Jack Manchester Davies
Me sorprende en gran manera cuando el señor Palacios me tiende la bolsa con todos los documentos de su hija, hace como una hora que llegamos a mi isla privada, una que herede hace un par de años por mis abuelos, la cual le construí una casa e hice habitable, ellos tenían varias propiedades descuidadas, ser el unico nieto varón de aristócratas ingleses me dio cierto privilegio por lo cual aparte de acciones algunos millones y dos mansiones me dejaron esta belleza escondida.
—Volveremos en unos días en la maleta, están algunas prendas para cuando ella se quiera duchar, estos días serán difíciles, pero ya luego se acostumbrará y con la cabeza fría tratará de seducirte para que la sueltes, no caigas, mi hija saco mi astucia y la inteligencia de su padre —miro a la madre de la futura madre del mio y asiento como autónoma.
Los despido cuando el helicóptero sobrevuela la propiedad y vuelvo a la habitación en la que la dejamos aún no me creo como ellos aceptaron todo, estoy muy impresionado.
Brenda está acostada como toda una princesa aún tiene los efectos del tranquilizante que le ha dado su padre.
Le hemos puesto una tobillera profesional que le dará una pequeña descarga cuando intente escapar de la habitación, esta es a prueba de agua, asi que no tendrá problema para ir al baño o caminar en la habitación, aunque para el inicio si estara atada para evitar que atente contra la vida de mi hijo mientras pasa las primeras semanas.
Fuimos drásticos, lo sé, en especial sus padres, pero contar con su apoyo me tranquiliza, aún no tenemos información del estado del bebe o cuanto tiempo tiene, pero el doctor prometió traer los equipos en algunos días y revisarla.
La observo largo rato antes de irme hacia el despacho improvisado, por suerte no me afecta en lo absoluto, trabajar a distancia por el momento y cuando necesite salir será cuando mis posibles futuros suegros estén presentes.
…
—¡MALDITO! —ya me parecía raro que esta no despertara asi que voy a la cocina y la cocinera que también fue mi nana sonríe.
—Aquí está la comida, mi niño, tenle paciencia, por precaución todo es desechable —miro los platos y vasos y asiento, nervioso llego hasta la habitación y abro la puerta.
—¿Por qué me amarraste a la cama, eres un idiota Jack, maldito, desgraciado? —coloco la bandeja con alimentos sobre la mesita de luz de la derecha y voy a abrir las ventanas ignorando por completo sus groserías.
—Tu misma dijiste que solo atada a la cama dejarías a mi hijo vivir, asi que solamente seguí tu consejo...
—Eres... cuando mi padre se entere…
—Tus padres se fueron hace unas horas, ellos estuvieron ayudándome con tu transporte para que ambos estuvieran bien —expreso acercándole la comida.
—Es mejor que comas, ahora debes hacerlo por dos —la reto con la mirada y si estas mataran ya no la estuviera contando, porque la furia con la que me mira es de temer.
—Déjame sola, imbécil, aunque quiero saber cómo iré al baño con estas cosas, ja y asi dices que quieres cuidar al bebe y me maltratas—dice sin ponerse de pie, asi que saco la cadena y le muestro el largo.
—¡Te odio! —grita antes de intentar encerrarse en el baño, suspirando me alejo hasta mi habitación, ya casi es de noche y estoy cansado, pasamos toda la noche en el jet y luego tomamos un helicóptero para poder llegar.
Cuando hice esta propiedad pensé que aquí pasaría vacaciones con mi familia, sin embargo, es una cárcel para que mi hijo logre sobrevivir.
Mi nana se retiró hace unos años y vino aquí cuando se lo ofrecí junto a su esposa y sus hijos se encargan de la casa.
Mi madre no estuvo de acuerdo de la relación que su hijo mayor, sostuvo comí hermana pequeña y los saco, para ella saber que su bebe amaba a alguien de la servidumbre fue demasiado, algo tonto a mi parecer, pero mi hermana acepto dejarlo y yo los traje aquí.
…
—Tu mujer está como loca gritando—suspiro, después de asentir Rodó rie y se va hacia el helipuerto, él es el encargado de conducir el helicóptero.
Brenda no me puede ni ver y cuando no estoy empieza a lanzar cosas, tomo las flores que le llevaré hoy y su desayuno, hace ya varios días que ya estamos aquí y es lo mismo, no sé de donde saca tanta fuerza para gritar tanto.
En cuanto entro ella me mira sería, toma la bandeja, empieza a comer sin dejar de mirar las flores.
—Tus padres vienen hoy—ella me ignora y en cuanto termina de comer se va al baño, sé que está muy enojada conmigo, no obstante, sé que lo agradecerá cuando tenga a nuestro bebe en brazos.
—He tenido malestares, necesito tomar aire, por favor—dice saliendo del baño limpiando sus labios, sé que dice la verdad, pues las cámaras me lo confirma, ha estado vomitando todo lo que come.
—¿Prometes portarte bien?—cuestiono y asiente.
Voy por las llaves y le saco las cadenas luego de desactivar la tobillera, la ayudo a salir después de que sin vergüenza alguna se desnudó delante de mí haciéndome poner duro de solo ver su cuerpo tan cerca y a la vez tan lejos.
—¿Estamos en un segundo piso?—pregunta y afirmo.
—Te alzaré para bajar las escaleras —no la dejo terminar cuando ya estamos bajando, el olor de su loción me invade y no puedo concentrarme, por suerte no pasa nada mientras bajamos.
La llevo al jardín y ella respira profundo, sonríe cuando el viento le da en el rostro y se endereza, la observo idiotizado por lo que me parecen horas.
No veo la hora de verle un gran vientre con mi bebe dentro, ahora me estoy dando cuenta de algo de los que no me había percatado.
#700 en Novela contemporánea
#2883 en Novela romántica
romance amor dolor drama sufrimiento, conde duque, embarazoinesperado
Editado: 30.05.2023