Todos llegaron al segundo piso, la casa era elegante, pero cuando llegaron al pasillo las paredes estaban llenos de rasguños, nadie se asustó ya que el grupo estaba acostumbrado.
–Al parecer la niña hizo estos rasguños, señor en verdad debo decirle que por mi parte tiene una estrellita, tuvo una maravillosa pelea -dijo tan solo con sus yemas de sus dedos deslizándose sobre la pared, viendo lo que había pasado.
-¿Cómo lo sabe? -preguntó el señor.
–No debió llamar aquel charlatán, debió acudir a la iglesia, seguro gastó mucho dinero.
–Ya llegamos, por favor tengan cuidado -dijo la señora.
-¿Cuidado? ¿Quiénes, nosotros o su hija? -dijo Ronald.
–Obvio a mi sobrina, no sé porque unos adolescentes están aquí ¿Dónde están sus padres? -sin saber la hermana de la señora estaba tocando un tema muy delicado.
–No sé preocupe señora, yo estoy a cargo -dijo el ángel Gael.
–Chicos saben qué hacer -ordenó Rebeca.
-¿Tú pones las órdenes? ¿Quién te crees? -dijo la hermana de la señora.
–Si le aburre mi presencia con mucho gusto me retiró -dijo Rebeca.
–Sí está bien, parece una delincuente y no tengo confianza en usted.
–De acuerdo, hay que irnos, vamos -ordenó Rebeca.
–Esperen ¿Adónde van? –dijo entre sollozos e impidiendo el pase
–Ella es nuestra líder, sin ella no hay nada -dijo Emily.
–Así es, vamos -dijo Julio siguiendo la corriente.
–Por fin, ya no soportaba la mirada de la señora, además tengo sueño -dijo Ronald.
–Por favor quédense –dijo entre sollozos –Por favor díganle a su líder que haga su trabajo y salve a mi hija.
–Todos pongan atención -mostrando su superioridad.
-¿Porque no te sacas la gorra? -dijo la dulce voz la hermana de la señora.
–Si me saco la gorra, capaz usted se queda opacada ante mi belleza y no estoy exagerando.
–Tiene razón –formo una sonrisa el ángel Gael.
–Tiene que ser necesario que todos ustedes asistan.
–Por ahora estamos en vigilancia y quiero que todos pongan atención ¿quieren que salve a su hija?
–Sí -dijo la señora.
–Entonces quiero que pongan mucha atención a mis simples condiciones, primero quiero que cierre su boca su hermana y segundo no quiero que su hermana nos mire como bichos raros, por mi parte no me interesa lo que piense su hermana de mí, lo estoy diciendo por mi grupo. ¿Está todo claro?
–Sí, pero quítese esa gorra –siguió la hermana y le sacó.
-¡Nooo! –al oír el grito todos se asustaron.
Editado: 05.01.2021