O.S.I.A.S La aventura de Chloe; el eslabón perdido

Cap 7; Una Semana Normal

Desperté pero no me quería mover; nuevamente. Estaba destapada pero había un cuerpo tibio y con un aroma delicioso junto a mi, o más bien, aferrado a mi. Abrí un poco los ojos y giré la cabeza para ver quien me abrazaba por la cintura y estaba acurrucado en mi y no me sorprendí mucho al encontrarme con Alexander que respiraba profundamente mientras se sujetaba a mi como temiendo que me fuera a ir, sé veía tan tierno e indefenso que empecé a acariciar su cabello plateado que resultó ser extremadamente suave para ser rizado. A pesar de estar durmiendo, soltó un suspiro profundo y se apegó aún más a mi, intenté alejarme un poco pero su pequeño cuerpo tibio me lo impidió, así que sólo cerré los ojos mientras aún acariciaba y revolvía su cabello. Creo que estaba soñando o más bien teniendo una pesadilla ya que murmuraba cosas como "Chloe, no me dejes con mi mamá, ella es mala." O "No quería hacerlo, pero ellos eran inocentes." E incluso "A Chloe no por favor, ella es buena."

 -¿¡CHLOE QUE DEMONIOS HACES CON ÉL?!- Gritó Seth enfurecido desde la puerta al tiempo que un Alex muy sobresaltado y un poco dormido se enderezaba de golpe y yo intentaba aclarar mi borrosa vista. Seth se acercó con zancadas largas y al llegar junto a la cama le dio un golpe fuertisimo y sonoro en la cara al pobre de Alex que aún un poco aturdido se sobaba la cara con la mano izquierda ya que la derecha estaba acertando la mía en gesto protector.- NO TOQUES A MI HERMANA IMBÉCIL.
 -Seth eres un idiota.- Le grité enojadisima mientras tomaba con cuidado la cara de Alex entre mis manos para ver cuanto daño le había causado Seth.- ¡Fuera de aquí!.- volví a gritarle hecha una furia. ¿Cómo pudo pegarle así a Alex? Seth no se movió, pero noté que ahora no se veía molesto, sino arrepentido de su idiotez
 - Tranquila Chloe, estoy bien, sólo fue un malentendido.- ¿Cómo podía no querer golpear a Seth de vuelta por ser tan idiota y golpearlo sin motivo?- Creo que en verdad me pasé un poco al dormirme junto a ti.- Dijo un poco avergonzado.
 - Chloe, pensé que él...- No lo dejé terminar porque me estaba molestando más cada minuto.
 - Seth Robert Cliffmann, ¿Te parece eso una escusa válida para golpear a Alex?- Le pregunté con rabia. Inclinó un poco la cabeza en señal de arrepentimiento y dijo
 - Lo lamento Alexander, es que ella es mi hermana y no quiero que nadie le haga daño.- Oh.- Sé que debí ver que pasaba primero, pero me enojé mucho al ver como la abrazabas por la cintura mientras ella te revolvía el cabello y...
 - ¿¡Eso hice?! ¡Vaya que me merecía el golpe!- este chico era completamente impredecible.- Vaya Chloe, lo siento mucho. Si vuelvo a incomodarte, golpeame tu misma, ¿ok?- No lo entendía en absoluto pero era como si él no pudiera dañar a nadie, era completamente pacifico y calmado.- Lo lamento Seth, me agoté mucho por curar sus piernas y me dormí junto a ella.
 - Yo lo lamento más- Dijo este último avergonzado.- No debí golpearte luego de todo lo que has hecho por Chloe estos 6 últimos días.- seis días... SEIS DÍAS.
 - ¡SEIS DIAS!- grité sorprendida y asustada, ¿Cómo iba a tener tan pocos recuerdos si habían pasado ya 6 días?- ¿Que día es hoy?
 - 16 de Agosto. Tu cumpleaños Chloe.- Me informó Alex con una sonrisa torcida debido a la hinchazón que empezaba a notarse.- ¡Feliz Cumpleaños!- Dijo antes de abrazarme.
 - Feliz Cumpleaños Chloe. Te traía esto antes de golpear a Alexander, pero al parecer me distraje un poco.- lanzó Seth con la cara roja por la vergüenza mientras me extendía una pequeña cajita de terciopelo azul. La abrí y hallé un anillo de oro hermoso, un anillo con un símbolo que Seth había diseñado hace tiempo para definir nuestra amistad, era un triángulo que con cada lado representaba a alguien, Roger, Rosalie y él y dentro del triángulo había un cuadrado en dónde además de los anteriores, también se me representaba a mi.- Recuerda que nunca encajamos, pero eso nos hace aún más especiales.- Dijo y se fue sin siquiera darme tiempo para agradecerle.
