Prólogo.

Christian

Estoy harto de escuchar siempre lo mismo, todas las mañanas es lo mismo con mi madre.

—Mamá lo único que te importa es el dinero. Pero esta vez no dejaré que me laves el cerebro..

—No hijo estás equivocado.. Hijo entiende que quiero lo mejor para tí, y lo mejor tiene nombre y apellido. Vanessa es tu mejor opción.

La mire a los ojos y ella tomó uno de mis brazos entre los suyos.

—Quiero que te cases bien, con una buena mujer, decente y con excelentes apellidos.. -cerre los ojos y solté un suspiro cansado.

—Yo no quiero a Vanessa, mamá. ¡No la quiero! ¡Entiéndelo! -mi madre enarcó una ceja ante mis palabras.

—Con el tiempo puedes quererla, hijo. Date la oportunidad de conocerla mejor. Si lo haces verás que ella es la mujer ideal para ti.

Ya no sabía de qué manera explicarle que así no era el amor. Por más que me empeñaba en decirle que quiero encontrar el amor de mi vida y que ese amor no era Vanessa, mi madre por nada del mundo entendía mis palabras.

—Asi no es en amor mamá. Creo que cuando me enamore al momento de verla lo voy a saber.

—Por Dios hijo, esas son cursilerías, hijo. En la vida real no se da un amor así, entiende...

—Yo creo creer que si mamá.

Ella abrió su boca para articular palabra, pero antes de que lo hiciera yo ante puse mi voz.

—Es por esto que te quiero pedir de favor que desistas de entrarme a Vanessa por los ojos.

—Pensando así no llegarás a ningún lado. Tienes que pensar en tu futuro mi amor.

—El dinero no compra la felicidad, mamá... -tras yo decir estás palabras ella rodó los ojos.

—Pero si vieras cómo ayudar...

Esta vez fue mi turno de rodar los ojos.

Señor ayúdame a hacer a esta mujer entrar entrar en razón, porque no soportaba sus sermones diarios. Estaba harto de escuchar lo que puede ser o no lo mejor para mí futuro.

Amaba a mi madre con todo mi corazón pero estaba cansado de escuchar sus sermones diarios.

—Nos vemos después mamá..

—Hijo, ven acá. No me dejes hablado sola. ¡Vuelve aqui Christian...! -hice caso omiso a sus palabras. Y me marcho lo más lejos posible de ella.

Espero encontrar el amor, porque si no lo hago terminaré cayendo en el enredo de mi madre.

—Espero encontrarte amor, mi amor.