Oscuro paraíso (la oscuridad del angel)

CAPITULO 29

CHRISTOPHER 🌹

Enero 16, 2020.







































 

Un terrible escenario se ha manifestado frente a mí. Sangre y carne viva es lo que cubre todo mi alrededor ahora. Apenas puedo procesarlo, apenas puedo ser capaz de presenciar firmemente tanta brusquedad y crueldad. Gritos, gruñidos y descargas de energía es lo que se logra percibir con gran potencia. Mi garganta ya se siente quemada por tanto rogar, con voz desesperada, para que tal masacre se detenga, pero ni Evan, ni aquellos soldados Anónimos se dignan a considerarlo.

— ¡Ya basta!

— ¡Evan, detente ya!

Jess y los demás chicos que yacen conmigo ahora, bajo el refugio de un rincón alejado del desastre, también le suplican, con desesperación y angustia, a Evan para que ya no siga con la batalla, pero este ni siquiera parece escucharnos; sólo se permite ser guiado por un impulso violento, el cual parece que ya lo ha envuelto por completo.

Mi mirada recorre cada rincón que él ya ha manchado de la sangre de sus contrincantes y la angustia llega en olas grandes a inundar mis adentros. Se ha descontrolado más que yo, Evan ha perdido por completo la razón ¡¿Por qué no se detiene?! ¿Es por esa maldita marca? Ahora hay más de ellas regadas por su torso desnudo. ¿Qué es eso?

Me siento asqueado, perturbado y preocupado hasta la mierda, mientras lo veo pulverizar  a cada uno  que se le pone en frente. Este, definitivamente, no es Evan, él jamás sería capaz de destrozar de tan cruel y despreocupada manera a los que alguna vez fueron sus compañeros. Sé que yo hace momentos perdí el juicio contra ellos, sé que también, por unos tortuosos segundos, mandé a la mierda todo para enfrentarlos sin ninguna contemplación... pero incluso, estando bajo ese control del vengador,  pude contenerme para no masacrarlos, cómo ahora Evan lo está haciendo.

Él solo está logrando acabar con todos ellos...

Jamás lo creí capaz de hacer esto, no sabe lo que puede estar provocando por haberse metido con alguien tan importante cómo Koran, y es justo eso lo que ahora me está alarmando, pues, por la brutal paliza que le propinó hace unos momentos a quien se decía llamar nuestro sargento, ahora parece que este yace muerto tirado de esa manera en el suelo luciendo por completo inconsciente y herido.

No...

No quiero que por culpa de eso también, Evan vaya a ganarse más problemas con el Guardián. No puedo permitir que él salga más perjudicado de lo que ya está. Yo soy el único que debe correr con esas consecuencias porque fue mi decisión el involucrarme con Belia, porque fuí yo el que comenzó con este plan. No él... No Evan que ha sido el más perjudicado aquí, porque de no haberlo metido en esto conmigo él no se hubiera encontrado con Lía, ella no lo hubiera convertido en esta cosa que es ahora y no se hubiera condenado a un castigo por traición.

Esa condena podría llevarlo a la muerte...

No...

No puedo dejar que esto pase con el único amigo que tengo ahora.

¡Maldición!

— ¡Evan, maldita sea! ¡Ya basta!

— ¡Chris!

— ¡Smith, regresa!

No sé cuándo me alejé del refugio, no sé cuándo solté la mano de Jess y de Abby para correr hacia los adentros de la ya destrozada estancia, que es en donde se está llevando a cabo esa horrible pelea, pero no me importa. Mi cuerpo ha reaccionado por si solo para llevarme hasta ahí e intervenir en el infierno que ha creado aquella criatura de alas rojas, cabello oscuro largo, de mirada aterradora y de descontrol que se presume indomable.

Una energía muy pesada me recibe al estar ya más en su cercanía. Mi cuerpo, aún jodido por el esfuerzo y por los estragos que aún quedaron por esa energía maldita del amuleto, resiente con fuerza la asfixiante tensión que ahora cubre al ambiente, pero no dejo que eso me detenga y me las ingenio para entrar en aquella brusca y sangrienta batalla. Recibo golpes, descargas de energía que hacen doblegar a mi ahora inútil cuerpo, pero aún así trato de mantenerme de pie para llegar hasta donde se encuentra ese gran imbécil.

No puedo creer cómo toma a algunos de ellos y los parte por la mitad, como toda una enfurecida y descerebrada bestia. Lanza maldiciones y suelta extrañas risas que lo hacen lucir más tétrico y extraño. Esto sólo me hace sentir más desconcertado. De verdad...  se asemeja a un Oscuro. No sólo su aspecto físico o su energía diferente a la de un Anónimo me lo dice, también lo hace su falta de sensibilidad a la hora de actuar. La expresión de fascinación en su rostro... Carajo, lo disfruta, ni siquiera le importa mirar a quien le arranca las extremidades.

Eran sus compañeros...

¿Ni siquiera se detiene a contemplar eso?

— ¡Evan!

Entre todo el desastre que se escucha a mi alrededor, también logro escuchar los fuertes gritos de Abby y de los demás, suplicando para que regrese. Siento su angustia y su nerviosismo, sé que esto es lo último que debo hacer porque mi cuerpo se encuentra muy débil en estos momentos, y que llevo muchas de perder contra un poder tan extraordinario cómo el que ahora está ejecutando Evan, pero tanto ellos cómo yo sabemos que alguien tiene que hacer algo para detenerlo.

<<¡No dejes que se meta en más problemas!

¡Detén a ese idiota antes de que termine de matar a todos aquí!>>

Me hago camino hacia él, apartando bruscamente a los soldados que encuentro en mi transcurso. A cada paso que me acerco... soy más abrumado  por esa energía emanando de Evan. ¿Qué es esto? ¿Por qué ya no puedo ver la luz de su destello?

— ¡Evan! ¡Maldita sea! ¡Ya pará!

Todo en mis adentros se pone en alerta cuando lo veo acercarse al cuerpo inconsciente de Koran y después lo levanta con una sola mano. Koran luce cómo un muñeco de trapo, guindando de esa manera. No puedo evitar sentirme terriblemente angustiado al ver su estado, no quiero pensar lo peor, aún no, pero este ni siquiera parece respirar.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.