 - Que buena metáfora, Seth es muy inteligente.- Lo alabó Alex.- ¿Qué quieres cómo regalo de cumpleaños?- Me preguntó como si fuéramos amigos de toda la vida y no conocidos desde hace una semana.
 - Oh, no te preocupes, ya has hecho suficiente por mi.- Le dije sin mirarlo ya que aún examinaba el anillo que se abrazaba a la perfección a mi dedo.
 - ¿No te pica la curiosidad respecto a mi?- Volvió a preguntar con la misma confianza.
 - La verdad es que si, pero no quiero incomodarte o hacerte sentir raro con las preguntas.- Sonrió aún más y me dijo
 - Ok, ese será tu regalo, podrás preguntar cualquier cosa de mi y responderé con total sinceridad.- Vaya, esa oferta era realmente buena. Aparte, mi curiosidad me pateaba exigiendo que aceptara.- ¿Aceptas? Además prepararé tu comida favorita cuando termines con las preguntas. Lo pensé un minuto ya que no todos te ofrecen completa sinceridad y tu comida favorita.
 - Está bien, pero quiero empezar ahora mismo.
 - Ok, sólo déjame acomodarme y empezaré a responder.- se arrojó de espalda en la cama y cruzó los brazos bajo la cabeza, cerró los ojos y asintió en señal de que estaba preparado.
 - ¿Cuántos años tienes en verdad?- La curiosidad me mataba por la respuesta a esa pregunta desde que lo conocí.
 - 115, este es un año especialmente triste.- Dijo en tono sombrío.- Hace 100 años maté a mis padres. Me maldijeron por eso y desde entonces sólo mi pelo ha cambiado, antes era Rubio pero ahora está plateado; como el de un anciano.- Vaya, eso sí que no me esperaba, pero debía mantener la compostura así que intentando que mi voz no demostrara decepción ni debilidad continué.
 - ¿Por qué...- No podía preguntar, era muy difícil decirlo.- 
 - ...Maté a mis padres?- concluyó por mi mirándome con los ojos entreabiertos, asentí con la cabeza y él suspiró.- Ellos trabajaban con los Kirmani, eran igual de despiadados que ellos, y un día recibieron la orden de destruir un pequeño poblado de gente sin poderes, gente común. Ellos obedecieron, como yo ya tenía 15 años, me dijeron que también debía ayudarlos y me entregaron toda una docena de relucientes armas para que eligiera una. Elegí un pequeño cuchillo de bolsillo que escondí entre mi ropa y una espada más larga de mi brazo intenté ser fuerte y despiadado, pero en cuanto mataron al primer aldeano (Era un niño de no más de 6 o 7 años) me enfurecí tanto que acuchillé a mi padre con la espada y a mi madre con el cuchillo de bolsillo. Los aldeanos me agradecieron y escondieron por un tiempo, pero la culpa me estaba consumiendo y mis poderes se hacían evidentes y a veces sin querer destruía cosas y creaba cosas raras que parecían vivas y ponían en peligro a los aldeanos, así que decidí entregarme a los Reyes para que hicieran lo que quisieran conmigo. No fue buena idea, debí darme cuenta de que al lograr controlarme también podría ayudar a los demás, pero fui tonto y escapé durante la noche. Caminé toda la noche hasta llegar a las puertas del Castillo en dónde tus bisabuelos vivían y los guardias se encargaron de llevarme con ellos.
 - Yo maté a Christian y Lucy Martins.- Sólo eso me bastó para que ellos entendieran todo, así que me llevaron al calabozo y algún tiempo después me condenaron.
 ~ Alexander U. Martins, hijo de Christian y Lucy Martins, queda condenado a una maldición Joveno junto con un hechizo Sirvinto, es decir, queda condenado a ser joven y servir al Reino de Kirmani para el resto de sus días, de no respetar las anteriores órdenes o de ser rotos los hechizos, será sometido sin excepción a una tortura Diana.
 - Me entrenaron por más de 30 años hasta que era tan bueno, que podía realizar operaciones de alta complejidad sin ayuda y era capaz de curar heridas expuestas en cosa de horas y no días. Después de las guerras me traían a los heridos y no me dejaban comer durante días hasta que los había curado a todos; a veces traían a trescientos o cuatrocientos soldados y tenía que pasar hasta dos o tres semanas sin comer y durmiendo no más que un par de horas al día ya que la desesperación por comer era mayor que el sueño. Luego de un par de guerras, los soldados me llevaban comida oculta y me la entregaban a modo de agradecimiento. Cuando esos reyes se retiraron, los reemplazaron tus abuelos que también me sometieron, fueron peor que los anteriores reyes y si cometía algún error o algún hombre se quejaba de que aún le dolía la zona que yo había curado, ellos me castigaba encerrandome en el calabozo o impidiendome dormir o comer. Tus abuelos envejecieron y tu padre ahora rey se casó con una mujer del pueblo, demás está decir que todas las personas importantes se espantaron y fue aún peor cuando se anunció que estaba embarazada, pero ellos eran tan felices y bondadosos que pronto se ganaron el afecto del pueblo y este los quiso como nunca antes se había querido a unos reyes.
