Pecados capitales

11

Jasper convencía a Nube, de ya no continuar con Ónix para que tuviera la vida de antes. Pero, a pesar de todo, la chica seguía amando al demonio.

Aprovechando el ángel de su indecisión, le propuso un trueque, Nube le debería dar el libro maldito a cambio de que la chica olvidara todo lo que pasó, a partir de cuándo encontró el libro.

Mientras Nube dudaba, sí debería aceptar el trato o no, apareció Ónix, desinteresándole el saludo emitido por Jasper.

—Te estuve buscando —comenta Ónix, acercándose a Nube.

—Te hubieras quedado con Stephanie —reclamó Nube.

—¿Sigues con lo de Stephanie? —cuestionó harto.

—Estaba por hacer acuerdos con la humana y llegas tu a interrumpir —replica Jasper molestó a Ónix.

—Estoy hablando con mi pequeña Nube, no contigo —contraatacó Ónix.

De nuevo, Jasper interrumpió la pequeña discusión de Nube y Ónix, mandando al diablo al demonio junto a su amiguita Stephanie, para que pudiera negociar plácidamente con la chica.

Ante el gesto, Ónix solo se limitó a gruñirle, acto seguido, indicó a Nube que se marcharán de allí; rehusándose la chica. Pero, al ver qué su demonio favorito le rogaba, su brillo en los ojos reapareció, aceptando la petición de Ónix.

—Ya que no se llegó a ningún acuerdo, me voy. Si quieres negociar pequeña, solo tienes que invocarme con mi nombre tres veces. Solo espero que no sea muy tarde cuando tomes la decisión —le guiñó un ojo, sonrió y se marchó.

Ante el gesto coqueto por parte del ángel, Nube se sonrojó; molestando al demonio. Cuando a Ónix se le pasó la escena de celos, abrazo a la chica de la cintura, apegándola a su cuerpo de forma posesiva.

—Pensé que te quedarías con Stephanie y los demás —resoplo con los brazos cruzados.

—No. No regresé con ellos, al ver qué no estabas; empecé a buscarte.

—Qué raro. Con eso de que andabas muy interesado en Stephanie.

—Nube, ella es parte del pasado. Ahora te amo a ti, solo a ti —Ónix le da un beso en la mejilla —. Y, eso no cambiará.

—También te amo —sonríe con un leve sonrojo.

Ambos se miraron directo a los ojos, mientras se dedicaban una cálida sonrisa.

•••

Estaba Jasper esperando a alguien, y al cabo de unos minutos, diviso la silueta del tan ansioso aliado.

—Llegaste un poco tarde —regañó Jasper.

Aquella persona se disculpó con el ángel, explicando el motivo de su retraso, pero, a Jasper no le interesaba eso, sino como iba su plan.

—¿Cómo van las cosas? —cuestionó.

—Han ido bien, supongo.

—¿Supones?

—Si, ya que hoy Ónix se fue tras de Nube.

—Eso ya lo sé. Estaba a punto de hacerle un intercambio con ella, cuando apareció Ónix.

Jasper le indicó a su aliado que siguiera con el plan, el cual consistía de separar a Ónix de Nube. Sí lo hacía, ella conseguiría lo que quiere, mientras que Jasper también. Dicho esto, se marchó del lugar, dejando a la traidora.

•••

Se encontraban el parque Ónix y Nube, observando las estrellas en el césped. La chica, parecía no prestarle tanto interés, ya que se encontraba sumergida en sus pensamientos, después de lo sucedido con Jasper en la cafetería de la plaza.

«¿De verdad aún se amarán Ónix y Stephanie?»

Un tierno beso interrumpió los pensamientos de Nube, correspondiendo al gesto de inmediato.

—Hablo en serio. No te quiero ver cerca de Jasper, es el enemigo.

Nube solo se limitó a asentir, para después bostezar, indicándole a Ónix que era hora de regresar. Caminaron agarrados de la mano, hasta la casa del demonio donde se encontraban sus tres hermanos, junto a Aksala.

—Jaque mate, tontos.

—Carajo —comentaron inmutados los tres demonios.

Aksala no les prestó atención a los quejidos de los demonios, ya que, justo en ese momento llegaban Ónix con Nube, quién saludo a los cuatro demonios.

—Pobre, te ves agotada. Ónix, déjala descansar —insinuó Aksala.

Ante el comentario doble sentido de parte de la demonio, Ónix se cuestionó confundido a qué se refería, pero, cuando escuchó que Nube había entendido el albur a la primera, el demonio se enojó.

—Demonio vulgar —reprocho Ónix.

—Recuerda que tú portadora es una humana, por lo tanto, debe descansar —insistió Aksala.

Ónix la calló, pero dicho comentario de la demonio incómodo a Nube.

—No ha pasado nada de eso —afirmó Nube.

—Exacto —confirmo Ónix cruzado de brazos.

—¿Acaso creen que no me di cuenta de esto?

Aksala se acerca a Nube, para después bajarle un poco la blusa del cuello; dejando al descubierto algunos chupetones y mordidas, provocando que tanto Ónix como Nube se sonrojaran.

—Son unos pillos —concluyó Aksala.

—¡Cierra la boca! —amenaza —. Mi pequeño algodón de azúcar es un ser pura e inocente —comentó Ónix mientras la atraía hacia él.

«Se siente bien», pensaba Nube.

—Manchaste su inocencia, pervertido.

—Ella sigue igual de inocente.

—No es cierto. Solo mírala.

Ambos voltearon a ver a Nube, la cual se encontraba profundamente dormida.

—Sigue igual de inocente —Ónix se encoge de hombros.

—Se ve tan inocente después de haber sido profanada por ti.

El demonio cargó entre sus brazos a su querida Nube, llevándola a la habitación. La arropó y antes de marcharse le dio un beso en la frente.

—Ónix. Stephanie preguntó por ti luego de que te fueras con Nube —aviso Damián mientras observaba sus cartas.

—¿Y? —contestó de manera tajante Ónix.

—A mí se me hizo algo raro, que solo apareciera así de la nada —opinó Aksala.

—Sí. No me inspira mucha confianza —continuo Jack.

—Eso mismo digo yo —añade Ónix con su dedo índice en el mentón —. He tratado de averiguar qué trama, pero no me dice nada.

—¿Es por eso por lo que sueles estar con ella? —cuestionó Luke.

—Sí. He estado observando su comportamiento he intentado averiguar entre conversaciones, pero nada.




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