Alessio
Sus hombres y él se replegaron, Tomás corrió a ver a la chica.
—Elara —Estaba grave, Gia ayudo a Rachel, Nicolás saco un arma y le apunto a la cabeza
—Espera por favor, yo solo quería vengarme, nunca pensé que él …—Me miro —Alessio
—Si le pasa algo… —Quito, el seguro Nicolás
—Si le pasa algo, yo mismo te mataré —Mire a Nicolás —Creo que está más decir que no te quiero volver a ver si no te rompo el cuello
—Debemos levarlas al hospital —Menciono Gia —Elara está perdiendo mucha sangre
—Alguien debe ir por Rouses —Hablo Nicolás
—Yo voy por ella —Declare —La traeré de regreso
—No debe estar lejos —Menciono Gia
No lo estaba, pero no fue fácil traerla, tuve que amordazarla y esposarla a mí, su nuevo amigo vino sin chistar, al llegar al hospital en la noche todos estaban en la sala de espera, las enfermeras nos miraron raro por estar esposados.
—Nicolás, dile que me suelte —Hablo enojada —No quiero estar cerca de él
—Si es la única forma que no te escapes —Susurro Nicolás, lo miro enojada, se sentó y me miro, la puse de pie y me senté yo primero y después la senté en mi regazo —¿Qué haces?
—Es un hospital, podrías callarte
—¿Por qué no vas a ver a tu novia?
—Eso te pondría feliz —Me miro e intento cruzarse de bazos, pero cuando vio que mi mano terminaba sobre su ceno, se movió para sentarse mejor —Deja de moverte
—Estoy incómoda —Me miro
—Parecen marido y mujer —Hablo Gia y ella se puso roja, se movió una vez, su cuello quedo justo frente a mi nariz donde su perfume era más fuerte, reconocía ese olor
—Es el perfume que te regale —Me miro
—¿Perfume? —Negó
—Era algo así como rosas —Asintió
—Y lavanda, extracto de vainilla
—Así que la vainilla no es de tu cabello
—Me zafas
—No
—Idiota —Besé su cuello y ella se estremeció
—Mucho —Volvió hacerlo, pero ella se paró
—Para —La volví a sentar —Por favor
—Quédate quieta —La regañé —No estamos solos
—No tienes derecho a insinuar cosas, solo por eso
—¿Por qué? Ni siquiera puedes decirlo, pero ese hecho hace que conozca mucho tu cuerpo, y que el mío reaccione más de lo que crees. Además, sabes que sabes perfectamente que no salgo con Rachel. Lo sabes bien. Porque la deje por ti.
El doctor apareció y se acercó a Tomás.
—Ella está bien, pero perdió mucha sangre, mientras que la chica de la rodilla sigue en cirugía —Ella me miro
—¿Quién es la chica de la cirugía? —Me pregunto
—Rachel —Informe sin importancia
—Lo siento
Tomás comenzó a preguntarle algo y Nicolás se alejó para contestar el teléfono, ella miró a Gia.
—¿Qué?
—Creo haber visto una foto de ustedes dos así, cuando eras más joven —Ella me miro —En esa foto estabas más feliz, era él, el gruñón
—Siempre está enojado —Menciono ella de broma —Pero no recuerdo —Me miro
—Déjalo Gia —Estaba enojado, muy enojado, por lo que dijo —Apuesto que lo único que recuerda ahora, es como huir
Ella me miro, pero no dijo nada, Dios en ese momento quise sacudirla hasta que dijera lo contrarío, pero Nicolás y Tomás no me permitieron acercarme a ella, quería hacerle tanto daño como me hizo a mis esas palabras, pero debía frenar ese círculo, debía parar por las buenas o la perdería para siempre.
—Alessio —La puse de pie y caminé hasta Nicolás —Debes sacarla de aquí y no hablo del hospital, sino del país, ya mandé a alguien a capturarlo, pero aun la busca, hace unas horas me llego esto —Me mostró el celular —Crece cada minuto
—¿A dónde la llevo?
—Lo más lejos, la Antártida, si es posible, yo saldré a casarlo también, Alessandro y Ángelo, hasta Bianca —Asentí —Vete
—¿Qué pasa? —La miré
—Lo siento —La mire y la sede
Rouses
Todo me daba vueltas, parecía que estaba en uno de esos jugos mecánicos que daba vueltas y vueltas, al abrir los ojos, me encontré en el asiento de un bus, a mi lado estaba Alessio, ya no estábamos encadenados, conversaba con una chica a su lado, mire al otro lado estaba lloviendo.
—Despertaste —Lo miré
—¿Dónde estamos?
—Sídney —Abrí los ojos
—¿Qué?
—Dormiste varios días —Lo miré —Estamos a punto de encontrarnos con los otros
—¿Cuánto dormí?
—Tres días —Acomodo un mechón de cabello detrás de mi oreja, yo retrocedí
—Creo que debemos hablar
—Creo que ya es tarde para eso —Mencione dándole la espalda y mirando a la ventana
Al bajar, el tomo mi mano y caminamos hasta que encontramos un lugar donde alquilar un auto.
—¿Dónde están los otros? —Pregunte, pero él no me respondió —Alessio
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Editado: 23.05.2023