P E Ó N [ #1 - Los Fugitivos ]

Capítulo XI

Desperté.

Sentía mi respiración agitada, el pulso estaba por las nubes.

Revisé mi alrededor, unos rayos de luz roja se colaban entre los maderos que constituían la casa. Era un brillo diferente al del sol, pero no me importó.

Había despertado de esa pesadilla, me había liberado.

La temperatura del ambiente había aumentado unos cuantos grados, así que mi cuerpo estaba empapado de sudor. Me sentía fatal. Podía recordar cada uno de los rostros de mis compañeros, algo que pensé que había olvidado por completo.

He tratado de que esos recuerdos desaparezcan de mi mente, pero no creo haberlo logrado.

¿Cómo es que me encontraron?

¿Por qué han vuelto?

¿Acaso la teoría de las almas es real?

Yo había hecho todo lo posible para salvarlos, ¿por qué me harían algo así?

Eran mis compañeros, no había motivo para dejarlos abandonados a su suerte. No es mi culpa.

Quiero creer que todo esto es un mal sueño, y despertaré junto a Julie. Sí, eso debe de ser, un sueño dentro de otro sueño. No es algo común, pero puede llegar a pasar.

¿Por qué me sucedía esto a mí?

¿Qué había hecho mal?

Sentía cómo mi pulso se aceleraba, a la vez que mi respiración se agitaba. No sufría problemas del corazón, pero si esto continuaba, sin duda llegaría a tener alguna. Traté de tranquilizarme respirando profundamente, pero no funcionó.

Estaba asustado.

Julie era la que siempre estaba a un lado de mí por si esto llegaba a pasar. Ella sabía que, de vez en cuando, me agitaba en las noches, por lo que ella era una especie de consuelo. No tenía un fuerte trauma que recordara todas las noches, pero, había ocasiones que recordaba algo que quería olvidar.

Esta era una de esas noches.

El hecho de estar en el ejército hacía que mi mente se llenara de recuerdos desagradables por las noches, no quería depender de Julie toda mi vida, pero, la necesito en estos momentos. Es importante tenerla a mi lado.

Ojalá hubiese aceptado su invitación.

Tratando de buscar a Julie, recuerdo que a un lado de mí debería estar la puerta que lleva a la habitación de las chicas, debo llegar hasta Julie. Junto a ella, debería estar Kaly y Melissa, nuestra nueva familia.

¿Por qué había sucedido todo esto? No tengo ni la menor idea.

Recuerdo que la primera impresión que tuve de Melissa fue que era una mujer mayor, con una reputación desecha, rechazada de su familia original. Esta conclusión la saqué después de que ella me dijo que era una Alfil.

El hecho de ofrecer a su hermana menor para que la adoptemos, con tal de que no le suceda nada, fue algo que me tomó por sorpresa. No tuve más opción que aceptar.

Kaly, ¿qué puedo decir de ella? Su inocencia me llegó a molestar cuando la conocí, pero, ya que se lleva muy bien con Julie, no veo razón para separarlas.

Ellas dormán mi nueva familia. No es que mis padres ya no estén vivos, claro que lo están, he ido a visitarlos cada cierto tiempo. Me imagino que, si llevo a Julie y a las chicas con ellos, podremos estar a salvo, después de todo, nunca informé al ejército la ubicación de mi segunda casa, la cual le regalé a mis padres. Será la mejor opción.

Puedo escuchar sus respiraciones. Sé a dónde debo de ir.

Es mi única salvación.

Siento que me están observando, puedo sentir sus miradas clavándose en mi pie. Llevo una mano a mi cuello, está intacto, reviso todas las partes de mi cuerpo que habían sido cortadas. No hay heridas visibles.

Espero no tener alucinaciones más adelante.

Justo cuando me levanto, logro percatarme de un olor un tanto extraño en el aire.

En lugar de dirigirme a la habitación para buscar a Julie, camino hacia la puerta de la casa, desde la cual, logro percibir una parte de lo que sucede. Podía ver cómo los rayos de luz rojos y naranjas se intensificaban, además de que la temperatura era mayor.

No puede estar ocurriendo eso, ¿verdad?

La puerta era de madera, por lo que no debe transportar mucho el calor, ¿o sí?

Corrí hacia el interior de la casa, hacia la habitación de las chicas, podía oír que una de ellas respiraba con dificultad. Estoy casi seguro de que se trata de Kaly, algo dentro de mí me lo dice.

Al llegar, noto que Julie está despierta, pero no percibe nada extraño. Ella toma mi llegada como un juego.

–Vaya, no es común de ti asaltar el cuarto de las mujeres.

–¡Julie, no es tiempo para bromas!

–Cuando lo dices de esa manera, se siente más irreal.

–¡Julie!

Escucho toser a Kaly, ella está batallando para tomar aire, por lo que rápidamente la tomo de la cama, cargándola. Julie se queda viéndome, está confundida.

–¿Qué haces?



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En el texto hay: clasessociales, combates, apuestas

Editado: 16.08.2020

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