Llegue a clase escuchando las historias de Clara, las cuales no me interesaban un pimiento. Esperé impaciente la hora del recreo, quería ver ya mi fórmula.
Pasamos las aburridas clases de Historia, Matemáticas y Lengua. Al fin llegó el patio, mientras todos se arreglaban para grabar, yo fui hacia Carmen, esperando que hubiera traído hoy el líquido.
-Hola, ¿lo tienes? -pregunté.
-Sí, hoy si, vamos al baño.
Cuando llegamos al baño no había espacio para sacar un bicho, así que fuimos a la sala de ciencias naturales, en el piso de arriba. Sacamos los insectos y el líquido. Era tal y como me lo imaginaba, un potingue morado, espeso, pero que olía a jazmín. Nos apresuramos a que nadie nos viera, era un secreto. Sacamos la cucaracha y el potingue, metimos a la cucaracha en un recipiente de cristal y le echamos una gota del líquido, tal y como me había dicho Carmen, no quedó ni rastro del animal. Me puse muy contenta al descubrirlo y, por un momento, pensé en sacar de la jaula al animal que una vez intoxicamos con productos tóxicos en el laboratorio los profesores y yo, tenía ciertas dudas así que les pedí que me ayudarán y pusieron a Jerry, la babosa, de ejemplo. Algo salió mal y el animal se volvió azul, con tropezones dento de éste rosas, el moco que dejaba era naranja y destruía todo lo que tocaba, salvo el metal, el animal parecía indestructible así que se quedó al margen de todos, no queríamos que corriese el rumor del desastre y lo escondimos bien, solo yo y Fernández, el profesor de ciencias que hizo la prueba conmigo, sabíamos donde se ocultaba. Lo llamamos "exflld-5", nombre más fácil de pronunciar, Jerry. No me lo pensé mucho y lo saque de la jaula. Carmen se estremeció.
-¿Que es eso? -me preguntó.
-Shhh, es secreto
-¿Y que piensas hacer con él?
Le miré de reojo, las dos sabíamos lo que yo iba a hacer, rociar a Jerry con el líquido. Lo hice, y este, poco a poco, se iba haciendo cada vez más pequeño.
-¡Si! ¡Funciona! ¡Somos las reinas de la ciencia, Carmen! -me giré hacia ella- ¿Sabes lo que esto significa?
-No.
-¡Los profesores de ciencia no pudieron hacer nada para destruirlo! -le conté la historia del origen del animal y como yo viví el momento.
-¿En serio? ¡Esto es magnífico! Debemos -calló, nunca término esa frase. Palideció, no sabía lo que pasaba-. A-A-Ale... Mira d-detrás...-tartamudeó.
Me giré, tal y como ella me pidió, entendí al momento por qué se habia puesto pálida. Palidecí yo también.
-¿Como es esto posible?...-murmuré.
Una babosa de 5 metros se alzaba ante mí, su moco ya no quemaba, pero no iba a probar si su cuerpo si quemaba. Le cogí la mano a Carmen y, corriendo, salimos de la sala, dimos un portazo a la puerta.
-¿C-como?
-¡Eso no importa ahora Carmen, tenemos que avisar al resto!
No era difícil localizarlos, estaban, literalmente, todos en el patio, grabando en la zona rocosa.
Carmen parecía que se paralizó, no tenía malabras y sus movimientos eran demasiado lentos. Por fin llegamos al patio.
-¡TODOS FUERA DEL INSTITUTO! ¡YA! -grité mientras grababan, fastidiandoles toda la película.
-¡¿Quien eres tu, jovencita?! ¡Soy yo el único que puede decir cuando paramos y cuando no!-dijó el director del rodaje.
Baje la cuesta del agujero de tierra que teníamos, casi me caí.
-¡ESTO NO ES BROMA! ¡TODOS FUERA! ¡YA!
Antes de darme cuenta la salida fue bloqueada por un montón de babosas pequeñas pero letales, no parecían querer irse a la calle, solo que no querían que nadie entrará... Ni saliera. Solo ahí entendieron todos la gravedad de la situación. Una voz femenina soltó un chillido desde dentro del instituto. Todos fuimos corriendo a ver qué pasaba, la señora de la limpieza yacía en el suelo, muerta, un puñado de babosas le recorrían todo el cuerpo, el moco no hace nada, pero ella en sí son ácido, a la mínima que lo tocas te quemas los dedos. Fuimos hacia fuera, pero no se podía salir, estaba repleto de babosas tóxicas. Nos metimos todos para dentro del edificio, asustados. Viendo el panorama que había, ni alumnos ni profesores se atrevían a dar órdenes de que hacer, me apresuré.
-¡TODOS, SILENCIO! -todos se callaron, asustados-. !No va a ser un discurso largo, solo quiero deciros...! -me pensé mejor lo de admitir lo que había hecho, así que improvisé- ...¡Solo quiero deciros que no penséis en los demás en estos momentos, pensad solo en vosotros mismos! ¡Escondernos por grupos en las clases, tened encima algo de metal! ¡Eso los mata!