El Linaje de Lissie Lorens

23. Dejándola Ir

—Iré a darle una visita a tu amigo —dijo Brad con burla. Lissie le lanzó una mala mirada y se llevó el vaso de agua a la boca.

—Trátalo bien, Brad. Al fin de cuentas si regresó al mundo de los vivos fue por mí y nadie más. No seas malo —lo apuntó con su dedo índice. Brad negó riendo y salió del cuarto.

Eran aproximadamente las doce del mediodía y aun cuando el doctor se negaba a darle de alta ella tenía que irse obligatoriamente. Ese día era la fiesta de aniversario. Patrocinada principalmente por Rexford Lorens y Edward Brown. Su tío y el padre de Edward respectivamente. Ella sabía que no podía faltar. Aunque esos momentos lo único que deseaba era estar en esa cama del hospital que tan cómoda resultaba. Stacy se acercó hasta ella en la cama y se sentó a su lado.

Después de su ataque de llanto había logrado calmarse gracias a unos calmantes. El doctor lo adjudico a la situación y ella lo agradeció. Luego de eso había logrado saludar a Brad y aunque este le preguntó que sucedía ella negó con una sonrisa. Lo mejor de Brad es que le daba su espacio como amigo y esperaba a que fuera ella quien le contara las cosas. Luego de Brad irse a ver a Kyler para no dejarlo solo Stacy volvió a preguntarle lo que estaba pasando por su mente.

¿Y que era exactamente eso que estaba pasando por su mente? Fue la pregunta que iluminó todos sus sentidos. Ella no comprendía que tanto afectaba ese cambio que surgió en su estómago y en su corazón. ¿Realmente podía gustarle Kyler? ¿Era capaz de querer a otra persona cuando estaba segura de que amaba a Mathias? ¿Era capaz su corazón de sentir tanto por dos personas distintas?

Quería gritar y gritar. Liberar de su alma todas sus dudas. ¿Qué tanto había cambiado su corazón en ese tiempo? ¿Habría dejado de amar a Mathias?

La respuesta era no.

Amaba a Mathias con la misma intensidad de siempre. Siempre lo ha amado. Mathias siempre ha sido una parte importante de su vida. Ocupando una gran parte de su corazón. Ella se enamoró de él casi al instante de conocerlo. Y eso fue aquel día en el funeral de sus padres.

Cuando lo conoció y tuvo ese aleteo que luego descubrió que era amor. Su noviazgo fue corto, pero hermoso e intenso. Él le enseñaba un mundo de dulzura, de amor y respeto. Un mundo del cual ella se vio privada al casi no salir de su casa.

Mathias fue su primer amor real, su primer novio, su primer amigo de verdad y ahora le adjudicaba ser el primer hombre al que se había entregado por completo. En cuerpo y alma y con todo su ser. Su corazón siempre latía por él.

Odiaba mentirle.

Odiaba no ser capaz de decirle lo que estaba pasando por miedo.

Miedo a lo que él pueda pensar de ella.

Miedo a que quiera obligarla a no seguir su instinto y corazón.

Últimamente ambos se estaban aferrando a su relación pasada, para continuar con su relación presente. Tenían mucho que resolver. Como la confianza y el deseo de poder ser capaces de decirse todo como la primera vez. Pero eso estaba siendo muy agotador. Al final todo ese esfuerzo, no sabía hasta donde llegaría. En gran parte la culpa ha sido de ella. Fue ella la que se alejó y fue ella la que enfrió la relación incluso de amistad.

Ahora estaban luchando para alejar los demonios del pasado. Y algo no estaba funcionando. No estaba bien. Cuanto le dolía su corazón, su alma, su mente y todo su cuerpo. Otra vez sus ojos se aguaron.

No podía ocultarle lo que había sucedido. Eso estaba claro. Debía decirle toda la verdad. Y en esa verdad estaba incluida sus sentimientos, sus temores. Mathias merecía saber que ella estuvo esa semana solucionando un problema que la involucraba.

Como también merecía saber que estuvo esa semana con Kyler. El chico que él conocía. Esa persona que se metía en sus sueños para “asustarla” y ahora resultaba ser que movía mucho más que sus tripas.

Ese beso que le dio a Kyler en esa camilla fue porque lo deseaba y no para manipularlo. Siempre ha seguido a su corazón pase lo que pase y esta vez simplemente este la guio hasta Kyler. Una parte quiere creer que hizo eso solamente para sacarlo de su mundo. No porque realmente quisiera besarlo.

Esa fue la plana excusa que formuló como teoría cuando se había quedado sola con Stacy la primera vez. Su amiga le terminó golpeando el hombro.

—Tú no puedes estar diciendo algo tan tonto y estúpido como eso. ¿Jugar con el corazón de un hombre que claramente te confesó que estaba enamorado? Tú no eres ese tipo de persona, Lissie. Te conozco y sé que no eres así.

—¿Entonces qué me dice de lo que acabo de hacer? —le preguntó ella entre lágrimas. Stacy soltó el aire.

—Admitir que lo hiciste porque Kyler comienza a gustarte. Mucho más que solo como un buen amigo. Tú no besarías a nadie que no consideraras para algo más.

Esa última oración hizo que Lissie escondiera su rostro bajo la almohada.

—Tengo novio. ¿Cómo puedo pensar que quiero algo más con otra persona?

—Uno puede enamorarse sin proponérselo de otra persona. Tú y Mathias llevaron más años separados que juntos y las dos sabemos que Mathias si tuvo sus amiguitas. Ahora mismo esa relación está más fría que un tempano de hielo.




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