P E Ó N [ #1 - Los Fugitivos ]

Capítulo XV

Después de escapar de la zona sur de la ciudad, nos encontramos en el desierto. Julie va caminando al frente del grupo, liderando la formación. Justo detrás de ella van las hermanas Blond, Melissa y Kaly. Y al final, cubriendo nuestras espaldas, voy yo.

El fuerte viento del desierto azota polvo sobre nuestras caras, por lo que tenemos que usar protección. La habilidad de Julie fue útil en estos casos, ya que pudo conseguir cuatro lentes protectores, lo cual nos permite avanzar más rápido, sin tener que preocuparnos por que la arena entre a nuestros ojos.

Nos dirigíamos hacia la nada. Julie no tenía ni la menor idea de dónde estábamos. Ella solo se limitaba a caminar hacia el frente mientras limpiaba parte del camino.

No había nadie a varios metros a la redonda, pero no podíamos simplemente decir que es imposible que nos encuentren. Tenemos que movernos lo más rápido que podamos.

–Kay, ¿a dónde vamos? –pregunta Kaly.

Julie parece escucharla y se detiene, Melissa se percata y pone un alto a su caminar. Esa pregunta no me tomó por sorpresa, ya que pensé que sería ella o Julie la que preguntaría.

–Nos dirigimos a un lugar seguro.

–¿Qué tan lejos?

–Si mi memoria no nos falla, faltan unos cuantos cientos de metros.

–¡Eso es mucho! –Se queja Julie. Ella quiere descansar de inmediato.

Lo sé, todos estamos cansados de tanto caminar en la arena. Yo estoy preocupado por Kaly, ya que, al ser la menor del grupo, por ende, tiene menos resistencia al caminar largas distancias, tenemos que detenernos a descansar cada cierto tiempo gracias a ella.

Debido a las inmensas nubes de polvo que son levantadas en el desierto, es casi imposible que nos reconozcan desde el aire, por lo que podemos darnos el lujo de detenernos en varios puntos a lo largo del camino.

Este sería nuestro último descanso.

–Bien, yo creo que hay que descansar por última vez. Ya deberíamos estar cerca.

El sudor está empapando mi cuerpo y mi ropa por completo, doy asco. Julie saca unas pequeñas botellas con agua y me arroja una, parece que su habilidad es muy útil en estas situaciones. Atrapo la botella con mi mano y la destapo. Puedo sentir lo fresco del agua mientras entra en mi boca, estaba en realidad sediento.

Vacié la botella hasta la mitad, y la restante, la arrojé sobre mi cuerpo para refrescarme un poco, Kaly me vio, y trató de imitarme, pero fue regañada por Julie.

Permanecimos en el lugar menos de cinco minutos, y volvimos a caminar. Nuestro destino debería estar unos cuatrocientos metros más adelante.

Le comuniqué esto a Julie antes de que comenzáramos a movernos. Debido a que me había arrojado agua, el polvo del desierto se me adhería a la ropa con mayor facilidad. Esto era una completa pesadilla.

Tras avanzar trescientos metros, nos encontramos de frente a una inmensa montaña de roca. Tenía una altura de casi veinte metros, y un aproximado de su diámetro sería un kilómetro y medio. ¿Por qué sé esos datos? Es sencillo.

–Chicas, bienvenidas.

Las tres se habían detenido a unos cuantos pasos de la montaña, lo que me dio la oportunidad de adelantarme y explicarles un poco la situación.

–¿Qué estás diciendo, Kay?

–Creo que será más rápido mostrarles que explicarles.

Avancé hasta la ladera de la montaña, en busca de una piedra con una forma especial. Era completamente rectangular. Al encontrarla, coloqué mi mano sobre esta, una luz escaneó mi palma, y, después de un fuerte sonido, una parte de la montaña se abrió, relevando su interior.

Una mansión.

–Entren, son bienvenidas.

Las chicas estaban completamente sorprendidas, excepto Melissa, que no veía lo que trataba de enseñarles. Julie fue la primera que habló después de recuperarse un poco de la sorpresa.

–¿Qué es este lugar?

–Es la casa de mis padres.

–¿Tus padres?

–Claro.

–¿Por qué no sabía de este lugar?

Estaba completamente seguro de que Julie me haría esa pregunta, por lo que ya tenía pensada una respuesta coherente.

–Esta casa no está a mi nombre, pero la compré yo, con la intención de regalársela a mis padres para protegerlos. Los militares siempre tienen sus secretos, ¿no es así?

–T-tienes razón.

Una entrada se había formado en esta parte de la montaña. Yo caminé hacia el interior, seguido de Kaly. Julie aún estaba en estado de trance, y Melissa, al ser un lugar completamente desconocido para ella, no podía caminar con seguridad, no tenía de otra que esperar a Julie.

–Apúrate, nos deben de estar esperando.

–¿Quiénes nos esperan, papá?

Volteé a ver a Kaly, se veía tan inocente. La levanté y coloqué en mis brazos y comencé a caminar. Podía ver unas siluetas que se aproximaban, eran un hombre y una mujer, no había duda.



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En el texto hay: clasessociales, combates, apuestas

Editado: 16.08.2020

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