Es fácil cometer errores, pero después de un tiempo, ninguno de nosotros está dispuesto a hacerse responsable de las consecuencias, que estos, traen consigo. Unos llegamos a falsos y verdaderos arrepentimientos, otros solo, nos dedicamos a culpar a ajenos de nuestras acciones. Pero una vez que se nos acaban las excusas, solo deseamos no haberlos cometido; lastimar, herir, perjudicar, mentir, y más...solo para poder conseguir un "Triunfo que nos corresponde", por el a verse metido en "Nuestro camino" al triunfo, al progreso que tanto anhelamos.
En el momento, no nos damos cuenta que nuestro "yo" está cambiando, y nos estamos olvidando el porqué queríamos conseguir algo, el porqué de nuestro esfuerzo para cumplir nuestros sueños. Nos dejamos llevar por los "nuestros" logros y deseos, haciendo que nos olvidemos de quién éramos, quien quisimos ser, y en que no queríamos terminar siendo. Llegando al punto donde nuestra palabra no vale nada, no tiene sentido de escucharla y mucho mucho tenerla en cuenta. Donde ya no queda nadie que nos considera como amigos, porque los defraudamos, y así es como llegamos a un punto donde ya no sentimos la existencia de los demás, su calidez, cerca de nosotros. Porque estamos solos, en un mar tan profundo, frío y oscuro, donde la oscuridad nos envuelve tan fuerte y ya no nos libera. De esa manera, terminamos condenándonos por nuestras acciones, esa oscuridad...son nuestros arrepentimientos.