He de admitir que el latir de mi corazón se remite a la única tarea de subsistir en un mundo donde el humo no hace más que envenenar mi cuerpo sin la necesidad de yo recurrir a prender un solo cigarrillo, pero así como admito que ahora solo lato por latir confieso que hubo un tiempo en que mi corazón latía por nada más que emoción y felicidad.
Mi vida fue alegre y con el mayor de los sentir; mi vida fue fuego, amor y pasión en una sola y sin la necesidad de buscarlo en diferentes cavidades torácicas. Yo fui fuego e intensidad, así como fui paz y armonía en donde juntas danzaban al ritmo de la brisa al pasar y de la luna al salir a suplir a una estrella que no hacía más que iluminar. Yo fui todo eso.
Sin embargo aunque hoy me encuentre entre la fina línea de la perdición y la aceptación no puedo evitar pensar en que todo un día fue esplendido, glorioso e incluso llegue a pensar que fuera eterno. Pues llegué a amar con tal intensidad que parecía que nunca podría caer y que este todo el tiempo en el aire me haría volar y ver lo bella que la vista cuando uno se encuentra más allá de la sima de una montaña sin temor a quedarte sin oxígeno, porque el temor no existía porque solo existía él y nada más.
Amé con tanta fuerza que hoy tras haber pasado tiempo desde su partida sigo sintiendo vergüenza, ofensa y molestia al saber que no puedo más que recordar lo bella que era mi sonrisa cuando este existía, cuando él existía. Y hoy que ya no es más que humo y aire a la vez me reprocho por guardarlo, atesorarlo y no dejarlo escapar para así parar con el envenenamiento de mis pulmones, del latir de mi corazón por solo vivir sin una gota de esperanza, paz e incluso tranquilidad.
Temo que el aún lo ame habiendo pasado tiempo me esté matando más que el humo que inunda la ciudad, más que el no resistir las ganas a fumarme de vez en cuando un cigarrillo y que el tomarme un trago de vez en cuando ya no me traiga tranquilidad y satisfacción.
Temo estarme perdiendo en un latir vacío sin sentir la satisfacción de algo que hasta hace poco solo me llenaba de emoción, porque incluso temo que esta sensación agobiante y frustrante de no poder dejarle ir me consuma.
Le amo aun sabiendo que yo me equivoque, que él se equivocó y que ahora él sigue su vida y yo hago el intento de no ceder fingiendo estar bien. Fingiendo ser feliz.
Fingiendo que puedo volver amar.
-Anónimo.n un mundo donde el humo no hace más que envenenar mi cuerpo sin la necesidad de yo recurrir a prender un solo cigarrillo, pero así como admito que ahora solo lato por latir confieso que hubo un tiempo en que mi corazón latía por nada más que emoción y felicidad.
Mi vida fue alegre y con el mayor de los sentir; mi vida fue fuego, amor y pasión en una sola y sin la necesidad de buscarlo en diferentes cavidades torácicas. Yo fui fuego e intensidad, así como fui paz y armonía en donde juntas danzaban al ritmo de la brisa al pasar y de la luna al salir a suplir a una estrella que no hacía más que iluminar. Yo fui todo eso.
Sin embargo aunque hoy me encuentre entre la fina linea de la perdición y la aceptación no puedo evitar pensar en que todo un día fue esplendido, glorioso e incluso llegue a pensar que fuera eterno. Pues llegué a amar con tal intensidad que parecía que nunca podría caer y que este todo el tiempo en el aire me haría volar y ver lo bella que la vista cuando uno se encuentra más allá de la sima de una montaña sin temor a quedarte sin oxígeno, porque el temor no existía porque solo existía él y nada más.
Amé con tanta fuerza que hoy tras haber pasado tiempo desde su partida sigo sintiendo vergüenza, ofensa y molestia al saber que no puedo más que recordar lo bella que era mi sonrisa cuando este existía, cuando él existía. Y hoy que ya no es más que humo y aire a la vez me reprocho por guardarlo, atesorarlo y no dejarlo escapar para así parar con el envenenamiento de mis pulmones, del latir de mi corazón por solo vivir sin una gota de esperanza, paz e incluso tranquilidad.
Temo que el aún lo ame habiendo pasado tiempo me esté matando más que el humo que inunda la ciudad, más que el no resistir las ganas a fumarme de vez en cuando un cigarrillo y que el tomarme un trago de vez en cuando ya no me traiga tranquilidad y satisfacción.
Temo estarme perdiendo en un latir vacío sin sentir la satisfacción de algo que hasta hace poco solo me llenaba de emoción, porque incluso temo que esta sensación agobiante y frustrante de no poder dejarle ir me consuma.
Le amo aun sabiendo que yo me equivoque, que él se equivoco y que ahora él sigue su vida y yo hago el intento de no ceder fingiendo estar bien. Fingiendo ser feliz.
Fingiendo que puedo volver amar.
-Anónimo.
Uno más par ustedes, ¡Disfrútenlo!
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Editado: 28.04.2020