Paralelos

PREFACIO

La observo.


Levanta la pantalla de su portátil haciendo que la iluminación se refleje en su rostro. Una de sus manos presiona los dedos de la otra, logrando que resuene cuando truena los dedos de sus manos. Camino lentamente en dirección a donde está sentada en el suelo, frente del sillón. Se queda estática por un momento, haciendo que también me detenga a su paso. ¿Será que se dió cuenta de mi presencia en la sala de estar?


Descarto la idea en el momento que toma un trago del café que esta posicionado en la mesa de centro. Ella está sentada en la alfombra mientras que el ordenador está apoyado en la madera de la mesilla que esta en el centro de los muebles. Una vez descartada la idea de que ella sabe de mi presencia, me siento en el sillón a su espalda. No sé nada acerca de esta chica más que en ocasiones me asusta cuando habla sola consigo misma.


¿A qué te dedicas, extraña que invades mi vivienda?

Ladeo el rostro cuando teclea en su portátil.

«Capítulo uno...» leo mentalmente lo que escribió.

Después de escribir aquello se detiene de nuevo. Sus dedos se mueven en el aire y de ella sale un murmullo largo. «Es escritora» digo para mí mismo. Eso podría explicar su adicción al café y las sagas de libros que guarda en una caja. Reboto en mi asiento cuando de repente suelta un chillido pegando su mejilla en el ordenador. Debido a que tiene presionada su mejilla contra el teclado, en el documento aparecen letras infinitas.

—¡Agh! ¿Por qué esto es tan difícil? —Otra vez está hablando sola.

A veces quería creer que la chica se refería a mí al hablar, y no pensar que sea posible que tenga algún trastorno mental.

¿Qué será difícil para ti, compañera de habitación?
 

Se acomoda como anteriormente estaba y la veo abrir la pestaña de navegación. Teclea nuevamente y me inclino un poco para observar desde mi posición lo que dice.

 

—¿Cómo empezar una novela de romance? —repito elevando una de mis cejas. Ingresa al primer enlace que le aparece, donde le promete encontrar consejos para escribir una novela romántica—. ¿No te servirá tener la trilogía de cincuenta sombras de grey? —murmuro en voz alta cuando claramente ella no puede escucharme.

 

Ella luce concentrada en lo que lee, pero no llega a leer al final de la página cuando suelta un suspiro, cerrando la pestaña de navegación.

 

Refunfuña antes de decir en voz alta un: —Me rindo, empiezo a escribirla otro dia.

 

Mis labios forman una línea delgada negando cuando ingresa a su cuenta de Netflix, y de nuevo niego cuando veo que elige —lo que juzga ser— una película de terror. Me voy, no pienso tener pesadillas por lo que vea mi vecina, la cual también he llegado a la conclusión que puede ser un fantasma, porque cuando toco cualquier parte visible de su piel, desaparece. Algo como si fuese un truco de magia, que honestamente al principio me dió miedo.

 

Me levanto del sillón, agachándome también en el suelo.

 

He visto que parece pensativa de algún asunto. ¿Se tratará del afiche de un concurso que está pegado en la pared de la habitación?

 

«Con que tienes que escribir sobre el amor, eh.» comento en mi interior, «¿Por qué se te hará difícil?» cuestiono. Es algo quisiera preguntarle. Es algo del que quiero escuchar alguna respuesta.

 

—Pero... creo que en estos momentos es difícil que tú me des una respuesta —Una persona externa de la escena puede pensar que soy un loco que le habla a la nada misma, porque he descubierto que solo yo puedo verte. «Por qué yo? —volvía preguntarme—. Creo que me estoy volviendo loco» era mi conclusión.

 

Suspiro detallando su rostro de perfil.

 

—Ojalá pudiese ayudarte... —musito haciendo un puchero con mis labios, cuando seguidamente la chica se queda estática ante lo que dije, o más preciso, mi voz. Sus ojos se abren un poco pestañeando rápido, y mi corazón late con fuerza en el momento que la chica gira su rostro a mi dirección.

 

Sus ojos observan los míos.

 

Me está... ¿viendo?

 

Yo también pestañeo por la repentina acción.

 

Sus labios se abren para decir algo.

 

Pero lo único seguido que sale, es un grito estruendoso que me asusta.

 

No se espanta por sus películas de terror, ¿pero si por mí?

 

Vaya, eso ha golpeado mi ego.

 

 




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