Pasos en la habitación de al lado

-11-

Desde la habitación... 

- Bien, déjalo ya. No lo necesitamos, todo va según lo planeado. 

- Pero, podemos utilizarlo para manipularla ¿estás segura? 

- ¡Aquí se hace lo que yo diga, no me cuestiones! -exclamé molesta. 

- Bien, como quieras 

Tecleaba y tecleaba en busca de las últimas piezas para poder dar el último paso. 

- Listo. El mundo está a punto de presenciar la magnificencia de mi inteligencia. 

Terminé lo que estaba haciendo y comencé a preparar el bolso que necesitaría más tarde. Lorazepam (solo por si la situación lo amerita), sogas, bolsas, un bastón, y... ¿deberé llevarla?  

Bien, solo por si acaso. Todo listo. Eché un vistazo antes de salir y emprendí camino. Cámara uno, equis. Dos y tres, fuera. Y cuatro, adiós.  

- Hola querida, ¿qué tal todo? 

- Buenos días señora Ross. Todo bien ¿qué tal su lunes?  

- De maravilla querida ¿ya vas a trabajar? Creo que se te hace tarde. Ten una manzana para que te dé energías -le entregué la fruta con una sonrisa y dije –Ten un buen día querida. Cuídate ¿sí? Tantas cosas que están sucediendo. 

- Sí, está hecho todo un caos en la ciudad. Gracias por la manzana. 

<<Paso 1, completo...>> 

- No hay porque cariño. A propósito, no he visto a Brais desde el otro día ¿cómo se encuentra? 

- Oh... él está... bien. Tiene muchas cosas que hacer, pero está todo perfecto. 

Claro que sí... 

- ¡Ay, que alegría!, ese chico es todo un trabajador. Casi ni se le ve por aquí, es triste. 

- Ya pronto podrá darse un paseo por aquí y saludarla. ¡Oh! -vio su reloj en su muñeca -se me hace tarde. Debo irme. Adiós señora Ross, nos vemos por la tarde -masticó la manzana y abrió la puerta -Está deliciosa, gracias. 

<<Paso 2, ya está...>> 

La vi salir y... 1...2...3. bien, es hora. 

Salí de la tienda y la vi en el suelo, inerte sin moverse. Ahora es donde llega la camioneta, sí... 

Mis hombres bajaron y la tomaron mientras yo vigilaba que nadie estuviera viendo. Una vez dentro de la camioneta, procedí a poner la soga en sus manos y la cinta en sus ojos. Fue un camino corto y llegamos a la habitación. 

Bajamos el cuerpo de Beth y la posicionamos en la silla. Esperamos un poco para que el tranquilizante pasara y ella comenzara a despertar. Se movía de aquí para allá poco a poco recobrando el conocimiento. 

“Es hora”  

- Hola, querida... 

 

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