Patinaje

Primera cita

–Dejar… que mi corazón decida…– Se queda pensando –Es un poco ambiguo, pero… supongo que en eso se basan los sentimientos.

–¿De verdad que nunca te has enamorado?

–Realmente no, incluso nunca me había interesado en los hombres hasta que los vi a ustedes, me hizo salir corriendo de vergüenza y me preguntaba cómo me sentiría estando de la misma manera que usted.

–¡No lo digas tan así que es vergonzoso! – Dije con la cara roja –¡¡Dios!! ¡¡De verdad!!

Nabell se quedó observando con una sonrisa…

–¡¡Deja de verme así!!

–Lo siento, lo siento– Ríe sutilmente –Es solo que, no pensé que este tipo de situación hiciera de un momento como este tan divertido.

–Cállate…– Susurré llena de vergüenza.

–Con todo, le agradezco mucho que me haya dado su opinión sobre mis dudas– Se levanta estirando su mano –Gracias a usted ahora siento deseos de experimentar más este sentimiento, quiero sentir lo que es enamorarme.

–Así se habla– Acepté su mano levantándome en el proceso –Solo ten en cuenta que cuando llegué ese momento, esa persona y tú se hayan elegido mutuamente con el corazón, solo así… podrás encontrar el amor verdadero.

–Entiendo…– Se queda pensativa –Una última pregunta…

–¿Sí?

–¿Usted considera que usted y el señorito Myres, se eligieron mutuamente con el corazón?

–Al principio no, pero ahora siento que el sí está intentándolo realmente conmigo, por lo que después de todo, no me equivoque en enamorarme de él, y se que el tampoco se arrepiente de haberme dejado entrar en su vida– Observé al cielo –Se que estamos destinados a estar juntos.

–Ya veo– Sonríe –Espero que realmente todo salga bien entre ustedes dos.

–Se que si– Le miré fijamente –Espero tú también encuentres lo que buscas.

–Espero lo mismo, señorita Aylen.

Nabell me llevó al gran comedor nuevamente, la enorme fotografía y la mirada del padre me entraba un gran escalofrió, su mirada era tan seria y vacía, sin embargo, si me quedaba mucho tiempo viéndolo sentiría que tendría mala suerte en mi vida así que fui tras Nabell rápidamente.

–Señorita Aylen, debe esperar a que le traiga el desayuno.

–Quisiera comer contigo y las otras sirvientas– Rio nerviosamente.

–¿¡De verdad!?, aunque… no sé si eso se pueda...

Interrumpo.

–Por favor... no soy uno de ellos aun, podre ser aceptada aquí pero no me siento tan cómoda con la gran foto que observa mis espaldas.

–Está bien, está bien, sígame señorita Aylen.

–SIIIIIIIIII– Dije dando saltitos.

La sirvienta me llevó a una puerta que no me sonaba de nada cuando me hicieron el tour inicial, fue algo curioso, al entrar pude observar un comedor bastante pequeño... bueno no, era mediano en comparación al comedor enorme que se puede sentar el mismísimo Maradona con sus ochocientas hijas y esposas que debió tener.

–Aquí es donde se comer con las demás sirvientas.

–Se parece a mí comedor– Dije mirando a todos lados.

En eso entra una sirvienta.

–¡¡SEÑORITA NABELL!! SABES QUE NO ESTA PERMITIDO QUE LOS SEÑORES ENTREN AQUI, SOLO LA SEÑORA RUIZ.

–Lo siento señorita Lupe, la señorita Aylen no quiere comer sola

–Es Evans, Nabell.

–Pero...

Interrumpo.

–Hola Lupe, no me digas Evans, dime por mi nombre... ¿puedo comer aquí? –Dije con una sonrisa.

La sirvienta Lupe me miro de mala manera, solo soltó un suspiro y decidió aceptar mi petición ya que ¿soy la autoridad? Siento que le tienen miedo a la señorita Ruiz o al monstruo del señor Myres eso puedo comprenderlo.

–! Muchísimas gracias señorita Lupe ¡

–No creas que es mala persona, la edad la tiene así.

–¡¡¡¡ESCUCHEEEEEE ESO!!!!

Sin duda, nos reímos por lo sucedido, nos sentamos a desayunar hoy el cheff se ha lucido con sus famosos huevos benedictos, algo que no conocía en lo absoluto que me entro la curiosidad de que es realmente.

–¿Qué es realmente?

–Bueno, el platillo se llama huevo banedicto, con lleva huevo, Bacon, aguacate sal obviamente, salsa holandesa y cebollino picado

–Madre mía... yo como cereales a las 3 de la tarde.

–¿De verdad? –Pregunta Nabell asombrada –Me levanto todos los días a las 6am, ¿Qué se siente dormir a esas horas?

Interrumpe Lupe.

–Comamos en silencio Nabell, come rápido que en 30mn llega el señorito Myres.

–Si señora Lupe...

–”con que viene Axel, ya se la va a ver conmigo” –Dije para mí misma.

Todas las sirvientas comen en silencio y rápidamente, me di cuenta que la única más joven aquí es  Nabell, todas aquí les doy entre 27 o 30 años, mujeres adultas que deben tener unos 2 hijos que cuidar, sin duda que tristeza trabajar toda la semana para ganar un sueldo, sin poder ver a tu familia e hijos crecer... es muy injusto y triste.

–Listo, muy rico pido disculpas al chef por faltarle el respecto y no comer su comida, ¡estuvo muy rico todo!

–Enseguida le diré lo que me acaba de decir, Nabell encárgate de que el señorito Myres este abajo, sabes cómo se pone cuando nadie le recibe.

–¡Si señora Lupe! ¡Andando señorita Aylen!

–Solo dime Aylen, es estresante escuchar que te llamen señorita –Dije riendo.

–Oh... lo siento, Aylen.

–No te disculpes, no estoy acostumbrada.

–Entiendo seño- Aylen.

–Jajajaja, vamos a darle la bienvenida a Axel

–¡Si!

Luego de unos largos minutos de espera y un gran silencio incomodo... Axel decidió entrar por la gran puerta de madera que al instante ambas gritamos.

–¡¡BIENVENDIDOOOO!!

–No griten, estoy molesto.

Lo abrace al instante cuando dijo que estaba molesto, lo cual me aparto de mala manera.

–Ahora no Aylen.

–Uhm... ¿Por qué no?

–Estoy cansado, no pienso soportar tu voz chillosa

–Ohhh… ¡anímate! Me gustaría que saliéramos hoy, tu casa es muy grande y tiene muchas cosas, pero quisiera pasar tiempo contigo




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