Elías
Deje a Camille en su casa, pero me quedo una espinita al verla tan intranquila, así que me fui a casa, no tenía muchos ánimos de ir a ver a Victoria. Cuando llegue a casa, mi madre se encontraba en la sala mientras leía, así que deje un beso en su mejilla y me senté a su lado
—¿Cómo te fue? —pregunto ella y suspire
—Bien, no me quejo —respondí y me quedo mirando por unos segundos—, he ido a casa de la señora Adara y he tomado unas fotos muy buenas ya que me encontré con José en la heladería
Le pase mi cámara para que ella mire las fotos y en cada una ponía una sonrisa, hasta que vio algunas fotos de Camille y se extrañó un poco
—¿La conozco? —pregunto y rasque mi nuca
—No mami, es una amiga nueva —respondí y asintió
—Sabes, creo que la vida te sorprende al abrirte este tipo de oportunidades, es decir, de disfrutar lo que amas y vivirla plenamente — dijo y la verdad es que no la comprendí muy bien
—Si mami, así es —respondí algo confundido y ella me miro nuevamente
—¿Qué pasa con aquella chica y no me cuentas? —pregunto y sonreí
—No ha pasado nada, como he mencionado antes, ella es mi amiga —respondí de inmediato
—Elías… —pronuncio mi madre
—Mami no es lo que piensas, Camille es una amiga y siento que está en mis manos que ella pueda seguir aquí —explique y mi madre me miro sin comprender—, no puedo...
—Elías hazme el favor y me cuentas como en realidad son las cosas, caso contrario creeré que andas con Victoria y con esta chica —pronuncio mi madre y aprete mis labios, mientras buscaba la manera correcta de empezar pues sabía que mi mamá me conocía tan bien y me cacharía si le decía alguna mentira
—Aquel día que te fui a dejar en el centro Comercial, iba saliendo del estacionamiento y a lo lejos pude ver a alguien llorando en el puente que esta frente a este shopping, sentí una pequeña intuición de que algo malo iba a hacer aquella chica y no dude en irla a ayudar, afortunadamente llegue, y desde allí se ha convertido en mi amiga —hable
—¿Y por eso sientes que ella está en tus manos? —pregunto y asentí algo avergonzado, porque, aunque para mí no sonaba estúpido quizás para otros sí—, definitivamente me doy cuenta de que no me he equivocado con tu crianza, pero mi amor—tomo mi mejilla—, deberías también ser consciente de que si en algún momento llegara a pasar aquello y no llegues a salvarla…
— Me he propuesto ayudarla madre y nadie lo va a impedir —explique
—Nadie está diciendo aquello, tienes mi apoyo y quisiera conocerla —dijo y la abrace—, puedo ayudarte comenzando a recomendarte una colega
—¿Por qué tu no lo haces, eres una excelente psicóloga? —pregunte
—Porque no sería ético, pero si puedo ayudarla no dudes que tienes mi apoyo incondicional —pronuncio mi madre y dejo un beso en mi frente —, pero con la promesa de que no te obsesiones con aquello, cada persona tiene su manera de afrontar sus emociones y situaciones de diferente manera
—No será así mamá, pero si está en mis manos que ella cambie su manera de pensar no dudare ni n segundo en ayudarla —respondí de inmediato
—¿Y qué ha pasado que te noto intranquilo desde que llegaste? —pregunto una vez más
—Camille estaba muy feliz en la reunión, pero cuando la fui a dejar a su casa la note muy intranquila como si estuviera llena de miedo y no sé si tiene problemas en su casa, y siento que algo malo le pudo haber pasado —explique y mi madre puso su mano encima de la mía
—Habla con ella, hazle sentir que no está sola, bríndale confianza y empatía, sin presionarla —sugirió mi madre y asentí
—Eso hare, mientras tanto Victoria me ha dicho que le ayude con unas cosas y debo ayudarla, bajare a la cena ya que papá creo que no tardará en llegar. Te amo má y muchas gracias — Dije por última vez y subí a mi habitación
Me recosté por un momento en mi cama mientras observaba las fotos que había tomado y sonreí al ver las de Camille mientras reía con Pablo, mientras observaba algo que le llamo la atención, entre otras.
Le deje varios mensajes a Camille y no se entregaban, así que para distraerme un poco llame a Vicky
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Camille
Una vez más me encontraba llorando a mares en mi habitación, mientras mi cabeza solo repetía lo que mi madre hace minutos atrás me había dicho ¡Sin ustedes mi vida no fuera así! ¡Yo trabajo para darles todo y nunca valoran nada! ¡No sirves para nada! Y entre otras palabras que dolían más, pues ella no se daba cuenta que, aunque ella piense aquello, yo valoraba su esfuerzo y todo lo que nos daba.
—Camille, mi mamá te llama —informo mi hermana, así que salí de mi habitación encontrándome con mi madre haciendo las cuentas de la casa
—Se supone que manejas las cuentas de la casa y resulta que falta el pago del garaje —pronunció mi madre y recordé que ese restante Lucas debía poner
—Lucas tiene que pagar aquello —explique y mi madre me miro enojada
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Editado: 22.08.2022