Capítulo 19

MANZANAS PODRIDAS
 

Reclutar a Zabusa no fue tan fácil como pensó en un principio, sobre todo porque este tenía un discípulo muy inteligente que sabía negociar cada centavo, ya que contrataron al asesino por medio del dinero, ahora con él en sus manos, debían ir tras Kitsune, el heredero del mercenario "el sellador" hace años ya había defendido su título y fue aceptado por el bajo mundo.

- ¡AGÁCHATE! -Zabusa le gritó a Sasuke mientras lanzaba una granada.

Querer charlar pacíficamente con el mercenario Kitsune no fue la mejor idea que tuvieron, ya que este los dejo plantados y luego los atacó con bombas.

- ¡Izquierda! -Sasuke escuchó el grito de Zabusa y de inmediato bloqueo una patada con sus brazos, esta venía del lado izquierdo, donde Kitsune estaba atacandolo.

- ¡Solo queremos hablar! -gritó empujando a su atacante lejos de él.

Deidara siempre le dijo que para una pelea sorpresa era mejor evaluar primero al oponente alejandolo.

- ¡Vinimos de parte de Shino Aburame!

- Ya se quienes son -Kitsune respondió con una voz robotica- Y se que quieren, mi respuesta es no.

- Te daríamos grandes beneficios -empezó a ofrecer- Dinero, propiedades, protección, solo pídelo y podremos negociar los términos

- Mi respuesta es no -se negó nuevamente volviendo a atacar a Sasuke.

Tobi la identidad pública de Sasuke para el bajo mundo no podía entender la lógica del nuevo Sellador que se había hecho conocido como Kitsune o mejor denominado el zorro de las nueve balas, hace un año más o menos, con un arma de solo nueve balas defendió su título peleando con los enemigos del antiguo sellador, con solo nueve balas acabó con cada uno de ellos, era peligroso, fuerte y sobre todo muy ágil al momento de disparar, tal y como ahora lo estaba comprobando.

- Mierda...

Reclutarlo sería muy difícil, no, quizás sea inútil seguir insistiendo.

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Los días para Kakashi eran muy rutinarios, pero, no había día en que no piense en aquella noche cuando le pidió o mejor dicho exigió a su esposo irse, se arrepentía profundamente, cada palabra dicha desde el dolor de la traición le pesaba, lo último que su esposo escuchó de él fueron cosas malas, en la mente de su querido esposo, de su omega, del amor de su vida solo debió quedar grabada su indiferencia, sus palabras crueles y la manera en que lo miró, con tanta repulsión y enojo.

Incluso si ahora Iruka estaba a su lado, cada día era doloroso, porque su omega no podía reconocerlo, le explicaba casi cada dos horas que tenía problemas de memoria y que él era su esposo, todo para que su omega no se asuste, pero aún así, dolía demasiado, el saber que Iruka nunca lo recordaría era una tortura.

- ¿Quién eres? -todo comenzaba con esa pregunta por parte de su omega que lo miraba asustado y temeroso al no reconocer donde estaba.

- Hola -siempre lo saludaba- Soy tu esposo, lo siento, es muy incomodo ¿No? Tienes problemas de memoria, no recordarás nada -explicó pasandole el álbum de fotos de su boda- Estamos casados, no te asustes, yo te protejo

- ¿Cómo me llamo?

- Iruka

- ¿Qué me pasó?

- Tuviste un accidente, te golpeaste la cabeza y desde entonces siempre pierdes la memoria en un lapso de dos horas, no podrás recordar nada del pasado -explicó- Lo siento -se disculpó.

- ¿Por qué te disculpas?

- Solo, lo hago -respondió sin querer entrar en detalles.

Kakashi siempre se disculpaba con Iruka, incluso si los médicos dijeron que no había milagro que hiciera que su omega recordará, aún tenía la esperanza.

- Kakashi -él omega lo miró fijamente, finalmente su mente se reinicio correctamente y lo reconoció.

Para Iruka que había perdido la memoria, solía olvidar todo después de dos a tres horas, pero después de que su cerebro reconozca la falla recordaba sus pocas memorias que tenía después de su accidente.

Número uno, tenía una familia, su esposo Kakashi, su hijo mayor Sakumo y su hijo menor Hōki.

Número dos, tenía que confiar en Kakashi, era lo único que le quedaba.

Número tres, no debía asustarse por nada, mientras Kakashi este ahí, él estaría bien.

- ¿Te duele algo? -cuestionó él alfa mientras tomaba las manos de Iruka y besaba sus nudillos.

- No -negó sonriendo suavemente él omega.

No recordaba amar a ese hombre, de hecho no sabía nada de ese alfa frente a él, lo único que lo hacía confiar ciegamente era el lazo que sentía en este momento, solo porque su lobo interno reconocía a Kakashi confiaba.

- ¿Tu estás bien? -cuestionó mirando las ojeras más profundas del alfa.

- Si -asintió Kakashi abrazándolo, Iruka inconscientemente liberó sus feromonas, incluso si no recordaba su cuerpo y omega interno seguían recordando, consolaban a Kakashi incluso si él omega no era consciente de eso.

Él alfa extrañaba a su omega, sufría cada día por no ser reconocido, se arrepentía profundamente por sus acciones y aún no podía resignarse, aún tenía esperanza de que un día Iruka, su omega lo reconocería, que recordaría todo, ese día él pediría perdón, rogaría por perdón.

- Iruka, no sabes cuanto te extraño... -murmuró abatido, extrañaba mucho a su omega.

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La vida no era sencilla para nadie, menos para los omegas primerizos que pasaban por su primer embarazo y sus primeras experiencias manteniendo vivo a un cachorro, Itachi vivía preocupado por su omega y su reciente recién nacido cachorro, hace unos tres meses ese ser llegó a su vida para iluminarla de calidez, siempre se imagino el día que se convertiría en papá, pero en esa imaginación estaba su hermano, Sasuke Uchiha.

Los reportes sobre su hermano eran escasos, no, eran prácticamente nulos, lo habían avistado unas cuantas veces estos años pero todos los reportes repetían las mismas palabras "Vivo" Su hermano estaba vivo pero no sabía más que eso, Sasuke se dejaba ver a propósito, lo sabía pero aún así hubiera querido hablar un poco con él, al menos para decirle que tenía un sobrino, si, su hermano ahora era parte del bajo mundo, pero seguía siendo su hermano pequeño, lo iba a querer incluso si el mundo entero lo odiaba.