En algún momento en los labios de un cantante fue pronunciada la siguiente frase, "oh aprendes a querer la espina o no aceptes rosas", en la ingenuidad de mi infancia no la comprendí, a mi edad actual cobro más sentido que razón esa jamás la decifre.
Conocí a un chico, que era la encarnación humana de aquella frase, su belleza era externa e interna, pero escondía grandes verdades que parecían puntas filosas, que rasgaba mi alma, y mi alegría se transformaba en lamento.
Su llegado fue como su partida, sin aviso, es la SERENDIPIA que jamás pensé tener pero a la vez nunca quise perder.
GeGe ✨.