No hay bendicion STONY

Steve estaba tan emocionado, por fin la oportunidad de formar una familia con el hombre de su vida había llegado, estaba tan feliz que no podía dejar de pensar en cómo sería el pequeño.

Hace 6 semanas que todo parecía apuntar Perfecto, Tony tenía antojos y un par de mareos, y Steve no podía dejar de pensar en el por qué.

Uno de esos días, en los que Tony le había pedido una caja entera de donas y una prueba de embarazo, lo dejó descansar en la habitación, tomó la tableta del sofá y comenzó su maravillosa búsqueda, quería que su pequeño tuviera todo apenas naciera.

¿Y por qué no? Un par de diseños llamativos característicos de iron man debían servir, después de todo, Tony le dijo que google sabía la respuesta de muchas cosas, y quería saber que Tan factible era hacer que su bebé dijera "yo soy iron man" como sus primeras palabras o si podía llamarlo igual que Tony ¿Por qué no un Tony stark junior?

Pero toda su ilusión se esfumó cuando Tony lo llamó.

- ¡STEEEEEEVE!-Alargó esperando a que su marido llegara tan pronto como fuera posible.

-¿¡Que pasa Tony!?-Entró a la habitación corriendo torpemente, conocía lo dramático que Tony era pero ahora, con un embarazo, el sentía que debía estar más al pendiente de él.

-Tengo noticias, cariño-Caminó hacia el rubio con la prueba en las manos y un ligero pucherito.

Lo cual solo hizo que Steve frunciera el ceño mirando con confusión a su esposo, si estaban por tener un bebé esa no debía ser su cara.

-No estoy embarazado amor...-Antes de que pudiera continuar, abrazo a Steve hundiéndose con una sonrisita en su pecho, no es que no quisiera al bebé, es solo que le aterraba la idea de ser un mal padre.

-¿No?-Tragó saliva algo triste esbozando un suspiro mientras envolvía en sus brazos a Tony.

-Lo siento, cariño, se cuanto estabas emocionado pero tendremos que esperar ¿no?-Se atrevió a subir la mirada notando una ligera tristeza en sus ojos.

-No quiero esperar más... hemos intentado ya 3 veces amor ¿por qué no se puede?-Frunció el ceño regañándose a sí mismo-Hasta me vine dentro 3 veces para estar seguro.

El castaño No evitó reír a causa de eso, aveces el rubio pensaba de formas muy torpes en casos muy serios.

-Oye, eso no tiene nada que ver...-Tomó aire tomando la cara de su esposo entre sus manos, acariciando esa bonita barba de algunos días-Tendremos nuestro bebé pero quizá no estoy listo aún para hacerlo... tengo miedo-confesó mordiendo ligeramente su labio.

-¿Ah no?-Su vista se fijó en los ojos del contrario apenas este lo tomó entre sus manos.

-Me da miedo ser un terrible padre, se que tú harías un trabajo increíble pero los niños no... no son mucho mi área-Explicó curveando levemente su labio.

-Tony, tú harías un excelente trabajo como padre...-Acarició su cintura con suavidad para demostrarle lo sincero que estaba hablando-Pero se que si tenemos que esperar, lo voy a hacer, hasta estar listos los dos.

-Gracias, Steve... prometo que voy a darte una familia...-Subió su mirada ablandándola un poco para luego dejar un beso sobre sus labios-No me molestaría que sigamos intentando hacer uno...-Sonrió coqueto, sabía que aprendería a ser un buen padre, de Steve, así como el aprendió tanto de sexo gracias a él ¿o no es así como funciona?

-Tony, debemos...-las palabras del mayor se vieron interrumpidas pues Tony lo empujó hacia la pared acorralándolo.

-Debemos disfrutar, capipaleta-Luego del tierno apodo, atacó sus labios ferozmente como solo el sabía hacerlo.

Steve no pudo negarse, y esa noche más que cualquier otra, disfrutaron plenamente el uno del otro, entre besos y caricias, tanto suaves como sus momentos más recios. Ambos adoraban convertirse en uno bajo la luz de la luna que se colaba por la ventana en esa oscura habitación.

-Y fue así como 9 meses después, naciste tu, Peter.

-No quería saber eso pero gracias tía Nat.

-No es nada cariño, tú preguntaste de donde venían los niños-Esta soltó una risita viendo a Peter correr a buscar a su padre Steve pues sabía que le explicaría con más dulzura.

Pero sin duda alguna, Tony era un padre excelente, y Steve siempre iba a ayudarlo en todo, pues de eso se trataba un matrimonio como el suyo.