Pensamientos en la cuidad de plata

Lienzo

Mi lienzo sigue en blanco, he perdido la noción del tiempo observándolo sin la más mínima de las pasiones, la paleta repleta de colores y el fino pincel en mis manos son inútiles.

Mis ojos arden y la comisura de mis labios tira hacia abajo pesadamente con cada segundo transcurrido.

Volteo a mi alrededor y contempló el furor con el que otros cubren por completo sus lienzos, algunos con calma y otros con gran variedad de cuadros acumulados en poco tiempo, todos ellos dignos de admirarse con creadores radiantes de gloria interna y externa. Los sueños que yacen en sus almas salen a la luz en una sonrisa y la llama de la vida se desprende en sus miradas.

Mi llama se ha apagado, o quizás nunca se encendió, solo vacío e incertidumbre habitan en mi interior.

Observo con pesar a los materiales frente a mi, es un horrible infortunio tener todo para ser alguien y carecer de espíritu. Trazo en gris una línea vertical que atraviesa todo el lienzo, es aburrida y monótona, todo arte es un reflejo de su autor. Suspiro con tristeza, la desierta vida que he construido pesa sobre mi espalda y provoca el estallido de mis frustraciones. Estampo la paleta contra el lienzo haciéndolo caer y con solo uñas lo voy destruyendo, hiriéndome en el intento, los colores se mezclan junto a gritos de enojo que van convirtiéndose en sollozos.

Mi pintura terminó en desastre, estoy hecha un desastre ¿Por qué se me dio el castigo de vivir rodeada de arte y no sentir pasiones?




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