Paladines Entre Ángeles y Demonios

Capitulo Dos – Parte Uno: Decisión sin contexto.

El primer Ster de Senliel estaba acercándose a su final, el gigantesco sol ya no era tan grande como antes y empezaba a ocultarse entre las montañas sin dejar el mismo calor de antes. Acompañando la elevación del par de lunas brillantes un carruaje elegante tirado por dos pegasos volaba por el cielo.

Provenientes de la Sagrada Capital de Theia estos surcaron por encima de la ciudad de Theios, su viaje les había llevado todo el día habiendo salido a la mañana, pero por fin estaban a punto de llegar. Los pegasos pasaron de largo la ciudad para empezar a descender, una mansión mediana con forma de T podía deslumbrarse a lo lejos.

Las ruedas del carruaje tocaron el suelo de tierra mientras los animales blancos guardaban sus alas para usar sus pesuñas y correr en la noche, estos se acercaron hacia la residencia de un nuevo noble del reino.

Cinco hermosas mujeres con ropa de sirvientas abrieron las rejas negras de la entrada para que el vehículo ingresara a los jardines de la casa, no era para menos imaginar que ese nuevo noble Diwedd se percataría de su imprevista visita.

El carruaje ingresó a los terrenos hasta detenerse en la entrada, allí dos personas estaban esperando: Por detrás se hallaba una alta mujer de largo cabello blanco y el símbolo de un sol en el centro de su frente, en la cabeza un musculoso Szeniense con corto pelo blanco.

Cuando las ruedas dejaron de moverse el Sacerdote Radiante y la Clériga Lunar que conducían se bajaron para abrir la puerta y anunciar la llegada de una persona, el nuevo noble mantenía sus brazos detrás de la espalda con una falsa sonrisa de oreja a oreja. Del interior bajó la Virtud Teológica de la Caridad, un Nacido del Sol que teñía su cabello de negro.

Aquel nuevo noble era capaz de adaptarse a cualquier situación social por imprevista que fuera, y esta no fue la excepción, caminando hacia adelante Drimmar abrió sus brazos para preparar un abrazo. –Primer Ministro, pero que grata sorpresa –habló con una gran y vacía emoción–. ¿Qué lo trae a este lugar?

En comparación a las veces anteriores que lo había visto, en esta ocasión Prif tenía ojeras, parecía estar alterado y miraba en todas direcciones preocupado; él sabía la verdad y eso aumentaba la fanfarronería de Drimmar.

El Primer Ministro ignoró los normales protocolos de etiqueta y esto llamó la atención de su guardia que lo acompañaba y de la mujer a un lado de la puerta de la mansión. –Buenas noches –dijo apresuradamente–. He venido aquí porque tengo que hablarte de algo importante, y espero que puedas ayudarme –sentenció el hombre, esto sorprendió al nuevo noble.

Por la expresión preocupada en su rostro y los nervios expuestos parecía estar sucediendo algo que Drimmar no esperaba, provocando que por un momento la farsa del jugador se rompiera. –¿Qué es lo que pasa entonces? –Cambió abruptamente la expresión de su rostro y el tono de la voz.

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El lugar era mucho más grande de lo que imaginaba en un principio, normalmente la sala del comedor del Noveno Nivel del Castillo Ydalir se encuentra llena de mesas y NPCs sentados comiendo, aunque esta vez era totalmente diferente.

Todas las mesas se habían colocado a un costado mientras que las sillas al costado opuesto, solo se había dejado una mesa la cual se movió al centro de la enorme habitación. En cada punta de la mesa se puso una silla, encima elegantes manteles de seda, velas encendidas, copas de vidrio, vinos, y exótica comida.

Visto desde fuera se sentiría raro, yo me había sentido así cuando me imaginé la situación. Pero todo esto era por mi mejor amiga, siempre la ayudaría en lo que fuera y esta no sería la excepción. Todas las sillas se colocaron a un costado y en una de ellas me encontraba sentado, utilizando un collar con una gema romboide de color azul y dorado, obtenía el efecto para ser totalmente invisible y casi indetectable; de esta forma ni mi amiga o su amante se darían cuenta de que estaba presente, bueno mi amiga ya lo sabía, aunque no en qué lugar me encontraba.

Sentados en la mesa estaban Júpiter y Amas disfrutando de una elegante cena, la cual ella le había prometido hace bastante tiempo <A veces juzgo mal a luchi, parece que se olvida de las cosas, pero siempre recuerda lo más importante> pensaba sin distraerme de la situación.

El miembro del Triunvirato utilizaba los cubiertos para cortar un gran y jugoso pedazo de carne bien cocinado, podía notar que tenía la frente perlada lo que significaba que estaba nerviosa. Me apresuré en abrir el chat de ambos y le mandé un mensaje a Júpiter “Haz que se relaje un poco”.

Ella soltó una pequeña risa y sus ojos se movieron para percatarse de lo mismo que yo. –O sea, no tienes que estar nervioso. –Volvió a reírse.

Dejé salir un suspiro <Cuando se ríe mucho y repite sus muletillas es porque también está muy nerviosa. Hacer que la cita de estos dos salga bien va a ser todavía más difícil de lo que esperaba> de todas formas yo quería que esto saliera bien, he estado siguiendo el desarrollo de la relación amorosa de estos dos desde que regresaron de las negociaciones en el Reino Sagrado y no pueden arruinar todo ahora.

–Lo…lo siento –contestó el líder de los nobles.

Esto era nuevo ya que las únicas veces que lo veía de esa forma tan nervioso, y hasta asustado diría, era solo cuando se sentía intimidado por Ludwig u otro NPC; no por este tipo de situaciones <Hasta ahora él no demostró este tipo de actitudes ¡¿Por qué tiene que hacerlo justo ahora?!>.

Intentando tranquilizarse Imak acercó su mano hacia una copa de cristal llena de vino, su mano temblorosa casi tira el vaso y aunque logró agarrarlo a tiempo su pecho se infló y su respiración se aceleró como si estuviera a punto de ser decapitado.




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