Pacto Nupcial

*4*

No pasaban las siete de la mañana cuando Dayanne se encontraba camino a la hacienda, sus ánimos estaban en el límite de lo nerviosa y lo ansiosa, sentía que estaba huyendo de aquel hombre, pero sabía perfectamente que al enterarse quien había comprado aquella pieza, la buscaría de inmediato, era cuestión de honor y aunque hubiese cedido la pieza su orgullo fue ofendido.

—¿Está bien Milady? La noto intranquila

—Quizás es el cansancio Clara, no te preocupes.

—Tan pronto llegue le haré preparar lo que más le gusta, luego podra dormir un poco.

—La comida está bien, pero no puedo descansar aún — Clara miro inquisitiva a su ama —Ya verás porque.

No podía darse el tiempo de descansar, debía dejar listo los espacios dónde ubicaría los cuadros, la imagen de la misteriosa mujer la ubicaría sin duda alguna en su salón de té, en toda la entrada para poder observarla cada que entraba allí.

Parecía una locura pero sentía que esa pintura tenía algo que ella necesitaba en estos momentos, aunque tuviese un aire nostálgico no dejaba de sentir cierta sensación de calidez.

Nunca su corazón había sido tomado de esa manera, era extraño pero familiar.

Las demás si tenía que buscarles un espacio adecuado, aunque las había comprado para obtener su favorita, no significaba que las iba a dejar en cualquier lugar, ante todo eran piezas de arte y las trataría como eso.

Sus pensamientos viajaron por toda la mansión ubicando aquellas pinturas mientras el carruaje recorría la polvosa carretera.

Al llegar el carruaje a la mansión, Dayanne literalmente se tiró de el en busca de su capataz, debía estar lo más pronto en el hotel, no quería perder esa pieza por simple descuido.

—¡Virkam! ¡Virkam!

La voz de su ama resonó por la caballeriza

—¡Señora! ¿Qué hace acá? Este lugar no es para usted.

—Lo estoy buscando — respondió con mofa ante la evidente pregunta ——Arreglese un poco... Lo espero en la biblioteca ya.

El capataz asintió y miro a Clara buscando respuesta pero está lo ignoro y se fue tras Dayanne.

—Clara me puedes llamar al ama de llaves por favor — la mujer asintió y salió dejándola sola en la biblioteca.

Momentos después entro el capataz, con mejor presentación y dispuesto a escuchar la voluntad de la señora.

—Ya mismo me encargo de ello señora ¿Desea algo más?

—No, por ahora solo eso, te encargo mucho las piezas — no había necesidad de decirlo, por la manera que le hablaba de esos cuadros.

Pasado el medio día y luego de ubicar y reubicar otras decoraciones junto con Clara y el ama de llaves, los espacios para los cuadros estaban más que listo, ahora solo quedaba esperar a que llegara su capataz para que los dejara dónde había designado, la emoción la invadía, era la primera vez organizando libremente algún espacio de su hogar.

Mientras Dayanne esperaba algo impaciente la llegada de las obras, Virkam se encontraba en apuros por eso mismo.

—Entienda señor que no puedo darle información, esas piezas son legalmente de mi ama

—Créame que no me cabe la menor duda que su señora las adquirió honestamente, pero entiéndame caballero, es un error, esa pieza no estaba a la venta.

Virkam trataba de explicarle al hombre que él no podía hacer nada al respecto y el hombre no dejaba de decirle que necesitaba esa pieza de manera urgente, incluso ofreció el doble de lo que había costado esa pintura.

—Esta bien, le ofrecere tres veces más de lo que costó — Virkam se rascaba la cabeza desesperado, al parecer el anciano aún no comprendía que no era a él a quien debía ofrecerle tal suma —Mi ama vive en la hacienda Fulford Barn puede dirigirse hasta allá y hablar con ella, esto no es asunto que yo pueda decidir caballero, si me permite debo irme

El mayordomo de Carlos asintió no satisfecho pero si conforme, aunque la hacienda de la que hablaba el señor quedaba justo al respaldo de la mansión que pertenecía a los Browning, es decir a la de su amo.

Poco había escuchado sobre aquel dueño, solamente sabía que era un burges muy acaudalado y con pretensiones de un noble, pero más allá de eso no tenía más información.

Había prometido recuperar la pieza y eso haría, aunque ahora que lo pensaba ni siquiera sabía de cuánto era la suma que habían pagado por la obra, pero estaba casi seguro que no le costaria a su amo más allá de unos cientos de libras.

Iría a avisarle a su amo quien había comprado la pieza antes de visitar aquella hacienda.

 

*****
 

Para cuándo Virkam llegó Dayanne se encontraba a minutos de salir. Había sido invitada a una tarde de té en una mansión cerca de la suya, la esposa del duque de Grafton, quien había sido presentada por madame Giselle envío la carta de invitación para dicho evento y aunque esperaba su obra con ansias, no podía negarse a asistir a esas reuniones, un poco de distracción no le caía nada mal.
 

—Señora ¡Gracias al cielo la encuentro!

—¿Sucedió algo? — la cara de angustia de su capataz le hizo pensar en lo peor —¿La pieza dónde está? 
 

—Las traigo conmigo como ordeno — un suspiro de alivio salió de ella —Lo qué sucede es que un señor que dice ser el sirviente del dueño de la pieza, me pidió devolvertela, incluso se atrevió a ofrecer tres veces más de lo que la señora gasto en ella.
 


 

Dayanne sacudió la cabeza tratando de ordenar las palabras rápidas que su capataz decía.
 


 

—¡Que atrevido! — soltó sin pudor al comprender lo dicho por Virkam —¡Cómo se atreven a semejante descaro! ¿Sabes quién es el caballero? 
 


 

—No señora, lo siento... No me detuve a preguntar, yo le dije que hablara directamente con usted.
 


 

Dayanne no se sentía preparada para lidiar con hombres y menos cuando sin duda sería uno de esos con ínfulas de macho cabrío, esos pensaban que podían manipular a una mujer a su antojo. 
 




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