Para que te quedes

1. Las lecciones de la vida

Camille

Las lecciones de la vida son parte de un verdadero enigma, hasta que se conoce el propósito de la lección

Estaba asustada no lo niego, estaba a nada de que en pocas horas salga en la portada de un periódico local amarillista, con un gran rótulo de "Chica fallece de inmediato, tras caer de un puente” y todos aplicando a teorías que al final se quedarían como su nombre lo dice, en teorías poco convencionales sin llegar a una verdad absoluta

— ¡No lo hagas! — gritó desesperado un chico que aparentaba unos 22 años, el viento hacia revolver su cabello negro llevaba una chaqueta gris y una bufanda del mismo color de la chaqueta —Esa no es la solución para lo que sea que te está pasando, hazme caso

Y, por otro lado, llegó James, agitado mientras me miraba descalza y con una mirada de miedo y nerviosismo

Ninguno sabía lo que en realidad me estaba costando cada día levantarme de mi cama y fingir que todo estaba bien, sonreír y ser un "buen ejemplo" para el resto, aquí el problema no era mi familia, ni por amor, ni amistad, el problema simplemente era yo, pues mi madre siempre me recalcaba lo inútil que podía llegar a ser

— ¡Cami, no lo hagas por favor! Piensa un poco mejor las cosas

Tome mis zapatos y pase por el lado del chico de cabello negro empujándolo, si él no hubiese llegado antes de James, hubiese cumplido el único propósito que tenía para el día de hoy, pero tampoco lo iba a culpar de todo, puesto que si hubiese sido más valiente no hubiese llamado su atención de nadie

Antes de bajar el puente completamente me puse nuevamente los zapatos, me encontraba enojada y frustrada por el error del día de hoy.

— ¡Hey! espera —llamo mi atención el mismo chico que había impedido todo y camine más rápido —. Camila espera

Decidí ignorarlo y seguir caminando a la parada del autobús y asi tomar el que iba a mi casa

— Veo que esta enojada —habló una vez más detrás de mí y me cruce de brazos

— ¿Me puedes dejar en paz? —pregunte enojada y negó

— Sólo quería decirte que se te olvido esto —me entregó una carta y la tome enojada guardándola en mi chaqueta —, vamos por un café yo solo te escucharé, eso es lo que necesitas, yo invito

—No aceptó propuestas de desconocidos —respondí de inmediato

Mi cuerpo temblaba debido a la adrenalina y al hecho de pensar que estuve a nada de ser un problema en mi familia, el día estaba más que perfecto, justo con el clima de mi agrado, un día lluvioso.

—Tienes toda la razón aun soy un desconocido, pero no hay problema, soy Elías —extendió su mano y lo mire desconfiada

—Camille —finalmente acepte su mano

—Entonces ¿Aceptas el café?

— Está bien, pero vayamos a un lugar en donde haya más gente, no confío en ti —respondí y él soltó una sonrisa divertida

—¿De qué te ríes? —pregunte enojada y me miro

—De que no confías en mí, pero aun asi has aceptado el café —explico y me aferre mas a los bolsillo de mi chaqueta—Te puedo secuestrar de aquí en una esquina —agrego divertido

—Eso no me causa diversión —inquirí dedicándole una mirada seria y él sonrió

Ninguno pronuncio nada más y ambos nos encaminamos a la entrada del centro comercial

Bajamos a la primera planta y me guío hasta una cafetería

—Y bien, te escucho —dijo y lo mire—, te prometí que te escucharía y yo siempre cumplo mi palabra

— ¿Qué quieres que te diga? ¿Como sé que después no saldrás corriendo y me atacaras con comentarios negativos? —pregunte y sonrió

—  No soy esa clase de persona Camille —dijo de inmediato

—Y si ¿sí lo eres? —pronuncie y negó

— Bien, esto será más complicado de lo que pensé —murmuro para sí mismo, por lo que lo mire seria

Me quedé en silencio por unos minutos, y estaba entre decirle lo que pasaba o simplemente mentirle.

— No quiero hablar de eso —dije finalmente

— Como sé que no puedo obligarte a decirme lo que tienes o lo que está pasando en tu vida, por lo menos me puedes dar tu número de teléfono —pronuncio y fruncí el ceño

—Ay no me digas ¿Ahora dirás que me vas a vigilar? —murmure divertidamente y negó

— Si te pasa algo, no quiero cargar con ese tormento en mi conciencia —respondió y me reí

— Elías, si llegará a pasar algo ni te enterarías —dije y me miró serio, dándome a entender que no le veía nada gracioso a lo que acaba de mencionar

—No es divertido lo que acabas de decir Camille

Rodé los ojos y me concentre en terminar de tomar el café, pronto sería la noche y tenía que regresar a mi casa a seguir siendo la hija, hermana, sobrina y nieta "perfecta", a la que no le afecta nada, ni nadie y mucho menos le afectaba lo que últimamente le estaba pasando

— Lo sé, pero no volverá a pasar




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