Vaggie vio como es que otro de los nuevos residentes del hotel salía de la cocina con un rostro deprimido.
¿En serio la gente pedía la receta de Jambalaya de Alastor?
No negaría que sabía deliciosa, pero no le parecía que fuera para tanto.
Oh...
— Creo que... Si me alegraría si alguien le sacará la receta a Alastor — dijo con una mirada perdida para luego sacudir la cabeza e ir a ver algo de la administración del hotel .
La noche, se hizo más oscura, y ver a Husk en la barra no era nada raro, sin embargo que Alastor este alli tomando dos vasos de whisky a la vez, no era algo de todos los días.
Niffty de lo borracha ya había caido sobre las cucarachas muertas y Husk divisaba de rato en rato para saber si Angel llegaba, había ido a con Valentino, y queria asegurarse de que haya llegado completo.
Y por primera vez, Alastor había querido quedarse alli de voluntad. Esperando junto a Husk, mientras se tiraban unas partidas de poker.
Que luego de un par de empates, Alastorya tomó, decidió ir a la cocina, estaba hambriento. Después de todo Vaggie le había dicho que no podría traer otro venado muerto al hotel.
— Vaya desperdicio de una buena comida — dijo al recordar como lo obliga a dejar el venado muerto afuera del establecimiento.
Luego se removio en la cocina, buscando un par de ollas, los malditos huespedes, idiotas, se había acabado la que guardo en el almuerzo, y haber bebido sin nada en el estomago estaba haciendo que los efectos del whisky o lo que sea que le haya dado Husk empezara a hacerle efecto .
Sentia su sonrisa pesada, pero a pesar de eso, la seguía manteniendo.
Y mientras preparaba la receta secreta de Jambalaya que le enseño su madre empezaba a pensar en su socia hotelera.
Y por una sensación horrible que se carga en su pecho, su sonrisa bajo un poco.
Recordo cuando vio a Charlie llorar por su ruptura con Vaggie, como lloro de impotencia al descubrir que su madre había estado esos siete años desaparecida en el cielo...
Recordaba y recordaba, y lo único que hacia que el estuviera recordando todo, todo... Giraba en torno a aquella rubia, hija del soberano del infierno, la princesa que se peleo con una reportera frente a televisión nacional, aquella que le encantaba cantar. , la demonio que ve un arcoíris en cada habitante de este puto infierno .
Todos los recuerdos que tenia, giraban en torno a aquella chica.
Se sentía tan asqueado como tan querido.
Levanto su cabeza, enfocando la vista de aquella cacerola con la Jambalaya removiendo, hacia una figura difusa que se acercaba a el.
Ya sea la paleta de colores o aquella voz tan... ¿Irritante?
Pudo reconocer de quién se trataba.
— Alastor ¿Te encuentras bien? — pregunto la muchacha acercándose a el, ya que le vio tambalearse en su propio sitio.
— Oh Mon étoile ¿Comment vas-tu chérie? — ante ello, se gano una mirada confusa de Charlie, la cual se río un poco de la situación.
— Y... ¿Estás preparando tu secreta Jambalaya? — Quería evitar el tema que haya mencionado Alastor en francés, no le entendió.
Se posiciona al costado del demonio de la radio, para poder apreciar mejor el delicioso aroma de la comida preparada por aquel residente, que aún hasta ahora, a ella le era taaan peculiar.
Y tal vez, esa era una de las pequeñas cosas que le había comenzado a atraer a Alastor.
— Por supuesto dama mía , al parecer tus... residentes se acabaron las sobras del aalmuerzo y... Tuve que preparar más — lo ultimo lo dijo acentuando más las palabras , dedicandole una amplia sonrisa a la Morningstar , la cual nego un poco con la cabeza, apenada de la situación.
— Lo lamento Al, hablare con ellos en la mañana, para que no se coman lo tuyo — dijo ella algo apenada por la situación, pero Alastor no parecia molesto.
— No... no hay problema querida... — susurro el desviando la mirada otra vez hacia la cacerola con la comida en cocción .
Al decir aquello Charlie lo observaba, lo analizaba, nunca había visto a Alastor tan apagado, por así decirlo, Alastor era el tipo que casi siempre hablaba en una charla si es que no lo interrumpían, y en otras ocasiones en las que prepara su famosa. jambalaya, a pesar de que no venga con el tema, menciona a su hermosa madre.
Verlo callado era extraño.
Algo le pasaba a Alastor y eso era seguro.
Solo lo miraba, con una sonrisa en el rostro y ojos amables que eran típicos de ella.
La cual se sentia comoda con la presnecia de él y este no parecia incomodo por la presnecia de ella, eso era bueno, ya que siempre echaba a los pecadores de la cocina si es que estaba preparando su receta de jamalaya.
Es una receta bastante secreta para todos.
A su vez como los pensamientos y aparentes pocos sentimientos de Alastor.
La princesa estaba en una burbuja de pensamientos, que se rompio cuando aquel pelirrojo se giro hacia ella, dejando su cucharon encima de un plato.
La femina levanto la mirada , viendo la perdida del demonio de la radio quien se veia ¿asustado? ¿nervioso? No... parecia, Alastor se veía ansioso.
— Querida Charlie... — susurro Alastor acariciando la mejilla de la rubia, quien lo miraba de manera suave y fija.
Casi juntando, pero sin hacerlo, las narices de ambos, con respiraciones tan cercanas, lo único que faltaría es que juntaría sus labios.
El pelirrojo solo suspiro y la miro con un extraño cariño, con su otra mano tomo delicadamente la cintura de la propietaria del hotel y la acerco a el.
Subiendo la altura de sus labios al frente de la chica.
Depositando un casto beso en esta.
Charlie se sobresalto por el contacto.
Creía que Alastor ya estaba muy borracho ya que era raro que hiciera... eso.
— Sé que era inútil que actuara indiferente — comento , mirando a la nada — ¿Solo habría sido alguien más entre la multitud?