Capítulo 22: Sentimientos
Esta vez no vomito, pero el mareo es terrible, tengo que tirarme al suelo para no caerme. Siento la rotación de la Tierra, y va muy deprisa. A Hero parece no afectarle en absoluto, se pone a corretear por el cuarto, si sigue creciendo voy a tener un gran problema, uno enorme. Me estabilizo en unos minutos pero la peleíta empieza a pasarme factura, el cansancio es como llevar un bloque de cien kilos en la espalda, me empieza a doler todo.
- No has comido en todo el día – No me había fijado – Vamos a cenar, tienes que consumir calorías.
- ¿No puedo descansar un poco antes? – No me veo capaz de llegar hasta la cafetería.
- No seas vaga, esto es parte del entrenamiento también – ¿Comer es parte del entrenamiento? – En una batalla aunque estés cansada no puedes tirarte al suelo y pedirle al enemigo que te deje descansar – Lo dice con sorna, se está riendo de mí, capullo.
- Sí, sí, lo he entendido – Me pongo de pie y me acuerdo del Wenil y de su madre en bicicleta; ya verás las agujetas de mañana – Vamos a comer.
- Aunque igual no es mala idea que antes te duches – Aclárate, ¿comemos o no comemos? – Igual la gente se sorprende al verte llena de sangre y tal – Ni me había percatado, no suele preocuparme mucho mi aspecto, pero tiene razón.
- Bien, me ducharé – Quiero morir – ¿Contento? – Igual me duermo en la ducha.
- Contento estaría si me invitaras a ducharme contigo – Éste es tonto – Dejémoslo en satisfecho.
- Como entres mientras me ducho… – Le fulmino con la mirada.
- Me matarás, sí, lo sé – Lo dice tan despreocupadamente que me preocupa.
- Más te vale recordarlo – Cierro la puerta con pestillo, no me fío, no sé qué hago hablando con un demonio, ni por qué dejo que me entrene, ni por qué no se me hace extraño que esté en mi cuarto como Pedro por su casa. Tengo que consultar muchas cosas con la almohada me parece a mí.
Kei no hace nada por lo que tenga que matarle, así que bajamos a la cafetería una vez que se ha puesto sus gafas de sol. Me parece ridículo que algo tan simple como unas gafas sean la diferencia entre parecer humano o demonio, casi tanto como el que a la gente no le resulte extraño que alguien las lleve en el interior de un edificio.
La ducha de agua fría me ha permitido despertarme ligeramente, pero el cansancio sigue ahí, acechando entre las sombras. Para variar la cafetería está a reventar, ¿este lugar se vacía alguna vez? Para mi sorpresa no veo ni a Amber ni a Fred, igual hemos bajado demasiado pronto, o igual su dispositivo de rastreo está roto, esto último me saca una risa para mis adentros. El menú de hoy se merece un aplauso, carne, de lo que sea, con patatas, y sopa de fideos. Tengo tanta hambre que mi estómago empieza a gruñir como si fuera un oso pardo.
- Qué susto – Kei es más infantil de lo que pensaba que podía a llegar ser un demonio – Por un momento creí que se trataba de un Rógar, ¿cómo puede tan poco cuerpo hacer tanto ruido? – Tal vez esté equivocada, tal vez no todos sean iguales, a lo mejor Kei es retrasado o algo.
- Es lo que tiene no cenar, no desayunar y no comer – Es un reproche en toda regla.
- Estoy contento – Dice mientras no sentamos en la mesa.
- ¿Debería peguntar por qué? – Es raro lo cómoda que me siento ya al hablar con él, como si fuese humano, ¿ayer quería matarlo y hoy esto? Algo extraño le ocurre a mi cabeza.
- Porque no me tratas ni como a un monstruo ni como a un extraño – La pregunta es, ¿por qué?- Sino como a un amigo – Esboza una enorme sonrisa mientras empieza a comer.
- Ya – No lo entiendo, y me preocupa, ¿es porque me estoy ablandado o porque me está ayudando? No lo sé – Disfruta de éste yo antes de que vuelva en mí – Él se lo toma como una broma, pero yo lo digo muy enserio.
- Esto está bueno – Tengo tanta hambre que cualquier cosa me sabe bien – Igual le cojo el gustillo a esto.
- Espero que no – Sí que está rico, sí – Es más, hoy te vas, ¿no? – Kei niega con la cabeza, tiene la boca llena – Pues por lo menos búscate un sitio donde pasar la noche – Una cosa es que no le odie del todo y otra que me guste dormir con él.
- Pero yo quiero dormir contigo – En ese momento Amber, Fred y Kai, que no sé qué pinta aquí, se sientan para cenar, qué casualidad – Como ayer – Kei cállate, que esta gente tiende a malinterpretar cosas – Resultó muy agradable – Ya está, sólo hay que mirar la cara que tienen de “lo estamos malinterpretando todo”
- Hola chicos, por favor ignorar las palabras de este idiota – Digo intentado no perder los estribos – No sabe lo que dice.
- Yo no veo nada malo en que una pareja pase la noche junta, Ellie – Fred se pone colorado conforme pronuncia las palabras – Es algo natural, creo – Señor dame paciencia, porque como me des fuerza.
- ¿Entonces ya lo habéis hecho? – Amber parece decepcionada.
- Sí, todo el día – Le pego una patada a Kei bajo la mesa, para indicarle que se calle.
- Entrenando, en el gimnasio, para matar demonios – Estoy sudando y me acabo de duchar – Eso es lo único que hemos hecho, y no somos novios – Y yo que pensaba que Amber era lianta…
- ¿Has estado desaparecida todo el día porque estabas entrenando? – Kai apenas ha tocado su plato, y no parece muy contento.
- Así es – Está claro que sólo tengo tapadera para por la mañana, pero algo se me ocurrirá.
- ¿Con él? – Dice repasando a Kei con la mirada.
- Tío, ¿qué problema tienes? – Yo solo quiero cenar tranquila por una vez en mi vida – No creo que tú puedas ayudarla más que yo – La tensión es palpable.
- ¿Acaso sabes con quién estás hablando? – Genial, lo va a matar – Friki con gafas.