—No puedo creer que este sea el entrenamiento...—
—Digo lo mismo, Ethan...—
Se quejaban los hermanos mientras hacían trabajo de agricultura, supuestamente era el dicho "Entrenamiento" Que Arthur tenia para ellos.
—¿Por que las caras largas?— Dice Arthur caminando hacia los hermanos.
—Tu... ¿Que crees?— Dice Ethan que lo ve con decepción. El creía que era un entrenamiento riguroso y excesivo viniendo de un espadachín y elfo como el.
—¿Como esto nos va a ayudar? Solo estamos cosechando.— Charlotte, igual de disgustada con el susodicho "Entrenamiento"
—Pues tu habilidad esta ligada con la naturaleza ¿no? En teoría este es tu campo.—
—Agradece que no te atravieso con un tronco ahora mismo...—
—Y por cierto... ¡¿Que hace la niña gato aquí?!— Dice Charlotte, ya que no pensaba que Brii los estuviera acompañando, ya que ellas tuvieron una rivalidad cuando Charlotte era una recién llegada a la academia.
—Pues a mi no me mires por que ella me quiso acompañar y no tuve mas remedio que decirle que si...— Ethan, era claro que el quería la compañía de la niña gato, solo que se hace el tonto...
—¡Como si no viera tu cara mas roja que un tomate cada que se miran ustedes dos! No te hagas el tonto conmigo Ethan.— Si que se sobreprotegen el uno al otro.
—Bueno... Mientras arreglan sus problemas familiares, yo iré a ver unas cosas. Sigan trabajando chicos.— Dice Arthur mientras camina hacia otra dirección, dejando a los hermanos y la niña gato.
—Eh- ¡A donde crees que vas!—
Arthur no hace caso a los quejidos de los hermanos, estaban molestos así que Arthur solo huyó de ahí.
Arthur se encontraba mirando el cielo desde un balcon, estaba sosteniendo algo en sus manos.
—Tus hijos si que son todo un problema eh, Henry.— Dice Arthur el cual estaba sosteniendo el collar con la gema azul en sus manos.
—Como olvidar cuando tu me diste este collar.—
Un Arthur joven, el cual ya había sido exiliado de la aldea de los elfos donde estaba su familia y su amigo Henry. Se encontraba sentando en un lugar rodeado de arboles, lo único que había ahí aparte de los arboles era un pequeño lago.
—¡Arthur! Hasta que te encuentro...—
—¿Que haces aquí? Te meterás en problemas si te ven conmigo.—
—Bueno, eso ya lo se imbecil. Solo queria darte esto— Henry saca una pequeña caja de su bolsillo, Henry le da la caja a Arthur.
—Es por si no te vuelvo a ver. Como ya no estas en la aldea, no se nada sobre ti, así que...—
—Gracias, que lindo detalle, viniendo de ti.—
—¿Y como te ha ido desde que te fuiste de la aldea?—
—Pues... Unos humanos me dijeron que me pueden dar posada, y también dicen que me van a enseñar a pelear ¿No es excelente?—
—¿Humanos? ¿No que estábamos en guerra con ellos?—
—Pues si, pero digamos que somos un grupo de exiliados- —
—¿Eh?—
—Pues, son un grupo de humanos que traicionaron a los altos mandos, pero también hay un demonio que creo que se llama, ¿Abadon? El es un demonio pero es como si no importara en sus tierras, así que esta con nosotros.—
—¿No has perdido el tiempo verdad?—
—¡Henry!— Se escucha una voz desde lo lejos, al parecer era la madre de Henry, la cual la estaba buscando.
—Mierda... Me tengo que ir Arthur.—
—Supongo que esta va a ser la ultima vez que nos veamos ¿no?—
—Espero que no, pero si algún día me encuentras, nos vamos a reencontrar en este lago. ¿Entendido?—
—Claro capitán...— Arthur suelta una leve sonrisa. Mirando la caja que le dio Henry
Ethan se va corriendo hacia la aldea, usa su magia para desplazarse e ir mas rápido. Arthur mira la caja, "¿Que es?" Piensa Arthur, intrigado por esto abre la caja y encuentra un collar con una gema azul. Y una carta. "Te extrañare, mi imbécil favorito." Decía la carta, Arthur solo se ríe y se pone el collar, agarra la lanza que estaba en el suelo y se dirige hacia su nuevo hogar con los exiliados.
—Henry, me arrepiento de haber echo lo que hice, pero si yo no lo hacia, te esperaba un destino peor.— Dice Arthur mirando por ultima vez el collar y guardándolo en su bolsillo.
—¿Ahora que te pasa?— Dice una voz femenina, abrazando por detrás a Arthur.
—Céline, ¿que estas haciendo aquí? Hubiera recordado que me dijiste que nunca mas me ibas a ver ¿O me equivoco?—
—Si, bueno. Tenia ganas de ver a quien me prometió lealtad y amor eterno.—
—Eso fue hace mucho ¿En serio lo recuerdas?—
—Como olvidarlo, eras un joven elfo aprendiendo a ser espadachín, cuando me viste te enamoraste de mi a primera vista. No pude resistirme a lo tierno que te veías mientras me decías eso...—
—¿Tan tierno que te reíste a carcajadas de mi apenas dije mi confesión?—
—Perdón, no me pude resistir.— Dice Celina riéndose un poco.
—Bueno, conociéndote, no creo que solo viniste hasta aquí solo para verme, ¿No?—
Celina suelta un respiro soltando a Arthur de su abrazo. —Tienes razón, vine aquí para despedirme de ti.—
—¿Ahora cual va a ser tu aventura?—
—Recuerda que soy una fugitiva del reino de las Hadas. No puedo estar solo en un lugar, así que cambiare de identidad. y me iré a otro continente. ¿La Antártida te parece un buen lugar?—
Arthur se da la vuelta para ver a Céline a los ojos. —Oh, tu siempre escapando ¿No? Bueno, supongo que fue un gusto conocer- —Dice Arthur, pero Céline lo interrumpe, lanzándose hacia el, abrazándolo por el cuello y besándolo por ultima vez.
—Ya había olvidado lo suave que eran tus labios...—
—Y yo ya había olvidado lo imbécil que eres.— Dice Céline, riéndose y sentándose encima del balcón, lista para saltar de ahí.
—Adiós, Céline...—
—No te sientas mal Arthur, espero que algún día nos veamos de nuevo.—
—En ese caso, estaré esperando ese día.—
—Tontito... Adiós, corazón.— Dice Céline lanzándose del balcón y sacando sus alas de hada, alejándose del lugar.