Capítulo 9 |Cacería| P1

—Esta noche organizaremos una cacería —anunció Victorie—. Toda nuestra manada va a participar y, por supuesto, esperamos que nuestros invitados también se unan a nosotros.

Después de que la Luna me sacó de su saloncito, me llevó a recorrer toda su casa. Al principio, creía que mi trabajo iba a ser duro porque, sinceramente, socializar me cuesta un poco y estaba muy asustada por no saber cómo ganarme a Victorie. Sin embargo, pronto me di cuenta de que ella era bastante parlanchina, lo que hacía mi tarea mucho más fácil. Yo solo tenía que escuchar, asentir, sonreír y seguirle la corriente.

La casa de Victorie era un reflejo de su personalidad: acogedora, elegante y llena de vida. Mientras caminábamos por los pasillos, ella me señalaba diversos objetos y muebles, cada uno con una historia única que estaba encantada de contarme. Desde un antiguo reloj de pie que había pertenecido a su abuela hasta un tapiz que había traído de uno de sus viajes al extranjero, cada detalle parecía tener un lugar especial en su corazón.

—Este reloj ha estado en mi familia por generaciones —dijo con orgullo—. Mi abuela solía decir que su tic-tac era como el latido del hogar.

A medida que avanzábamos, la conversación fluía con naturalidad. Victorie hablaba sobre sus responsabilidades como Luna de la manada, sobre su familia y sobre las tradiciones que mantenían. Su entusiasmo era contagioso, y pronto me encontré sintiéndome más cómoda a su lado.

—Estoy segura de que disfrutarás de la cacería esta noche —dijo con una sonrisa—. Es una tradición que nos une y fortalece nuestros lazos como manada. Además, es una excelente oportunidad para que te familiarices con todos. Esto es muy importante, Eleonor. Además, todos quieren ver a la única sanadora convertida en lobo. Esto le dará seguridad a mi manada y te verán también como una líder.

En la hora de la comida, pude encontrarme de nuevo con Derek, quien, a diferencia de mí, se veía agobiado, lo que me hizo pensar que las cosas con el Alpha no estaban saliendo tan bien.

Cuando por fin lo pude tener a mi lado, él me tomó de la mano sin mirarme y seguimos a nuestros anfitriones hasta el comedor.

Victorie seguía hablando sin parar; a este punto yo ya estaba un poquito cansada de su voz y de que explicara detalladamente hasta la mancha de su alfombra.

—Al parecer has tenido un día productivo —susurró Derek aprovechando la plática de Victorie un momento.

—Ni lo menciones —respondí también en un susurro solo audible para él—. Aunque debo admitir que he aprendido más sobre decoración de interiores en estas últimas horas que en toda mi vida.

—Me alegra que al menos uno de los dos esté logrando el propósito de nuestra visita —respondió con una leve sonrisa.

Nos quedamos en silencio, prestando atención de nuevo a Victorie y a cómo se había enamorado del Alpha.

La comida se sirvió sin percances y, cuando estábamos a punto de empezar, agradecí que el Alpha Theo tomó la palabra y por fin la Luna paró de hablar.

—Nos alegra demasiado tenerlos aquí —dijo Theo, empezando a comer—. Son una pareja prometedora; estoy seguro de que todas las manadas se sienten cómodas con su unión. Además, se ven tan enamorados que solo puedo alegrarme por ustedes.

¿Enamorados? Tosí un poco debido a que casi me atraganto con la comida, y Derek enseguida trató de ayudarme y me pasó un vaso con agua.

—Lo siento mucho —me disculpé—. La comida está un poco picosa.

—Oh, no te preocupes, Eleonor, puedo pedir que te den algo más ligero —dijo Victorie.

—No es necesario, muchas gracias —respondí muriendo de vergüenza.

Si ellos supieran que Derek no es mi mate y que en realidad no lo amo...

—Como les decía —prosiguió Theo—, hemos organizado una cacería esta noche.

—¡La cacería! —dijo Victorie emocionada, y su esposo la tranquilizó con un gesto amable, lo que me hizo sonreír.

Ellos sí se veían enamorados.

—Luna ya me ha contado un poco de eso —admití, y Derek parecía un poco sorprendido.

—Sabía que mi Luna no iba a poder aguantar a que fuera yo quien lo anunciara —respondió Theo—. Pero supongo que también te ha contado la importancia que tiene para nosotros —prosiguió.

Mientras Theo continuaba hablando sobre las expectativas para la cacería de esta noche, no pude evitar sentir un nudo en el estómago. La idea de la cacería me asustaba. No por la actividad en sí, sino por lo que representaba: la necesidad de demostrar mi valía ante la manada, de encajar en un lugar donde no pertenecía realmente, y ni siquiera me importaba demostrar algo que no era frente a otros.

—Espero que todos disfruten de la comida y estén listos para esta noche —concluyó Theo, levantando su copa en un brindis.

Levanté mi copa junto con los demás, tratando de parecer segura y confiada. Pero en mi interior, el miedo y la duda persistían. Esta noche sería una prueba no solo de nuestras habilidades, sino también de nuestra capacidad para mantener las apariencias en medio de un mar de expectativas y desconfianza.

Theo explicó algunas reglas sencillas:

1. Ganaba la pareja que consiguiera más puntos. Y estos dependían de la cantidad de presas que atrapáramos.
2. Teníamos que cazar en pareja.
3. Había una presa especial que nos podía hacer ganar si la atrapábamos.

Después de la comida, nos dirigimos al gran salón donde se realizarían los preparativos para la cacería. La atmósfera estaba cargada de anticipación y energía. Los miembros de la manada se movían con propósito, preparándose y discutiendo estrategias en voz baja. Parecía todo un ritual.

Derek y yo nos la pasamos en silencio. Ambos sabíamos que esta noche sería importante, y creo que hablo por los dos cuando digo que ambos apreciamos sorprendidos con todos los preparativos que hacía la manada.

Al anochecer todo tenía un aspecto bastante lindo. Había lámparas hechas a mano por doquier que iluminaban toda la zona y daban un espectáculo muy bonito. Cada lámpara era única, adornada con patrones intrincados y colores vibrantes, reflejando la dedicación y el talento de quienes las habían creado.