P E Ó N [ #2 - Los Gobernantes ]

Capítulo X

Me desperté, como de costumbre, justo cuando el sol comenzaba a notarse en el horizonte, para comenzar mi rutina diaria.

Primero, me prepararé algo para comer, algo simple, con ingredientes que había conseguido en el bosque. Después de limpiar lo que usé en el desayuno, me dirigí al lago a bañarme.

Tomé un conjunto de ropa que había conseguido recientemente y salí de la casa. A poco más de cien metros se encontraba mi destino.

Estaba scostumbraba a dormir con un conjunto blanco, por lo que tenía que limpiarlo constantemente.

Junto a la orilla del lago había una gran roca, la cual funcionaba como una marca, para saber dónde me encontraba si me llegase a perder, aunque, con las habilidades de la perla que me había dejado Vanessa, no tendría porqué perderme en este lugar. Después de haber vivido por casi diez años, conocía todo el bosque como la palma de mi mano.

Llegué al borde y dejé mi ropa limpia sobre unas rocas cercanas.

Lentamente, fui desvistiéndome, tratando de no ensuciar lo que me quitara. Retiré mi camisa, dejando mi pecho al aire. Una corriente de aire fresco corrió por el lugar, haciendo bailar mi pelo. Me mantuve calmada, acomodando la camisa cerca de la ropa limpia. Cualquier persona hubiera comenzado a tiritar en una situación similar, es el resultado de vivir por mucho tiempo en este lugar.

Mi pijama era una camisa larga de color blanco, y un pans del mismo color, por lo que tuve que hacer un poco de equilibrio para terminar de desvestirme. Sentía el viento correr por mi piel, era una de las desventajas de hacer esto por las mañanas. Después de dejar mi ropa en un lugar seguro, caminé hacia la orilla del lago Mi pie hizo contacto con las casi gélidas aguas de este.

–¡Ay!

Di un pequeño salto. Me había acostumbrado al viento, pero no a la temperatura del agua.

Llevé mi mano a mi cuello, donde colgaba la perla que Vanessa me había dejado. Tenía la costumbre de usarla para aumentar la temperatura del agua cercana. Soy una chica con necesidades, ¿de acuerdo?

Como medida de precaución, siempre mantengo la perla en estado de alerta, para que me avise si hay alguien cerca, ya sea un animal o una persona, aunque es muy raro encontrarme con alguna. Ayer me visitó un gato que pasaba por estos lugares, me llamó la atención que era completamente negro, con ojos heterocromáticos. Una de sus iris era de color gris, con una pequeña forma en su pupila, mientras que la otra, la izquierda, era normal, de un color azul claro. No recuerdo haber visto algo así en la enciclopedia de animales antiguos que leí hace menos de una semana. Supongo que es una variante.

Gracias al uso de la perla sobre el agua del lago, esta se volvió más agradable al tacto, por lo que decidí sumergirme por completo. Justo en el momento en que comencé a caminar por el borde hacia el interior, la perla emitió una alarma de alguien cercano. Rápidamente desplegué un pequeño holograma que mostraba mi posición y la del intruso, un humano ubicado a menos de diez metros de mi.

Salí rápidamente del agua y corrí hacia donde se encontraba, usando algo conocido como “materialización” para crear una pequeña daga con una hoja color dorado. No era capaz de cortar muchas cosas con ella, pero, era bastante útil. Tiene la característica de que no puede herir a quien traiga la perla, o sea yo.

Apreté fuertemente el mango de la daga y salté para atacar al intruso, ni siquiera recordaba que estaba completamente desnuda. Había vivido mucho tiempo en este lugar que aprendí a desconfiar de los demás.

Logré divisar a una persona a pocos metros. Tenía un traje que parecía militar de color verde, además de una pequeña arma en su cintura y un antifaz en su rostro. Estaba segura de que eran parte de los que me están buscando.

Puse la daga frente a mi y la sujeté firmemente, apuntando a su estómago para dar un golpe certero. Era imposible que fallara.

Sentí cómo la hoja atravesaba su abdomen hasta enterrarse por completo. Debido a la fuerza que llevaba, terminé empujándolo hacia atrás, haciéndolo caer cerca de unas raíces y maleza que crecía junto al lago. Estaba segura que no necesitaba otro golpe, lo había acabado con uno solo.

Debido a la caída, el antifaz que traía en su cara se desprendió, revelando sus facciones. ¿Qué puedo decir? Era atractivo, no había visto a nadie en mucho tiempo, por lo que me puede afectar.

Ni siquiera me aseguré que estuviera vivo, simplemente saqué la hoja de su estómago y dejé el cuerpo ahí. No había nada que perturbara mi baño matutino.

—Si no me persiguieras, podría pensar algo de ti.

Comencé a caminar de vuelta al lago. Ni siquiera me había percatado que el hombre había tomado parte de la ropa que había preparado para cambiarme. De la nada, escuché a alguien hablando a mis espaldas.

–Ese fue un buen golpe.

Me volteé rápidamente y salté sobre él, colocando la daga en su cuello. No sabía cómo podía seguir vivo después de esa herida. Llevé mi mirada a su abdomen y no encontré rastros de sangre, ni siquiera lo herí. Tan solo había hecho un corte en su ropa, abriendo su chaqueta y mostrando la playera negra que vestía.

—Pero, estaba seguro que lo había matado.



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En el texto hay: combates, clases sociales, pasadostristes

Editado: 25.09.2020

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