Capítulo 2
El día que salió todo mal
15 de Abril Pakistán
Los primeros días de la misión militar fueron completa y absolutamente desgarradores. Si me queje en algún momento de la vida que tuve, le pedí perdón mil veces a Dios mientras intentaba borrar de mi mente aquellas imágenes espantosas de mi mente.
Ni dormido podía escaparme de las pesadillas. Personas mutiladas por las explosiones, niños con quemaduras graves, muerte, miseria, dolor y cuando creías que saldría el sol, otra explosión de mísiles y el ciclo se repetía.
Se supone que estaba preparado para este tipo de situaciones, pero la verdad es que ni siquiera estómago tenía. Ya no podía comer, luchar, ni concentrarme. Estaba demasiado perdido en la negatividad y el dolor de ver la mayor expresión de la maldad humana: la guerra.
-¿ Cabo MacMiller me está escuchando?- el
Sargento Erick Spencer gritó con fuerza y me sacó del limbo en el que estaba.
-¡Señor, sí señor!- contesté y él volvió a señalar el plano.
-Estamos aquí en la frontera, Justo a 20 km de Afganistán. Necesitamos llegar aquí:
Torkham- El sargento Erick rodea el nombre del territorio con un circulo rojo.
-La zona Cero - contestó intentando no sonar angustiado. Todos conocemos ese lugar y sabemos que está tomado por los Terroristas Talibanes.
-Exacto MacMiller, gracias por despertar - El sargento Spencer me felicita. No dejo de pensar que esa misión es un suicidio.
- Pero mi sargento, esa zona está completamente tomada - El soldado Tyler Brown expresa las mismas preocupaciones que rondan por mi mente.
-Eso no será problema, los aviones harán su trabajo, nos abrirán el paso y podremos realizar el rescate de las mujeres de la lista -
mis pensamientos se escapan
-¿Quienes son? ¿Por qué ellas?- el sargento Spencer y el resto del pelotón me miran.
-Son fuentes de información clasificada. Alguna de esas mujeres se dedicaban a la política Afgana antes de que los Talibanes entrarán y las borraran del mapa, otras son hijas de personas que en su momento fueron influyentes, otras solo tienen suerte de estar condenadas a la lapidación el mismo día que las que necesitamos - Contesto con una frialdad absoluta. Se notaba que llevaba muchos años en este mundo.
Lo que a mí me parecía abrumador, para el sargento Spencer y la mayoría de mis 14 compañeros del pelotón, resultaba simplemente normal. Incluso podían comer y dormír de manera normal escuchando gritos de tortura. Podían respirar el olor a muerte y sentir el aíre como si nada. Podían llegar del caos, ducharse y simplemente hablar con sus familiares cómo si nada hubiese pasado.En cambio Tyler y yo ya no podíamos ni disparar...
Mientras estábamos en el camión camino Torkham, no dejaba de pensar en pude haber pasado el despecho de la traición de Noah y Leah bebiendo como las personas normales. Tal vez así le ahorraría la pena a mi madre de sentir la angustia de poder perderme en cualquier momento.
Pero mi ego y mi orgullo fueron más grande, y admito que si quería castigarlos a ambos, haciendo que sintieran mi pérdida de alguna forma que les doliera... Porque en el fondo no quería que fueran felices bailando el vals nupcial encima de mi desgracia.
-Bien Cabo MacMiller, usted tiene más jerarquía y experiencia que yo, vamos juntos y confío plenamente en usted, se que va a cubrirme la espalda y que no me dejará morir - Tyler parecía asustado, pero alegré de que lo hubiesen asignado a mí grupo. Le sonreír y puse una mano en su hombro. Las palabras simplemente no me salieron.
El restó del camino todos permanecimos en silencio, supongo que no era el único que tenía miedo, seguramente todos estaban ahora mismo luchando con sus propios demonios...
Llegamos al punto establecido, y pocos minutos después de emitir la señal se escucharon las Fuertes detonaciones de los misiles. Menos de dos segundos después ya todos estamos disparando y esquivando balas.
El humo, y el polvo levando casi no nos dejaba ver. Pero aun así El sargento Spencer, se las arregló para conducirnos al lugar donde estaba en objetivo, mientras los aviones nos seguían cubriendo las espaldas disparando con metralletas.
Las mujeres condenadas eran alrededor 25, todas estaban vestidas con la burka negra que solo dejaba descubierto sus ojos. Estaban amarradas de manos, y colocadas en círculo. Era abrumador y espantoso. Parecía la escena de una película de terror, admito que me quedé en un corto trance.
-Macmiller busque a Fátima Ahmadi- El sargento Spencer me ordeno, pero yo ni siquiera podía acordarme de quién era ella.
Además de todas estaban completamente tapadas con la burka negra ¿Como iba a saber a quién buscaba? Todas eran iguales...
-Vaya Cabo segundo, yo le cubro - Tyler me ánimo y yo asentí levemente Mientras optaba por empezar a gritar el nombre de la mujer de forma desesperada dándole el círculo a la Rueda de la miseria humana.
Lo hice hasta que una de ellas respondió.No me cercioré de si era realmente quien buscaba solo corte sus ataduras con un cuchillo y la tomé de la mano. Salimos los tres de ahí. Sentí un profundo dolor de dejar a las otras ahí... Porque era obvio que iban a morir.
Mientras Tyler y yo llevabamos a Fátima Ahmadi de la mano, ambos llorábamos ka muerte de las otras 12 chicas que no pudimos rescatar. Creo que ese fue el más grande de todos los errores que cometí ese día. Sentir Tristeza y descuidarnos a los tres.
Porque en cuestiones de segundo Fátima Ahmadi comenzó a correr en dirección a una especie de choza. Como reflejo principal corrí tras Ella, y Tyler tras de mi.
El principio del Caos comenzó en ese instante cuándo nos separamos del grupo por seguir a la chica.
-Mierda, mierda, mierda - exclamé furioso. Ya ni siquiera la veía.
-Cabo MacMiller, tenemos que volver Tyler insistió, nos van a abandonar aquí - comentó con angustia. Asentí furioso de que ella se nos hubiese escapado de esa manera tán estúpida. Pero no le dimos más vueltas al asunto, teníamos que volver.
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Editado: 13.12.2024