Oscuridad en la sangre.

Capítulo 3

Llegaron a la fiesta y se divirtieron a más no poder, bebieron de todo a excepción de Ehilen que debía conducir.

Bailaron, saltaron, jugaron, incluso casi terminan en una pelea con una chicos de la Uni a quien nadie invitó a la fiesta, pero ahí estaban intentando meterse con las chicas ebrias. Era una ciudad pequeña y los jóvenes solían protegerse entre ellos. Cuando lograron hacer que se fueran de la fiesta sin que pasara a mayores a Ehilen le pareció ver a Nick entre la multitud. Caminó en su dirección y éste al darse cuenta se comenzó a mover hacia una de las puertas, Ehilen apresuró su paso, quería saber que rayos hacía él ahí, a nadie le caía bien por lo tanto estaba segura de que no lo habian invitado.

Cuando salió al exterior vio que el chico caminaba hacia el bosque que había detrás de la casona.

–¡Oye! Detente, ¿se puede saber por que me sigues y que rayos haces acá?–

–No es de tu incumbencia, y no es ni tu fiesta ni tu casa, no tengo por que darte explicaciones–

–Eres un atrevido, si es de mi incumbencia porque es a mi a quien estas siguiendo y a quien molestas todo el tiempo en la secundaria–

Ella seguía reprochandole mientras caminaban tras él.

Sin prestar atención terminó en la entrada del bosque y por algún motivo extraño comenzó a sentir que se le erizaba la piel y un escalofrío le recorría la nuca. Miedo, tenía mucho miedo y no sabía porqué, Nick la hizo reaccionar cuando le gritó.

–Vete de acá, ¡ahora!–

–¿Quien te crees tú para decirme que hacer?– ella no podía mantenerse callada cuando intentaban darle órdenes. Solo sus padres podían hacer eso y no lo hacían.

–¡Que te vayas te dije!–

Ehilen bufaba de mala, estaba furiosa, quería romperle los dientes a ese idiota.

Cuando comenzó a caminar detrás Nick y adentrarse en el bosque con intencion de darle un puñetaso la boca por atrevido, se escucharon estruendos fuertes, ramas quebrarse y ¿aullidos?. 

–Te lo advertí niña tonta, te dije que te fueras. Mantente cerca, intentaremos salir del bosque sin que nos atrapen–

–No me digas niña tonta, pedazo de estiércol–

–Ya cállate o nos mataran a ambos–

Esta vez se la dejó pasar, el miedo le podía más que el orgullo en estos momentos. Y no entendía porqué, nunca se sintió de ese modo ni siquiera cuando el tipo la siguió mientras ella corría colina abajo, pero estaba aterrada sin ver o saber porqué.

–¿Son lobos? No, no puede ser, este no es su hábitat– 

–Son peores que eso y no están solos. Deja de hablar y sigue caminando despacio, cualquier movimiento brusco y estamos muertos–

Ya solo faltaba dos filas de árboles y estarían fuera del bosque, en ese momento un lobo de tamaño y apariencia monstruosa salió de la oscuridad, Nick lo enfrentó de una manera inimaginable, aunque parecía no querer dañarlo, luego de un tiempo empujando y esquivando al lobo lo arrojó con fuerza a un árbol y el "animal" si es que se le puede llamar así quedó inconsciente.

Antes de que lográran salir de entre los árboles un tipo saltó desde lo alto y le tomó el brazo con mucha fuerza a Ehilen, ella luchaba por liberarse pero le era imposible Nick corrió en su ayuda y antes de que el hombre se la llevara comenzaron a luchar. Sucedió lo mismo que con el lobo, lo esquivó y empujó hasta que lo desmayó, luego tomó en brazos a Ehilen y la sacó del bosque con un salto que hizo que recorrieran 100 metros en el aire.

–Ve por tus amigos y salgan de acá ahora, ya te encontraron y no dejaran de llegar. No te detengas hasta estar en tu casa–

Ehilen lo observó y solo asintió, no tenia por que dudar de él, acababa de salvarle la vida, dos veces por falta de una. Pero iba a necesitar explicaciones y él se las iba a dar.

–Vamos, no puedes quedarte acá, te llevaré a tu casa–

–¿Crees que necesito un auto? Llegaría antes que tu si quisiera. Ahora vete, yo me encargo de que no te sigan–

–Me debes explicaciones–

Tenía muchas preguntas que hacerle, como por ejemplo, ¿como carajos salto tan lejos?

Pero ahora su prioridad eran sus amigos, los llevaría y dejaría en sus hogares.

Entró corriendo a la casona y vio a Debora dormida en un sillón, Ana y Eric estaban junto a ella.

–¿Victor? ¿Donde está? Debemos irnos–

–¿Te pasó algo?– a Ana le temblaba la voz al formular la pregunta, la había asustado el estado en el que se encontraba su amiga. Estaba pálida, sudando y agitada.

–Tranquila no me pasó nada, ¿Donde está?–

–En aquella esquina con unas chicas– señaló Eric con su dedo índice apuntando en la dirección que se encotraba.

Ehilen se metió lo más rápido que pudo entre la multitud de chicos bailando.

–Nos vamos casanova–

–¿No ves que estoy ocupado con estas muñecas?– contestó con una mueca intentando hacerse el seductor.

–¡Que nos vamos te dije!– 

Lo tomó de la oreja y lo arrastró de un lado a otro de aquella gigantesca sala mientras el pataleaba y gruñia como un nene pequeñito haciendo berrinches porque mamá no compro el dulce que él quería. 

Lo llevó hasta donde estaban los demás.

Ayudaron a Debora a subir al auto ya que no se encontraba en condiciones de caminar y se marcharon.

Dejó a cada uno de ellos en sus hogares, se fue a su casa, entró corriendo al apartamento y trancó puertas y ventanas.

Tenía que averiguar que había pasado esa noche y por que motivo la seguían según lo que dijo Nick. El problema es que les tocaba fin de semana largo y recién era sábado. Tampoco sabía dónde vivía.

El martes buscaría a ese chico extraño para que le diera explicaciones.

 

 

 

 

 

 

 




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