Pase lo que pase, siempre te querré ©

***

Helena Smith

 

Acabé apagando el móvil con rabia, todo a mí alrededor había seguido su curso mientras que yo me había detenido y estancado.

Dejé la ventana abierta y me desnudé lentamente, volví a encender el móvil con la única esperanza de recibir un simple “Te quiero” o “Dulce sueños”. En su lugar no encontré nada, mas que un simple mensaje de la tarde de la catástrofe. Una lágrima empieza a recorrer mi mejilla cuando Cara llama a la puerta y sin esperar respuesta entra. Estoy llorando, la pantalla del móvil sigue encendida y se puede ver en que chat me he metido, Cara me abraza y pego mi cabeza a su hombro.

-Sabes, te has pasado tres meses en coma, y Alex no había día que no fuera a verte, se sentaba a tu lado y te cogía la mano. Ha dejado las drogas y su banda. Ha vuelto a entrar en la universidad, está terminado la carrera de Ingeniería informática, le quedan dos años, dentro de poco es su cumple-. -Sé que esperabas poder verlo, pro si te soy sincera ni yo sé dónde está, le he escrito un mensaje y ni si quiera le ha llegado… Tu descansa y mañana le llamas ¿Vale?. Te quiero hermanita-. Cara depositó un beso sobre mi frente y salió del cuarto.

Empecé a tener frío aunque me resistía a cerrar la ventana, confiaba en  que Alex viniera esta noche. Empecé a llorar cuando un brazo grande y conocido me envolvió por detrás. –Alex…-. Él se limitó a besar mi cuello y a envolverme más con su cuerpo. –Estas temblando, voy a cerrar la venta-. –No te muevas por favor-. Asié con mas ahínco su brazo y lo atraje hasta mi cara. –Te quiero-. Susurró, un tono apenas audible, pero suficiente.

Me di la vuelta hasta quedarme enfrete suya. Busqué sus labios con desesperación y los besé con deseo. Las manos de Alex recorrieron mi cuerpo hasta acabar el encima mío, besó mi cuello con delicadeza, su boca envolvió con una delicadeza angelical mis pezones dejándolos duros y doloridos, dejé exhalar un gemido al mismo tiempo que una mano bajaba por mi caderas, acerqué mi boca a la suya en el preciso instante en el que su mano encontraba i clítoris. Solté un jadeo y una media sonrisa, Alex lo notó, y respondió introduciendo dos dedos en mi vagina, jadeé y lo besé con más fuerza aun.  Separó un poco los labios y pregunto en un susurro -¿Segura?-. –Segura-.

Relajé todo mi cuerpo en el preciso instante que su pene entraba en mi vagina, Un grito quedó ahogado en mi garganta, Alex embestía rápido, fuerte y duro. Mi mano aprisionaba mi boca, me retorcí de placer, me iba a correr, lo sabía.

 

-Te quiero niña bonita, y si me lo permites, quiero hacerte mi mujer-.  –Te quiero Alex-.




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