no solo me sorprendió su reacción si no que me asombro más lo que ocurrió luego.




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