Camille
Terminamos de comer con las chicas y luego de unos segundos dejamos las bandejas en el lugar designado y empezamos a trabajar con el proyecto con el que trabajaríamos todo el semestre
—Pilas que se están yendo los chicos guapos —murmuro Emma y me reí
Continuamos discutiendo y detallando cada punto de los puntos principales del proyecto, y luego de tres horas estábamos saliendo del establecimiento, las chicas vivián en el sur asi que tomaron una dirección diferente y yo me encaminaría hasta la parada del bus
—Vaya hasta que por fin saliste, pensé que te quedarías a dormir en ese restaurante —bromeo Elías
—¿Qué haces aun aquí? —mencione sonriendo falsamente
—Te estaba esperando —respondió de inmediato
—Que pregunta para mas tonta —me regañe entre dientes y me miro
—¿Dijiste algo? —pregunto y negué
—No, nada, solo…—mire mi reloj—, eh… hablamos luego, voy tarde a mi casa —dije y tomo mi brazo para que no me vaya
—Te propongo algo, te voy a dejar a tu casa —dijo y negué divertidamente, si llego con él a mi casa las viejas chismosas del barrio empezaran a hablar y pensar cosas inimaginables de mi
—Elías muchas gracias por ofrecerte a llevarme, pero no —mencione
— Está bien lo entiendo perfectamente, pero aquí va mi otra pregunta ¿Quieres ir a conversar conmigo? Puedo asegurar que eres muy buena escuchando —pregunto y lo mire ¿Enserio él pensaba que era buena escuchando?
—¿De qué quieres que conversemos? —cuestione sonriente y sonrió
—Ya se nos ocurrirá ¿Vamos?
—¿No tienes clases? —pregunte y sonrió
—Aun no ingreso a clases, asi que vamos a conversar, conozco un lugar agradable para que te relajes un poco, tranquila que no soy un secuestrador ni nada —dijo y lo mire desconfiada
—Ya te dije que no subo a.… a medios de transporte de desconocidos —hable y sonrió
—Si te pones a pensar, en realidad todos los días te subes a un medio de transporte de algún desconocido —hablo y me reí
—No encuentro fallos en tu lógica
—¿Entonces qué dices? —pregunto
—Está bien, pero vámonos antes de que me arrepienta —lo sentencié y nos encaminamos hasta donde se encontraba su moto parqueada, mientras conversábamos de cualquier tema
Me entrego un casco y lo puse en mi cabeza sin saber cómo se ponían aquellos benditos seguros, asi que miré a Elías
—¿Me ayudas porfa? —pregunte algo avergonzada y asintió sonriente
Se acerco a mí y me ayudo a colocar aquellos seguros, me indico otras funciones del casco y estábamos listo para partir
—Sube —ordeno y mire la moto, yo era de estatura baja por lo que cabe mencionar que no sabía cómo subir —¿Nunca te has subido a ninguna? —pregunto y negué—, bien mira pones un pie aquí y luego pasas tu otro pie al otro lado y ya esta
Hice lo que me había acabado de explicar y luego de unos minutos ya nos encontrábamos detrás de unos carros en la avenida, al principio sentí nervios y miedo, pero luego estas emociones se transformaron en adrenalina pura cuando empezó a correr más.
Luego de unos 25 minutos se parqueo en un lugar que todo indicaba que era un mirador, se podía observar toda la ciudad
—Que hermoso lugar, no tenía conocimiento de esto y mira que desde que tengo uso de razón, vivo aquí en la ciudad —mencione
—Es un lugar que lo he descubierto hace unos días y tenía que traerte si o si —dijo
—Vea nomas eso —murmure y sonrió—, entonces joven Elías ¿Qué es lo que usted desea hablar conmigo?
Empezamos a caminar recorriendo un poco el lugar y él miro por unos segundos el paisaje y luego me miro
—Quería que nos conozcamos más, y ser amigos ¿me dejas ser tu amigo? O lo más correcto sería preguntar ¿Ya somos amigos? —cuestiono
—Acepto ser su amiga —dije estirando mi mano para que él la tome y estrechar nuestras manos—, mucho gusto en conocerlo joven ¿Cuál es su nombre?
—Señorita, el gusto es mío—me siguió el rollo—Mi nombre es Elías Ignacio Echeverria Fuentes
—Bonito nombre —alague y me dedico una mirada coqueta, por lo que lo mire con los ojos entrecerrados
Debía admitir que era demasiado atractivo, pero era notable que él tenia novia y entrometerme en una relación más, no estaba en mis planes.
—¿Y cuál es tu nombre?
—Mi nombre es Camille Dalieth Minderos —conteste, en realidad mi apellido no era Minderos, pero en estos tiempos no se confía en nadie hasta que demuestre lo contrario
—Tienes dos nombres muy bonitos —menciono y negué sonriente
—En realidad no me gusta ninguno, pero pues no se puede hacer nada —respondí
—En realidad, si puedes cambiarte los nombres —menciono y sonreí
—Uy no, eso es un trámite —respondí y se rió
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Editado: 12.12.2024