Maravilloso recuerdo del pasado
se imprime inclemente en mi mente,
sobornándola, hiriéndola,
destrozando su calma; su cordura,
que es muy poca.
Heme aquí, en el fondo,
hundida en el fango de la derrota,
de la tristeza que de pronto sobrevino,
entre un sueño que parecía perfecto,
pero perfecto solo para mí.
Las voces extrañas han triunfado,
cual voz de mando incuestionable.
A su misma miseria lo arrastraron
y en las tinieblas del fracaso lo encerraron
para convertirlo en su igual.
Y de pronto me veo en el espejo, me contemplo.
Los años juntos sin duda nos marcaron,
para bien, para mal, pero siempre de la mano;
esa mano que ha optado por soltar
por temor a lo que otros en su estupidez opinarán.
Desnuda, rota, hecha pedazos
muestro mi alma en soledad,
extiendo los brazos a la vida,
se funde la hierba con mi humanidad.
Junto a tu olvido, me reencuentro.