Connie.
Octubre 28, 2019. 🌹
— ¿Estás segura de que ya puedes caminar?— La dulce voz de Marín me resulta reconfortante en este momento. Ya llevamos más de treinta minutos hablando por teléfono y durante todo ese tiempo no ha dejado de averiguar si realmente me encuentro bien. Siempre ha sido muy atenta, pero creo que ya se ha asustado demasiado por mí—. Escucha, niña, si te atreves a hacer un sólo movimiento te juro que...—
— Tranquila, ya he podido avanzar un poco. Estos días de reposo me han servido de verdad — sigo aclarando para que ya no quede con el temor, esta chica siempre ha sido tan sobre protectora, cómo Berit.
Suspiro, poniéndome de pie de la cama donde previamente reposaba. Sí... Al fin he podido lograrlo, y jamás me había sentido tan feliz en mi vida. Pensé que pasaría el resto de mis días en muletas.
Mi vista viaja por un segundo al espejo que se encuentra sobre el buró, el que yace frente a la cama, y todo dentro de mí se estremece al recordar esa horrible noche en la que se apareció esa asquerosa bruja. Aparto de inmediato la mirada, porque aún temo de encontrarme con algo horrible en ese espejo cómo la otra vez y después la guío al punto donde yace aquella ventana, sin dejar de escuchar las advertencias de madre alterada de Marín. El sol colándose a la habitación, iluminando todo y dándole vida a este espacio gris y frío. Últimamente lo veo así...
Ya no me siento segura aquí.
— Espero que hayas entendido bien el mensaje, ¿escuchaste, niña tonta? — La voz de mi amiga me hace regresar al aquí de esas horribles memorias que se habían hecho presente en mi cabeza. La agito después para tratar de concentrarme. Ya me cuesta mucho hacerlo, pues sólo busco cómo estar en guardia en todo momento—. Connie, por favor, no quiero que te alejes de tu casa temporal, podrías hacerte daño al presionarte para caminar. Apenas te estás recuperando, niña.
Sonrío y un nudo siento formarse en mi garganta al darme cuenta de cómo se preocupa por mí. Ella, Berit y Connor, son lo mejor que me ha pasado. Es por eso, por ellos, que me he prometido el mantenerme firme para seguir luchando, incluso estando dentro de un infierno extraño cómo en el que se ha convertido mi vida en estas últimas semanas.
Suspiro antes de animarme a responderle;— Te lo prometo, mamá. Tranquila, ya con una Berit tengo para sentirme amenazada de muerte si salgo de aquí. — la escucho reír después. Trato de fingir hacerlo también, realmente cuesta incluso simularlo.
Ya son muy pocas cosas las que me hacen sonreír de verdad. No quiero decaer así, pero tengo miedo. Tengo miedo de todo ya, y es justo ese temor el que no me deja en paz, ni siquiera estando con las personas que amo.
—Salúdame a las chicas, por favor, y diles que las extraño.
— ¿Qué ocurre? ¿No te están tratando bien los Fothem o por qué suenas tan desanimada?
Esas preguntas sólo me hacen sentir peor.
La verdad no se trata de ellos, siguen mostrándose cómo las personas amables que conocí al principio, pero ha aumentado la tensión aquí, quizá por todos los problemas que les he causado. Me siento muy avergonzada e incómoda estando aquí. Además temo por ellos. Temo... que Emily o algún otro espectro que esté detrás de mí... se atreva a hacerles algo.
Obviamente no le puedo explicar eso a Marín, no puedo hablar con nadie de esto. Bueno, sólo Adela es muy consciente de lo que pasa, pero ni siquiera con ella me siento segura aún, apesar de que me mostró complicidad la otra vez que vino aquí. Fue abrumador, aún no termino de digerir todo lo que hablamos.
Esto es una locura.
— ¿Connie?
— Lo siento, Marín, es que... — respiro profundamente, no puedo permitir que me siga escuchando así—. Creo que ya no me adoptarán, ¿sabes? Lo arruiné con todo lo que me ha pasado.
— Oh, amiga, entonces es por eso... De verdad lo siento.— me siento aliviada de que haya creído eso—. No ha sido tu culpa, ¿entiendes? ¿Pero ya estás completamente segura de que no lo harán? ¿Han hablado contigo de eso?
— No, pero ya lo presiento.
La escucho suspirar de nuevo.
— Lo lamento, querida, pero ¡oye! ¡Eso significa que volverás con nosotras, tus hermanas! Y sabes que estamos para apoyarte y protegerte siempre, ¿verdad?
Niego y después limpio una lágrima que salió de mi ojo derecho.
— Claro, hermana.
Mientras ella me dice palabras de aliento, yo no puedo evitar deshacerme.
No puedo regresar al orfanato...
No puedo ponerlas en peligro a ellas.
Marco me dijo que sería muy arriesgado involucrar a más personas conmigo. Él teme que esas cosas vayan a usarlas en mi contra, yo también lo temo. No sé qué hacer, no tengo un plan por ahora, pero ya me he dado cuenta de que ni Berit ni nadie más puede estar segura estando conmigo. No dentro de este grave problema.
<<Necesito idear algo rápido, pero no tengo a dónde ir... Tampoco puedo dejarlos así.
No quiero dejarlos.
Pero supongo... que será por su bien.>>
Esas cosas me quieren a mí, pero no quiero arriesgarme ni arriesgarlos a mantenerlos conmigo sólo porque tengo miedo a estar sola. Soy una niña inexperta que jamás ha salido al mundo real, pero tendré que enfrentarme a él pronto porque esto sólo me concierne a mí, y además ya he visto que es más que real la amenaza de esos seres hacia mí.
Un suspiro brota de mí antes de responderle a Marín.
— Bien, te juro que me cuidaré. Por favor ya no te preocupes.
— Es inevitable eso, querida. Pero confiaré en ti. — No suena convencida e incluso se ha puesto seria. Aveces olvido lo rápido que está creciendo. No quisiera asustarla así, pero creo que ella ya es lo suficientemente madura para entender cuando algo anda mal conmigo. Me conoce tan bien cómo B —. Te quiero, cariño. Por favor llama ante cualquier emergencia. La señorita Baerman me prometió contestar tus llamadas y pasármelas.