VIVIAN NOBOA
En la noche no pude dormir con la incertidumbre de qué pasará en los próximos días, peor aun sabiendo que Camila se quedó en el cuarto de huéspedes. Quería ir y asfixiarla con la almohada. No me daba buena espina por dos razones. La primera era el afianzarse tan rápido a la mafia a tal punto de que sus decisiones pesaban en todo y a todos, por otro lado ¿Qué intenciones tenía con Alex? En un principio andaba de cariñosa como novia embobada, pero al final, se metió con sus inseguridades cuestionando su capacidad para afrontar el cargo de su padre. Quizás solo quiere asegurarse de que Alex no sea una amenaza a los planes de Brandon.
Había quedado en ir a la casa de Alex para desayunar ya que no quería estar en el mismo lugar que Camila por mucho tiempo, pero antes de llegar a la salida, ella estaba parada allí con una bata de baño. Mierda, incluso tenía los mismos hábitos de mi padre de aparecerse cuando menos quiero verlo.
-¿Dónde vas, prima?
-Preferiría que me llames Vivian -la rodee y abrí la puerta-. Iré a ver a Alex.
-Será mejor que lo hagas pronto -su tonó cambió-, Vivian. Brandon no es tan paciente que digamos.
-Camila. Tú sabes que no hay que precipitarse en este tipo de trabajos, no parezcas una principiante.
-Lo sé, mentirle a alguien cercano es un riesgo.
-No le miento, solo le oculto varias cosas que lo pondrían en peligro. Aunque no lo creas, es bastante perspicaz.
-O quizás te gusta, ¿verdad? No tienes por qué ocultármelo. No me involucraré si es así -lucía tan linda y comprensiva que me dieron ganas de creerle.
-Gracias, Camila. Pero Alex es mi compañero de trabajo, lo aprecio de ese modo.
-¿Lo dices por esta semana que estuvieron juntos? -la miré incrédula-. Juan me lo contó.
-No me digas, ¿Qué no más te contó mi padre? A veces es muy boca floja.
-En realidad, no fue mucho, solo que has cambiado desde que te juntas más con Alex, piensa que hay algo entre ambos, pero que tú lo niegas.
Sentí alivio al saber que no le contó que me habían encargado matarlo. -Aquí no hay espacio para el amor -solté lo mismo que dijo mi padre-. Soy consciente de ello, así que no te preocupes.
-Me alegra oírlo, Vivian, ya te estaba dando por perdida. Más aun sabiendo como es él.
Me reí algo enfadada por asumir cosas de Alex.
-Según tú ¿Cómo es él?
-Pues… no vale la pena; es inferior a nosotras.
-Tiene sus virtudes, te lo aseguro.
-Pues sí, creo que su atractivo es una de ellas, pero no hablo de eso. Alex no tiene madera para la mafia.
-Es conveniente tener otro punto de vista en esto, ¿No crees? Además, el cumple con su roll en el trabajo, es listo, cauto…
-Y frágil -complementó ella-. Y eso, querida prima, perdón, “Vivian”, es un error fatal. ¿No crees que sería mejor desaparecerlo? Podrías encontrar cualquier reemplazo como tu acompañante. Incluso yo podría serlo.
-Me alagas, pero estoy bien con él. El hecho de que sea distinto hace que lo prefiera, aquí no se puede confiar en nadie y él se ha ganado eso de mí.
-Ya veo. Me saludas a Alex cuando vayas a robarle la computadora y procura no robarle el corazón -dijo burlona despidiéndose y desapareciendo en la cocina.
Salí disgustada y me dirigí al garaje. Maldecía desde mis adentros disimulando estar serena y controlada, cuando en mi mente pisoteaba a Camila una y otra vez hasta dejarla sin dientes, pero solo le di un golpe al volante y suspiré cansada. Froté mis cienes tratando de relajarme y salí en dirección a la casa de Alex.
Cuando llegué lo encontré sentado en la entrada, llevaba un pantalón de pijama, una camiseta de Pokemon que me encantó, y el pelo le caía desordenado sobre su rostro. Saludamos con la cabeza y me senté a su lado. Toda la cólera que tenía al salir de casa se esfumó en cuanto una sonrisa apareció en sus labios.
-Linda pijama -mencioné.
-Sabía que te gustaría, la tengo hace tiempos, pero la había olvidado en el fondo de mi armario.
Me invitó adentro y el desayuno ya estaba servido, aparentemente, él lo hizo para ambos. Apuesto a que lo hizo para revivir la experiencia que tuvimos haciendo el almuerzo en mi casa.
-¿Te dejaron solo?
-Como siempre -respondió.
Tomé una tostada y un batido de fresa, mientras él bebió un sorbo de su café amargo con galletas. Puso una música suave de fondo, era Coldplay. No decíamos nada y el ambiente seguía siendo acogedor, nos observábamos fijamente, cuestionando y negando con nuestras expresiones a preguntas abstractas realizadas con la mirada. Hasta que abrí la boca.
-¿Cómo fue tu primer amor?
-Pues… -se puso nostálgico-. Fue hermoso. Aunque siento que terminó demasiado pronto ya que nunca nos llegamos a conocer bien.
-¿La extrañas?
-A veces me hace falta. Con ella era fácil dejar de pensar tanto. Pero en estos días leí algo que me llamó la atención, la frase decía “Tal vez ese era el problema: enamorarme de alguien que solo me necesita para matar sus ratos de soledad”. Es de un libro que ella me regaló. Pensé que yo hacía eso con ella, matar mis ratos de soledad. Por eso me dejó y se buscó a alguien que estuviera a su nivel.
-No equipares estar con alguien solo por su nivel. Cada persona se vale a su manera, y tú vales más de lo que te imaginas. Quizás fue el momento o las circunstancias lo que la impulsó a alejarse de ti, pero estoy segura de que lo lamenta, eres un chico maravilloso.
-No sabía que eras tan sensible Vivian -me observó con un cálido afecto en los ojos-. Gracias.
-Solo soy así contigo -le guiñe el ojo-. Enserio, no le digas a nadie.
¿Qué pasaría con estos sentimientos después? Fue una pregunta que se formuló rápido en mi cabeza, pero era algo que ignoraría por el momento, estar con él es el único lugar donde puedo ser yo misma.
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Editado: 31.05.2022