Patinaje

La perspectiva de Axel

Luego de que Axel mandara literalmente a Aylén a la mierda, se alejó lentamente con los sentimientos a flor de piel, ya que… en el fondo se sentía molesto, no era tanto por su molesta forma de ser, si no que, para él el hecho de que ella aún este estancada en los miedos que interfieren en sus sueños, resulta desagradable, porque él en algún punto de su vida también llego a sentirse así muchas veces, sin embrago, nunca los abandono, mientras que la gente que lo rodeaba simplemente se daba por vencida. Tuvo que ver como muchos abandonaban sus sueños por aquellos miedos que los dominaban, llegando así a desarrollar un sentimiento de desprecio ante aquellas personas cobardes sin ninguna pisca de determinación.

–Espero no volver a verla nunca más– Aprieta el puño –“Si no puedes luchar contra tus miedos, eres solo un cobarde” – Pensó para el mismo mientras recordaba cosas de su pasado.

Al llegar a su casa, la cual era una de las más lujosas de la ciudad, llamó a la casa mediante el timbre para que las sirvientas salieran a abrirle la puerta y a que se hagan cargo de sus cosas.

–Bienvenido señor Myres– Dijeron múltiples sirvientas las cuales se encontraban en la puerta de la casa dándole la bienvenida.

–Gracias– Se quita la mochila de la espalda –Se los encargo– Dijo mientras evitaba entregarles sus patines.

Una pequeña sirvienta se acerca.

–Disculpe señor– Interviene con un tono nervioso de voz –¿No quiere que me haga cargo de sus patines?

–Tu debes ser la nueva que contrataron– Mira seriamente –¿Cuántos años tienes? – Se inclina un poco mirando fijamente.

–Eeehmmm…– Retrocede un poco, pero corrige su postura –T-tengo 14 años.

–Entiendo… aun eres muy pequeña para entenderlo, pero– Mira muy seriamente –Mis patines no los toca nadie.

Aquella niña se lleno de miedo, tanto así que un pequeño temblor le invadió el cuerpo, pero pese a ello, tragando un poco de saliva y corrigiendo su postura hasta estar recta, unió ambas manos e inclinándose hacia abajo se disculpo por su falta de conocimiento del tema.

–N-n-no tenia idea, por favor discúlpeme.

–Oh– Se sorprende –Lo siento– Coloca su mano en su nuca –Creo que te asusté, pido perdón– Se da media vuelva mientras se aleja –Pueden seguir con su trabajo, lo hacen muy bien.

Subió las escaleras de la casa dejando a las sirvientas con el corazón latiendo a mil, ya que casi siempre que tienen que hablar de sus patines resulta en una situación incómoda debido a que, por más que se lo pidan, él jamás se separa de sus patines, los lleva siempre con él sea a donde sea que valla. Desde el punto de vista de las sirvientas, esos patines se han vuelto una reliquia, además de ser los responsables de la tremenda fama de Axel dentro del mundo del patinaje. No lo pueden juzgar, ya que los resultados que le ha dado a su familia superan por mucho a cualquier defecto o rareza que pueda tener.

Abriendo ya la puerta de su habitación, entra y con la espalda tocando la puerta mientras que sus manos le colocaban seguro a la manija, miraba hacia el tejado soltando un largo y cansado suspiro que lo hacia cuestionarse el rumbo que estaban tomando sus acciones. El futuro por el que estas lo conducen aún es nubloso, pero una cosa es clara y es que, no puede detenerse, debe avanzar, todo por ver la sonrisa de la persona que le ah dado todo, su madre.

Caminando por la habitación, deja los patines en una pequeña mesita la cual, tenia en el centro una foto de su yo niño de 7 años junto a su madre, abrazados con una sonrisa envidiable luego de haber ganado su primer campeonato de patinaje. Axel observaba la foto durante unos segundos… su corazón… empezó a acelerarse de tal forma que, dolía.

–Madre…– Sonríe con una expresión de tristeza –Lo conseguiré… solo vive para verme en la cima y podamos sonreír juntos una vez más– Se voltea con una pequeña lagrima rodando por su mejilla –Solo espérame.

El día resultó agotador por lo que, con todo esa ropa sucia y algo sudada, se acostó en la cama quedándose profundamente dormido. Dolor, angustia, presión, responsabilidad… todo ese cumulo de sentimientos lleva a una persona al borde de la desesperación, ya que el deseo de cumplir las expectativas que otros tienen de ti, hace que en tu mente quede la frase, “No puedo fallar”, puesto que si lo hace, estaría decepcionando y además, cambiando las expresiones de aquellas personas que creyeron en él, “Creí en ti”, eran las palabras que Axel no quería llegar a escuchar, él no quería fracasar, él se siente obligado a triunfar… aunque esto lo consuma de a poco hasta que no quede nada en su ya cansado corazón que lucha por no romperse.

–¿Uh? – Abre lentamente los ojos –Me… ¿Dormí? – Mira a su alrededor –¿Dónde deje mi celular? – Se sienta lentamente en la cama –Oh… aquí esta– Lo enciende.

Axel pego un brinco del susto al ver cientos de llamadas perdida de su madre, esto lo dejo asombrado ya que hasta la fecha le habían llegado tantas llamadas en tan poco tiempo. Revisa la hora en su celular y eran las 11 de la noche.

–….– Se queda en silencio durante unos segundos –¡¡¡¡¡¿QUEEEE?!!!!! C-COMO ES POSIBLE QUE ME QUEDARA DORMIDO TANTO TIEMPO.

(Una nueva llamada entrante de su madre)

–Madre…– Contesta el celular de manera inmediata –¿Qué paso mamá?, vi que me estabas llamando.

–Por el amor de dios Axel, para que chingada tienes teléfono si no respondes cuando te llamo ¿Ah?

–Perdón, es que me quede dormido, llegue un poco cansado de mis prácticas.

–Ya, pero aun así no es excusa. Bueno, a lo que iba, ¿Es cierto lo de las noticias? – Pregunta con entusiasmo.

–¿Por qué te noto tan feliz? – Pregunta mientras que a su vez se queda pensando –“¿Qué noticia?”

–No te hagas el tonto. ¿Como no voy a estar feliz?, ¡¡Si mi hijo consiguió novia!!

–……………………………………… ¿Qué? – Se queda petrificado.

–Ya me estaba pensando a preocupar de que nunca consiguieras a una chica que te ame.




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