Capítulo 33: Pandora
El escenario de hoy es distinto, hay una pequeña arboleda a pocos metros. El suelo está formado por cenizas y arena, me pregunto qué pasaría aquí para que el paisaje diste tanto en tan poco espacio. Imagino que el cambio de ubicación viene dado por la cercanía que tenía el otro a Northtown, Kei es muy previsor. Hero sale disparado tras un pequeño monstruo y desaparece entre la vegetación.
- ¿Es seguro que de vueltas solo, por ahí? – Pregunto algo temerosa.
- Ellie, Hero es capaz de acabar con un Rogar, créeme deberías preocuparte más por el monstruo – Visto así – Bien, ¿estás lista para el monstruo de hoy?
- Supongo, lo descubriremos pronto – No estoy cansada pero tampoco en plena forma.
- Iré a por él, no bajes la guardia en mi ausencia – Como si la bajara en tu presencia – Por cierto, ¿qué tal la mano de tu “novio”? Espero no habérsela destrozado mucho – Sabía que tarde o temprano iba a sacar el tema.
- Qué cara más dura tienes, literalmente – Deja salir una carcajada muy contagiosa – Está bien, no hubo que amputar.
- Una lástima – Creo que lo dice enserio – Sigo sin creerme que salgas con ese pintamonas – Kei, el monstruo por favor – Lo dicho, espérame aquí, enseguida vuelvo.
Desaparece, y yo le espero pacientemente. Una hora. Dos horas. Tres horas.
- ¿Pero se puede saber dónde mierda se ha ido a buscar al bicho? – Grito al cielo – Este es capaz de haberme abandonado aquí, por su bien espero que no sea así – Cierro los puños y los alzo al cielo – ¡Kei, bastardo, date por muerto!
El gritar y maldecir no provoca que Kei aparezca, pero por los menos yo me desahogo. Me pregunto dónde se habrá metido ese idiota y para que me dice que lo espere si no va a volver. Me tumbo en el suelo y me pongo la mano a modo de visera, el sol brilla con fuerza y aun así no puedo evitar contemplarlo, puede que algún día acabe desapareciendo, como todo. Me aburro, llevo demasiado tiempo esperando, es desesperante. Pasan unos minutos más y escucho pasos, ya era hora.
- ¿Se puede saber dónde te habías metido? – Le reprocho mientras me incorporo – Llevo una eternidad esperándote, ya pensé que no volvías – Me sacudo la tierra del trasero y me doy la vuelta.
- Yo también estaba deseando verte – Cualquier rastro de humanidad en mi cara se borra al ver lo que tengo delante – Me ha costado mucho encontrarte.
- Rayslim – Escupo las letras, una a una.
- Siendo francos no te buscaba a ti, pero al menos podré divertirme un rato – Saco los cuchillos y me mentalizo, no hay donde huir ni donde esconderse, hoy una de las dos morirá – Veamos cuanto aguantas, insecto.
- Puta – La imagen de Adam se cruza por mi cabeza, muerto – Voy hacer que pagues lo que hiciste, con intereses.
- Si te refieres a la muerte de tu amigo – Tiene una sonrisa de oreja a oreja – ¿Cómo se llamaba? ¿Andrew? ¿Alex? – Chasquea los dedos – Adam, era Adam ¿cierto? – Con Hero fuera del mapa y Kei desaparecido voy a tener que encargarme de esto sola – Su muerte fue tan patética que ni siquiera pude regodearme de ella – Quiero matarla, lentamente.
- Cierra tu asquerosa boca – No llevo mis armas de fuego, lo que me pone en desventaja – Acabemos con esto de una vez.
En un pestañeo aparece por mi espalda, previsible. Me tiro al suelo y ruedo, hasta conseguir una distancia de seguridad, me siento como una croqueta. Por desgracia yo no puedo teletransportarme como ella, y por tanto mis intentos de correr y ganar distancia son en vano. Le lanzo los cuchillos en varias ocasiones sin resultado alguno, es como si el entrenamiento no hubiese servido para nada, concéntrate. No quiero ponerme en modo asesino, porque Kei me lo prohibió pero a este paso no voy a tener opción. Tres rasguños en mi pierna y un “casi” después estoy agotada, uno de mis cuchillos le ha rozado o eso me ha hecho creer. No puedo tener pensamientos derrotistas o entonces sí que estaré acabada. Decido ignorar toda advertencia e intento activar mi modo asesino, o lo intentaría si tuviese un solo segundo para pararme y pensar. Odio a Rayslim, y que posea esta habilidad no ayuda.
- ¿Cansada? – Dejo salir un suspiro, me falta el aire y estoy sudando a mares – La última vez parecías más fuerte – Tu dame un momento y verás – Supongo que fue suerte – Como si existiera tal cosa.
- La última vez tú también parecías más fuerte – No creo que ese comentario me ayude, pero es que me sale del alma.
- Veo que aún te quedan fuerzas para hablar – Sus ojos me hipnotizan, ese rojo tan intenso que refleja su sed de sangre – Creo que voy a terminar ya con esto, tengo cosas que hacer.
- Sigue soñando – La arbolada es el mejor lugar para esconderme y conseguir tiempo, así que salgo disparada, como una bala.
- Que mona, cree poder darme esquinazo – En ese mismo momento un sable se materializa atravesando mi pierna completamente.
- ¡Aaaaah! – Grito de dolor, ¿en qué momento? – ¡Joder, me cago en la puta!
- ¿A que eso no te lo esperabas? – Saco el sable y la sangre empieza a brotar de la herida – Es el truco que uso cuando las cucarachas intentan huir – No puedo seguir corriendo, no así.
- Piensa Ellie, piensa – Digo para mí misma, necesito un milagro para salir de esta.
- Esta es mi parte favorita – La odio, a ella y a su cara de satisfacción, y lo peor es que posiblemente sea lo último que vea – Cuando os dais cuenta de que estáis muertos hagáis lo que hagáis – No voy a rendirme, no sin dar por culo.