El día de tu nacimiento (Es el 16 de Septiembre, no el 16 de Agosto) el pueblo festejó y envió cientos de regalos que los Reyes muy educadamente agradecieron. Te presentaron ante el pueblo con el nombre de "Paige, la heredera y futura reina" ese día fue glorioso. Cuando nació tu hermana fue igual, fue nombrado día de festejo y los Reyes enviaron alimentos para un banquete en el pueblo ¡y hasta vinieron a comer con los aldeanos! 
   Pero cuatro años después de tu nacimiento todo cambió, un hombre de identidad desconocida entró al castillo con la intención de matarte a ti y a tu hermana, pero una sirvienta fiel a tus padres, que tenía el don de ver si habían problemas o alguien estaba en peligro, les avisó a ellos y a los Cliffmann, ya que eran muy amigos y mientras juntos se enfrentaban al sujeto, Dot la sirvienta envió a tu hermana y a ti por un portal que las  trasladó a un lugar desconocido para protegerlas, además, borraron todos sus recuerdos del mundo mágico. El hombre que intentó matarlas huyó. Desde ese día, nadie ha vuelto a ver a tus padres, ya que nisiquiera salen de su habitación... ni siquiera salieron cuando tu hermana llegó al castillo. Te cuento todo esto ya que ellos me dieron la libertad, aunque no fueron capaces de revocar la maldición Joveno. Nadie sabe como revertirla.
 - ¿Has vivido todo eso estando solo?- Era más fuerte de lo que creía.- Y aún así eres tan dulce y amable.
 - Cuando no puedes envejecer, es mejor estar sólo.- Dijo con notoria tristeza en la voz.- No vale la pena encariñarse con alguien cuando sabes que no podrás morir a su lado. Por eso llaman maldición a la juventud eterna, más que condenarte a ser joven por siempre, te condenan a no amar, a ser incapaz de querer a alguien.- me acerqué mas a él y él me abrazó mientras algunas lagrimas caian por sus mwjillas, pero seguía contandome- Pero eso no significa que los demas deban sufrir el mismo dolor que yo, por eso intento ser una mejor persona y ayudar a todos.- Lo abracé con fuerza y sentí como sollozaba y mojaba mi camiseta con sus lágrimas. Creo que esto era justo lo que él necesitaba, liberarse y llorar aferrado a alguien a quien le importas, aunque hayas conocido a esa persona sólo 6 días atrás.- Perdón, estoy arruinando tu cumpleaños falso.- Dijo mostrándole una sonrisa para intentar encubrir sus lágrimas. Limpié sus mejillas y le di un beso en la frente.
 - Oye, acerca de eso... Sé que te sientes emocionado porque crees que soy esa tal Paige, pero la verdad es que ni yo estoy segura. Y aunque al principio mi misión era hallar a mis padres, ahora sólo los busco para que me ayuden a encontrar y salvar a Rosalie y Roger.
 - Lo lamento, pero tengo pruebas irrefutables acerca de tu identidad. ¿Te las enseño?- asentí con la cabeza ya que me parecía muy raro que existiera algo como eso, pero mi estúpida curiosidad me estaba matando. Alex se sentó en la cama y levantó la pierna derecha de la pijama que me habían cambiado mientras dormía, dejando al descubierto la cicatriz en forma de cadena enrollada alrededor de mi tobillo.
 - Nací con eso, ¿Qué tiene que ver con mi sobrenaturalidad?- pregunté casi burlona.
 - Te apuesto lo que quieras a que Seth tiene una cicatriz en el estómago, una cicatriz que fácilmente se podría hacer pasar por una cirugía de algo como... ¡apendicitis!- ¿Por qué todos llegaban a esa conclusión?
 - Ehh si, tuvo apendicitis y tuvieron que operarlo.
 - Bueno, en realidad no, sólo les dijeron eso para no contar la versión larga. Pero esa historia la dejaré para más tarde.- se levantó, acarició mi mejilla y se acercó a la puerta.- más tarde seguimos con las preguntas, iré a preparar el almuerzo. Ahh y disfruta cada momento, ya que nunca sabes cuando se acabará la tranquilidad que has tenido esta semana. Casi se podría decir que fue una semana normal.




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