Cae la noche y el trovador no puede continuar su camino por la oscuridad, un viento helado invade su cuerpo, muchos le advirtieron sobre el peligro de entrar en tan lúgubre lugar, pero no tiene opción, debe llegar al siguiente pueblo con el amanecer.
Las piernas le tiemblan y su mente le juega trampas con cada sonido que escucha, de pronto, una verdosa luz tintinea a lo lejos, "un fantasma del bosque", piensa lleno de temor, antes de poder huir se da cuenta que está rodeado de cientos de diminutas almas vestidas de verde, sin embargo no lo dañan, al contrario, le muestran el camino para salir del bosque.
Con el nuevo día el trovador alegre ve el siguiente pueblo mientras se despide de los fantasmas que poco a poco se desvanecen con la luz del sol.