SENTIMIENTOS
Se había preparado desde la mañana para la cena con los Marqueses Regnsne, era algo ridículo ya que solo iban a ignorarlo pero no quería sabotear la dignidad de su esposo, por eso se hizo muchos tratamientos de belleza, se puso su perfume más caro y se vistió de manera digna y apropiada, estaba listo incluso horas antes de la cena pero aún así sentía que no era suficiente, así que leía libros de etiqueta para no olvidar nada, sabía que este negocio era importante para su esposo y debía apoyarlo todo lo que pudiera.
- Te ves hermoso -alagó su esposo viéndolo mientras nuevamente trataba de arreglar su peinado.
- Gracias...
- Trataré que la cena termine rápidamente, los Marqueses tuvieron su ceremonia matrimonial hace poco así que lo entenderán como una cortesía hacia ellos
- Eso espero -Jess nuevamente observó su peinado y su ligero maquillaje- Ellos... ¿Eran amables?
- No te voy a mentir Jess, tienen sus prejuicios como todos los nobles pero... Parece que tienen sentido de la dignidad
No era secreto para nadie que Jess era insultado, aislado y muchas veces acosado por ser un mestizo, los nobles lo trataban como una persona con una enfermedad contagiosa y las demás personas solo juzgaban su sangre, haciéndole sentir inferior, pero Jess entendía que se había unido con un noble y quiera o no, no puede cambiar lo que es, así que tiene que acostumbrarse.
- Solo espero que el negocio vaya bien, talvez con esto pueda ayudar a mi gente un poco...
Él esposo del Conde Calderón provenía de otra tierra que no era reclamada debido a su cercanía con varios Imperios que a la menor excusa iban a reclamar esa tierra culpando a otro por querer tomarla primero, así salvando su reputación, en esa tierra habitaban una gran mayoría de mestizos y otras razas parecidas a la humana, ahí tenían otra cultura por lo cual tenían una variedad de alimentos y la preparación de los mismos, un ejemplo fue la menta, algo que servía como limpiador de dientes pero también para beber en el verano, lo otro era la canela que era extraída de las cortezas de árboles especiales, cuando se secaba y se lo preparaba en té tenía un olor exquisito y su sabor era muy agradable, con esperanzas de mejorar la situación económica de su hogar Jess junto a su esposo trajeron la menta y la canela al sur con la esperanza de qué a la Marquesa le guste, ya que ella parecía ser menos discriminadora que otros nobles, además, él Conde Calderón era perteneciente al sur, de alguna u otra forma podrían iniciar un negocio seguro si era en el sur, donde al menos sus colaboradores no humanos podían entrar y dejarles la mercancía.
- Solo espero que todo salga bien
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La noche había llegado y con ella la hora de la cena, los Condes Calderón fueron recibidos con cortesía y fueron guiados a la sala principal que era para invitados destacados.
- Estoy nervioso -murmuró Jess aguantando las ganas de vomitar.
- Tranquilo, estoy contigo
Ambos se tomaron de la mano y antes de lo esperado la puerta de la sala se abrió y los Marqueses entraron, vestían elegantemente con trajes color granate, incluso portaban joyas con el símbolo de los Regnsne, Aleyna en una medalla en su pecho y Nain en un collar en su cuello.
- Sean bienvenidos Condes -saludó Aleyna.
- Gracias por la invitación -ambos Condes hicieron una reverencia que pronto fue seguida por los Marqueses.
- Tenemos mucho que discutir ¿Por qué no vamos a mi oficina mientras la cena esta lista? -ofreció la Marquesa- Mi esposo puede hacerle compañía al Conde consorte
- Agradezco su amabilidad -él Conde Calderón asintió y soltó la mano de su esposo.
En silencio ambos alfas se retiraron mientras comenzaban a hablar sobre su nuevo trato, mientras tanto Nain y Jess tomaron asiento en la sala, siendo separados por una pequeña mesa de centro.
- Las muestras que trajeron eran exquisitas -comentó Nain tratando de romper el silencio- Nunca pensé que algo así saliera de la tierra de nadie
- Bueno, suceden cosas sorprendentes cuando miramos por una ventana y no un agujero
— ¿Le incómoda la conversación sobre esa tierra?
— Lo siento Marqués, pero no es muy común que digas cosas buenas sobre mi tierra
— Dígame Conde Calderón ¿Alguna vez ha conocido a un vendedor de esclavos?
— Son repugnantes.
— ¿Y por qué cree que la gente los trata bien? —no hubo respuesta— Es porque los necesitan, ese es el porqué, la tierra de nadie no es perteneciente a ningún Imperio o Reino, por lo cuál nadie la necesita por eso hablan mal de ella, otros nobles en mi posición alagarian la tierra de nadie porque ahora es útil y la necesitan ¿Comprende? Nadie lo necesita a usted, por lo cuál lo humillan pero en cuanto él Conde Calderón resurja de las cenizas donde está parado habrá muchas personas que lo alaguen, que lo integren, espero no sea tan tonto como para no reconocer una mano amiga y una que solo lo llena de alagós ¿Me dejo entender?
Jess había escuchado rumores sobre Nain, incluso alguien excluido como él había escuchado que éste omega era alguien astuto y manipulador, pensó que eran exageraciones pero conociéndolo ahora supo que no eran exageraciones.
— Marqués —lo llamó por su título— Si en un futuro cercano me vuelvo útil, más allá de mi esposo, usted ¿Podría permitir a mi gente vivir aquí en el sur? —hizo la gran pregunta, era una pregunta que había guardado en su corazón por mucho tiempo.
Solo se debía preguntar a las personas correctas y Nain era una de ellas, si decía que no eso sería todo, no iba a insistir pero si había una posibilidad haría todo en sus manos para volverse "útil" para que en un futuro lejano su familia pueda deambular por el sur, para que su gente tenga un lugar donde escapar si alguna vez la tierra de nadie es reclamada.
— Si ese futuro llega, hablaré seriamente con la Marquesa —prometió— Ya tiene ilegales en sus tierras, así que por ahora haremos como que no sabemos nada