Ojos de Mar

Un capítulo, un final.

En lo más alto de la montaña, se encontraba una pequeña tribu, gobernada por un Cacique, el cual tenía tres hijos.
El mayor de ellos estaba destinado a ser el sucesor de su padre, pero el destino tenía otros planes...

(...)
 


 

Cierto día, el mayor de los herederos decidió merodear los senderos y en uno de ellos la vio.
Joven, blanca, cabello corto castaño, ojos color miel, estatura media, ante sus ojos, perfecta.
Quedó hipnotizado con aquella mujer que al parecer se había perdido y buscaba el camino.
Quería acercarse, pero a la vez, el miedo lo acobardaba ¿Acobardarse?¿Miedo? Ni siquiera él mismo podía explicárselo ¿Cómo era posible que temiera a un ser humano como él? Lo único que los diferenciaba era la vestimenta. Pero, el sólo imaginar asustar a esa delicada creatura lo hacía sentir miserable.
Se ocultó tras un árbol para seguir observándola. Sus ojos azules como el cielo se compenetraron en aquella mujer que parecía disfrutar de la naturaleza que la rodeaba.
Al estar tan distraído, no se dió cuenta de la rama que se encontraba tras él. Al dar un pequeño paso hacia atrás la hizo crujir, no pudiendo evitar el ruido que provocó.
La joven lo oyó y se sobresaltó.
"Un animal" pensó.
Pero al acercarse lo vió. El no pudo esconderse, no tenía escapatoria.
 


 

_¿Quién eres? – ella preguntó. Él, aún de espaldas no contestó – Por favor, dime – insistió.
 


 

Un poco tímido_Ojos de Mar _ respondió.
 


 

Trató de hablar lo más normalmente posible, aunque su vestimenta lo delataba y aún más su nombre.
 


 

_ Soy Úrsula – dijo ella sin titubear – Me perdí – continuó al ver que no respondía – ¿Podrías ayudarme?
 


 

Poco a poco fue girando hasta quedar frente a frente.
 


 

Sin dudas era apuesto ante sus ojos, la timidez que transmitía lo hacía aún más. También era alto, muy alto.
Por alguna extraña razón sus respiraciones se tornaron aceleradas y sus corazones parecían a punto de estallar.
 


 

_Yo guiarla – dijo, con su mirada baja. Aún así, podían notarse sus mejillas sonrojadas.
 


 

Caminaron en silencio hasta llegar a un pequeño río. Habían muchas piedras y como todo un caballero la ayudó a cruzar cada una de ellas.
Aunque no hablaban, la curiosidad la invadía, necesitaba saber de dónde provenía este hombre.
Quiso preguntarle, pero ya era tarde, se encontraban en la salida y sabía que él se iría, su misión ya había cumplido.
Hizo una reverencia, en motivo de despedida, puesto a qué no hablaría por vergüenza, pero a ella no le importaba, solo sentía la necesidad de conocerlo más. Por eso, antes de que se marchara, se arriesgó y tomó su mano para detenerlo.
 


 

_¿Estarás aquí mañana? – preguntó ella.
 


 

Algo confundido con la pregunta de aquella mujer, negó con la cabeza.
 


 

_ Volveré – dijo ella.
 


 

Asustado, le insistió que no lo hiciera, no necesitaba palabras, sus ojos lo decían todo. Sabía que su padre y los demás la matarían, pues era uno de ellos, pertenecía al enemigo.
Aún con sus advertencias, ella estaba decidida a hacerlo.
 


 

_ No importa que no quieras. Voy a volver – sin más, se marchó, dejándolo mas confundido y asustado de lo que ya se sentía.
 


 

De vuelta en su tribu, no podía dejar de pensar en ella. Úrsula era diferente a las demás mujeres, no por el hecho de ser blanca, sino, por su curiosidad, era tan intrépida, casi salvaje. Ella dijo que volvería, pero Ojos de Mar sabía que no debía, su vida correría peligro.
Al día siguiente, se fue rumbo al lugar donde la había dejado la última vez, decidido a esperarla. Llevó su lanza con la excusa de salir a cazar.
El rostro de Úrsula al verlo allí parado era de enorme alegría, claro, estaba entusiasmada por conocer más de aquel Indio de ojos azules y enseñarle todo lo que sabía.
Recorrieron juntos el inmenso bosque, lo hacían en silencio, así podían apreciar las hermosas melodías que la naturaleza les brindaba.
Cuando llegaron al centro de esa enorme fauna, Ojos de Mar miró los libros que ella llevaba. Úrsula se dió cuenta y sonrió.
 


 

_Son libros – dijo pausadamente.
 


 

_Libros – repitió él con dificultad.
 


 

_ Son para leer ¿Sabes leer? – preguntó ella. Ojos de Mar solo negó con su cabeza – Puedo enseñarte – dijo esta vez con entusiasmo, pero él no respondía a su proposición.
Temía que los descubrieran y tendría problemas, muy graves. Pero en su interior tenía el deseo de aprender y curiosidad también.
Después de un largo rato de duda, asintió.
 


 

_Este será nuestro punto de encuentro – dijo ella rebosando de felicidad.
 


 

Así, cada día, Ojos de Mar encontraba una excusa para encontrarse con Úrsula.
El centro del bosque pasó de ser un simple lugar a algo especial para ambos. No solo aprendían cada uno de sus costumbres, también empezaban a conocerse cada vez más y establecer una amistad... Amistad que podría transformarse en algo más fuerte. Ya no se veían como dos extraños, era como si se conociesen de años, al menos eso era lo que sentían.
 


 

Después de un tiempo, Ojos de Mar aprendió a leer y hablar como Úrsula y su corazón comenzó a crear sentimientos por esa mujer que sonreía dulcemente ante cada mirada que él le hacía.
Un día, juntó valor y tomó su mano cuando ella estaba desprevenida. Rápidamente lo miró sorprendida, a la vez que sujetó la mano de ese hombre con fuerza. Fue una reacción que él no esperaba, pero si anhelaba. Caminaron agarrados de la mano hasta llegar al punto de partida donde siempre se despedían.
 


 



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Editado: 25.03.2022

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