Opal & Rose: The Lost Child // #o&r2

Capítulo VII

  Al percatarse, Rose se hallaba a solas con su ex, con el que curiosamente nunca había terminado. Él seguía acostado, con el antebrazo se cubría los ojos, aparentemente haciendo lo posible por ignorar el dolor, por lo que no le prestaba demasiada atención de momento a esa mujer. De su boca brotó un suspiro, suficiente para confirmar la teoría de Rose. Ella se acercó, resignada, sentándose con delicadeza junto a su cuerpo. Se sonrió, tratando de olvidar por un momento todo el dolor que nada más verlo le provocaba. 

—¿Dónde duele... más?

—¿Debo elegir un solo lugar? —hablaba con dificultad, demostrando que hasta eso le producía un gran malestar físico—. Creo que me sangra el abdomen...

—Veamos, entonces.

  Inhaló hondo, desprendiendo lentamente los botones de su camisa. Al hacerlo se encontró con múltiples heridas a lo largo de su torso, se tomó algo de tiempo nada más observándolo. Él se sonrió, levantando apenas unos centímetros el brazo con el que se tapaba, permitiéndose mirarla. 

—Estás nerviosa, ¿qué sucede?

—Nada, es que... estás muy lastimado y...

—Te conozco, sé sincera. —Tras interrumpirla, su mirada se volvió más seria, pero sin borrar de su rostro la sonrisa que tanto inquietaba a Rose—. Solía encantarte eso de quitarme la ropa, ahora apenas puedes mirarme.

—No seas idiota. —Giró los ojos, pero de todas formas se le escapó una pequeña sonrisa—. Es que... me hubiese gustado despedirme antes de que partieras, y cada vez que te veo recuerdo lo difícil que fue.

  Mientras hablaban comenzó a humedecer un pequeño paño con algo de alcohol, luego lo usó para limpiar con cuidado la sangre de su cuerpo. Nathan mostraba bastante molestia cada vez que se tocaba una de sus lastimaduras con aquel líquido, Rose intentaba calmarlo.

—¿Ella no te lo dijo? —mencionó, aguantando el ardor que le provocaba ese triste paño. 

—No, pero lo sé de todas formas. —Él la observó, Rose tenía su mirada fija en lo que hacía—. No dejó de pensar en su pelea ni por un segundo durante los últimos meses, fue cuestión de que me pusiera a oír con detenimiento.

—¿Entonces por qué...?

—Ya te dije, me hubiera gustado al menos una despedida. —Él se mantuvo en silencio unos segundos, tratando de comprender, o unificar varias cosas en su mente. Ella se sonrió, luego de dejarlo pensando lo suficiente—. Y nadie dijo que me haya dejado de gustar eso de quitarte la ropa.

  Ambos sostuvieron la mirada sobre el otro durante ese poco tiempo que le costó asimilar el carácter de broma en dicha oración. Cuando supo que lo había entendido, la mujer rió, luego también lo hizo ese hombre. Apenas un rato más tarde procuraba vendarle las heridas del abdomen, después se encargó de sus piernas y brazos. Con poco más que una sesión de «atención médica» improvisada, pareció desaparecer la tensión que hasta entonces hubo entre ellos. Tras un rato, Nathan ya estaba completamente vendado. Rose le dio algunas pastillas para aliviarle el dolor, por lo que comenzó lentamente a sentirse mejor. No fue demasiado lo que le tomó el hartarse de esa posición en la que estaba sobre la cama en alguna habitación cualquiera del castillo, por lo que ambos decidieron ir hacia la sala. Ella le sostenía ayudándolo a caminar mejor, dado a que aún presentaba ciertas dificultades con ello. Mientras lo hacían iban hablando entre risas de cualquier tontería. Allí estaba Liam, sentado sin mucho que hacer, quien se sonrió al verlos así de animados. 

—Las cosas van mejor entre ustedes dos, ¿no?

—Bueno, ahora que Dony podría resultar ser Raphael, pues... olvidó toda razón que tenía para estar celoso —dijo Rose antes de reír, a la vez que dejaba al aludido en el sofá junto a su hermano. 

—¡Ey!… Puede ser.

  Tras las risas de todo ese grupo, Derek llegó a escena mencionando que Dony había despertado. La restante de las gemelas se quedó con él, dado a que todavía estaba bastante adolorido, pero había podido descansar lo suficiente para recordar con claridad los sucesos anteriores. Decidieron ir a verlo, ya que aún estaba acostado. Luego de que Nathan se abrochara de nuevo la camisa, fueron hacia allá. Opal se había llevado una silla para sentarse junto a su cama. Cuando entraron los encontraron a ambos hablando alegremente. La mirada de esa chica reflejaba más que solamente ternura al mirarlo con detenimiento.

—¿Recuerdas esta habitación?

—Un poco... como pequeñas y fugaces fotos, pero sé que estuve antes aquí.

—Este era su cuarto, el de Raphy —murmuró Rose haciéndose notar, a ella y a quienes la acompañaban. Don les dirigió la mirada entonces, con una pequeña sonrisa.

—¿Realmente creen que sea yo? Digo... apenas recuerdo escenas sin sentido de mi infancia y podría ser... pero lo secuestraron hace meses, ¿o no?

—Bueno —Opal llamó la atención entonces—, sabemos que vienes de otra dimensión, ¿no es así? Pues puede ser que al poco tiempo de llevarte, ese tipo y tú hubieran cruzado una barrera ínter-dimensional. Podría decirse que allá el tiempo pasa de otra forma, más rápido... ¿cuántos años dices tener?

—Varios... cientos... cuatro, cinco, aunque les parezca raro.

  Las gemelas se miraron entre sí, luego a los trillizos. Una pequeña sonrisa se le escapó a la rubia, su hermana rió, luego lo hicieron los chicos. Al muchacho le costaba comprender el motivo de sus risas, y esto se reflejaba en su rostro.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.