Ojos del Corazón

Capítulo 22

 “ERES PERFECTA (P.2)”

TIEMPO ACTUAL:

Sentí la mano de Camila entre la mía mientras me ayudaba a levantarme suavemente. Era tan diferente a tiempo atrás. En realidad me sentía tan diferente, mi cuerpo había dado un cambio tan grande que me ponía nostálgica. Y no es que no quisiera a mi estrellita. Era simplemente que…me sentía diferente.

—Pareces una grúa levantando un coche de quinientas toneladas—le dije medio en broma, medio en serio y Camila simplemente negó.

—Cariño—me dijo con voz ronca y sexy—, levantarte no es ningún trabajo. Es muy sensual. Te ves hermosa.

—Claro…—Camila suspiró mientras me veía a los ojos.

—Lauren por favor jamás pienses que no me gustas—me vio a los ojos—. Eres la mujer más hermosa de todo el mundo y sabes que te adoro. Eres mi esposa y te amo a ti y a nuestra bebé.

Yo suspiré y Camila me tomó la mano tiernamente mientras me dirigía hacia nuestro pequeño baño donde habíamos colocado un espejo del tamaño de la puerta para ir tomando fotos de cómo iba creciendo nuestra estrellita.

—Mira…—me dijo Camila colocándose atrás mío mientras nos observábamos en el espejo. Yo aparté la mirada un momento—. Eres hermosa.

—Ya tomamos la foto de esta semana y no creo que sea buena idea verme al espejo de nuevo…—dije sin verme pero Camila sonrió levantando lentamente mi camisa. Yo traté de evitarlo pero ella no me hizo caso descubriendo mi vientre abultado mientras nuestros ojos se conectaban en el espejo.

Sentí sus manos abiertas acariciarme lentamente y cerré mis ojos mientras la ola de amor llenaba cada espacio de mi cuerpo. La amaba tanto, y estaba aterrada de perderla. Camila era simplemente todo mi mundo, no conocía nada que no fuera ella. Era tan hermosa, tan maravillosa que temía que ahora que podía ver finalmente se diera cuenta que no era lo que ella esperaba de mí.

Los labios de Camila pasaron por mi cuello dejándome leves besos y escuché su respiración más rápida mientras sus manos seguían acariciándome.  Las sentí subir hasta quitarme la camisa y abrí mis ojos. Camila tenía uno de sus ojos cubiertos pero se veía tan hermosa que dolía.

—Ayúdame a desnudarte—me dijo al oído mientras sus manos se dirigían a mi sujetador. Ver el proceso de Camila desnudándome mientras su mirada marrón me quemaba era demasiado sensual. Sus manos acariciaban mi cuerpo mientras lentamente me iba desprendiendo de la ropa. Parte por parte hasta quedar completamente desnuda frente al espejo y frente a ella.

Yo simplemente negué tratando de girarme y tapar mi cuerpo, pero Camila lo evitó haciendo que mis ojos  apreciaran mi imagen. Ver mi cuerpo desnudo en el espejo era más de lo que podía soportar mis ojos se llenaron de lágrimas pero Camila me sonrió dulcemente.

—¿Recuerdas hace dos meses cuando finalmente pude ver el mundo que me rodeaba? —me preguntó y yo suspiré.

—Jamás podría olvidar ese día—le respondí y las manos de Camila pasaron por mi cadera y se detuvieron sobre mi vientre.

—Entonces recordaras que te dije que no tenía nada con que comparar la belleza pero que no creía que existiera algo más hermoso que tú—Camila sonrió tiernamente sobre mi hombro mientras sus manos acariciaban mis senos lentamente—. Cuando te lo dije no me creíste. Y estos dos meses te lo he dicho muchas veces pero parece que sigues sin creerme.

—Hace dos meses no estaba así de gorda—dije bajando la mirada con tristeza.

—Es probable que estuvieras más delgada—yo alcé la mirada rápidamente y observé a Camila—. Pero eras igual de hermosa que hoy. Aquí en tu vientre tienes a nuestra estrellita. Esa hijita que es un resultado de nuestro amor y que se muere por venir al mundo para llenarnos de alegría. Aquí dentro de esta pancita hermosa que tienes está nuestro futuro.

—Sé que la estrellita está dentro y eso me hace feliz es solo que no me siento tan linda para ti—pregunté colocando mis manos sobre las de mi esposa mientras ella asentía—. Desde que me viste por primera vez ya estaba embarazada.

—¿Cómo puedes decir que no eres hermosa? —me dijo ella suavemente—, si dentro de tu cuerpo tienes el regalo más grande que pudiera recibir en la vida. Llevas a nuestra hijita. Y sé que quizás no podemos decir que es una parte de cada una pero haremos que sea educada con un poco de cada una de nosotras. Vamos a tener una gran responsabilidad, y sabes que siempre he tenido confianza en que tú seas la mamá enojona y yo la mamá buena—Yo sonreí.

—Creo que será lo contrario—dije riendo un poco y mi esposa sonrió—. Estoy muy emocionada por nuestra bebé. Estoy siendo tonta pero estoy sensible. Y últimamente lloro por todo lo que pasa. Incluso lloro cuando meto la ropa a lavar porque pienso que va a arruinarse y me pongo a llorar sobre las mantas.

Camila me vio con profunda ternura y me acarició el cabello dulcemente.



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En el texto hay: camren, lgbt, amor

Editado: 17.08.2018

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