Otro Mundo

1

—Buenas noches. Tengo que despertarme temprano mañana para llegar bien a la escuela—anunció una adolescente pelinegra que se encontraba apoyando sus manos en una pequeña abertura.

 

—Descansa Kasumi—la joven escuchó decir a su madre.

 

Les manifestó unas últimas palabras a sus padres antes de cerrar la puerta y dirigirse hacia la cama con un cubrecama color lila que estaba dentro de su aburrida habitación, donde se acostó, esperando con emoción su primer día de clases en cuarto año de la secundaria.

 

El sueño la invadió unos minutos después, al igual que las imágenes que aparecieron con él en su mente; desde lejos podía ver a una mujer, o quizás una chica, la verdad es que no le era posible descifrar su edad. Esta caía del cielo a gran velocidad, mientras un portal de distintas gamas de morado se cerraba arriba de la chica inconsciente. Según lo que pudo observar, tenía el cabello rojizo y largo, su cuerpo no era como el de la mayoría de mujeres, parecía ser más robusto. No pudo ver más de ella después de eso.

 

Al despertar quería conocer tanto como fuera posible respecto a aquello, la intrigaba demasiado ya que no solía soñar a menudo, pero la realidad es que más allá de todo, no era más que eso: un sueño, y no debería darle tanta importancia.

 

¿O sí?

 

Se levantó de su cama, se sacó el pijama con lentitud y luego empezó a ponerse la ropa que hace unos momentos se encontraba en su armario. Se vistió con una camisa blanca de algodón que le quedaba algo ajustada, pero bastante cómoda; también una falda color gris que llegaba hasta sus rodillas, así que le pareció buena opción y, por último, unos zapatos negros de cuero sintético por arriba de sus medias del mismo color y material que su camisa.

 

Al sentirse bien con su uniforme para el primer día de clases bajó rápidamente las escaleras para encontrarse con sus padres ya desayunando, su padre le dio una bienvenida con un pequeño movimiento de su mano y Kasumi aprovechó para sentarse en la silla en donde se encontraba su taza de té junto con una pequeña canasta que portaba galletas.

 

Al terminar de desayunar, la puerta que daba al patio de aquella casa que parecía ser tan acogedora se abrió.

 

—Ahora si me voy, nos vemos en la tarde—la chica pelinegra salió felizmente de su casa, pero su sonrisa se apagó al ver un cuerpo en su jardín. Esta se acercó rápidamente para examinarlo.

 

En la cabeza de Kasumi solo había preguntas sin una respuesta clara “¿Por qué tiene tantas coincidencias con la chica que soñé?”. “¿Cómo llegó hasta aquí?”. “¿Entonces lo que vi fue verdad?”. “¿Habrá dormido toda la noche en este lugar?”. Las dudas se hacían cada vez más grandes en todo ese tiempo que veía aquel cuerpo tan fornido, esas heridas en su rostro que parecía tan áspero, pero aún con todo eso podía apreciarse sus facciones femeninas y que dejaban en claro que era una chica joven, su cabello rojizo y liso, junto con sus ropas tan extrañas y rotas que mostraban algunos fragmentos de su piel desnuda, e incluso lugares en donde parecía tener pequeños moretones.

 

Por primera vez en sus dieciséis años sintió intriga por algo más allá de sus libros. Quería saber a toda costa sobre esta extraña coincidencia.

 

Luego de asimilarlo por unos minutos deliberó que la curaría hasta saber quién era aquella extraña, estaba decidida a conocer la verdad sobre aquel sueño tan raro y al parecer, real.

 

Kasumi intentó levantar a aquella desconocida agarrándola del brazo y apoyándola en su hombro para llevarla a su hogar. Gracias a su peso, tardó unos minutos que se hicieron eternos en adentrarla hacia su casa, pero lo logró, y al estar con ella aún inconsciente, la recostó en el sillón color ladrillo que se encontraba al lado de la puerta y se dirigió a la cocina para preparar lo primero que encuentre allí, esperando el momento en que despierte.

 

En el instante que entró a la cocina halló a su padre sorprendido por verla todavía en casa.

 

Confundido le preguntó a la adolescente la razón de por qué seguía allí, inmediatamente se levantó de su silla y, luego se acercó a ella esperando una respuesta.

 

—No debería estar aquí, pero ayer soñé que caía una chica del cielo, y pensé que solo era eso: un sueño, pero no; esa chica estaba en nuestro patio y la traje a casa. Deja que me encargue de ella, ¿sí? Supongo que no habrá problema. —Sin esperar respuesta de su padre, con posterioridad a aquellas palabras que salieron de su boca, empezó a calentar el agua en una pava, saco una taza que se encontraba en el estante situado arriba de ella y luego ubicó un saquito de té en la misma, al terminar con la bebida, alcanzó un paquete de galletas que se localizaba en una de las puertas, a la derecha de donde estaba la taza que había sacado, para ser exactos.  

 

Al terminar de hacer el desayuno se dirigió con la bandeja hacia donde debería estar la chica inconsciente, no obstante, esta ya se encontraba sentada en el sillón del living al parecer un poco aturdida y pensativa. Dejó la comida en la mesa mientras se acercaba a ella con una sonrisa fingida, intentando demostrar confianza.

 

—¡Despertaste! Hola me llamo Kasumi, te hice algo para tomar así que…

 

—No necesito nada—la joven frente a ella con una voz bastante grave hizo que no lograra terminar su oración.

 

Kasumi no volvió a hablar luego de escucharla, su expresión había cambiado a una de seriedad. Esa forma de expresarse no le parecía apropiada, no debió contestarle de esa manera; ella había dejado que entre en su casa para que no estuviera afuera, para cuidarla de cualquier cosa que podría pasarle mientras se encontraba inconsciente. ¿Y así le agradecía?

 

—¿Dónde estoy? —Se levantó bruscamente empezando a inspeccionar el living—. Necesito volver a mi hogar. —Se quedó en silencio por unos segundos—¿Por qué todo aquí es tan diferente? en donde yo vivo no existen los refugios así.



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En el texto hay: fantasia, romancelgbt, girlslove

Editado: 16.06.2024

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