Con la llegada de Samantha a la Aldea de Oz, su visión del panorama cambio por completo, era un hecho que Marte no sólo estaba habitado por bacterias y humanos. Marte desde hacia siglos se habia convertido en una sociedad medio funcional habitada por dos grupos fuertes que se escondían a plena vista entre las sombras.
El primero de ellos contaban las brujas, era el Reino Subterráneo de los Gatos, se remontaban a un pleito viejo entre estas y los felinos, y es que cuando en la tierra las matanzas contra ambos comenzaron, los gatos como familiares y servidores de las brujas debían de dar la vida de toda su familia por ellas para ayudarlas a escapar.
Los gatos argumentando que tenían tantos dones como ellas se decidieron a usarlos y fabricaron una nave espacial, entre sus gentes, unos apoyaban el abandonar el planeta y a las brujas mientras otros preferían seguir sirviéndolas. Así pues los gatos se dividieron en dos grandes grupos, los primeros huyeron del planeta llegando a Marte y desarrollando bajo la tierra una civilización avanzada pues en la superficie el calor mortal no les dejo progresar aún con todos sus dones.
Mientras tanto en la tierra, el segundo grupo escondió sus dones de la humanidad y adoptando una actitud de servilismo pero independencia se decidieron a vivir con el hombre que fascinado por este lo adopto devotamente. En cambio las brujas tuvieron dificultades para adaptarse, a diferencia de los gatos, su magia no dependía de elementos más relacionados a herramientas o tecnología sino al simple uso de los elementos naturales de la tierra y el cosmos.
Pronto los gatos dejaron de ser sus familiares y sirvientes particulares cambiándolos por otras bestias como eran aves, reptiles y hasta canes, sin embargo, esta nueva oleada de brujas más modernas no disminuyo las matanzas o el repudio del hombre.
En algunos sitios las brujas se pusieron al servicio cambiando su imagen por el de fieles amigas y salvadoras mientras que en otros la rabia y el miedo obligo a las brujas a buscar a alguien que pudiera mostrarles una manera de dejar atrás todo el sufrimiento.
—¿Edgar Allen Poe y Ray Bradbury eran la misma persona? —preguntó Samantha aún sin comprender lo que le explicaban.
—Edgar Oz, el más grande y poderoso mago que haya existido en todo el universo—respondió la Bruja Mayor quien sentada junto a Samantha le explicaba un poco como funcionaba el planeta rojo.
—¿El Mago de Oz? ¿el de la película? —insistía Samantha con incredulidad.
—Nunca a existido una bruja que fuera hombre hasta que nació el pequeño Edgar, muchas dicen que se debía a que los hombres son sordos a las vibraciones que produce el universo pero creo más bien que en ese entonces pocos encontraban como explicarla de una manera menos numérica—respondió la Bruja.
—¿Está diciéndome que Einstein pudo ser una bruja? —preguntó Samantha aún sin entenderlo.
—De haber encontrado una manera de simplificar la parte teórica de la magia, si, algunos niños pueden tener el don pero no desarrollarlo, todo depende la forma de explicarlo. El pequeño Edgar es el único chico que llegó a conocer a una bruja y aún más, a entender todos nuestros conocimientos, cuando supo lo que nos estaba sucediendo el tomo cartas en el asunto y nos ayudo a construir una nave—dijo la Bruja algo risueña.
—¿Una nave espacial? —interrogaba Samantha asombrada.
—Si, una nave que usaba polvo de estrella, ¿quieres saber hasta donde puede volar una bruja? —preguntó con saña la Bruja a la asombrada Samantha que parecía una niña pequeña.
—De acuerdo con lo que hemos calculado, si el espacio no fuera tan frío y no hubiera nada que nos golpeara durante el trayecto con polvo de estrella podrías llegar a Saturno en una semana—respondió la Bruja.
¡Wow! —exclamaba Samantha aún sin poder creerlo.
—Cómo ves este planeta no es tan grande como pensábamos—agrego la Bruja con una sonrisa.
De repente un cuerno de caza interrumpió la conversación, desde la torre de vigilancia las brujas anunciaban el regreso de las brujas proveedoras quienes llevaban a la aldea los ingredientes y víveres necesarios para sobrevivir en Marte. La más afamada de ellas, Violeta era una bruja juiciosa y un tanto critica con sus demás hermanas, recelosa del hombre y la traición de los gatos tenia un odio profundo a ambos, sin distinción entre uno y otro.
—Oí que recogieron a una bruja de la nobleza aquí en la aldea—saludó Violeta viendo de pies a cabeza a Samantha.
—Violeta—dijo la Bruja Mayor tratando de frenar el temperamento de su mejor proveedora.
—¿No le estarás explicando esa romántica historia de Edgar Oz, o sí? —interrogó Violenta con un cierto tono de ironía.
—Violeta—insistía la Bruja Mayor.
—Vamos Aida, cuéntale toda la historia, cuéntale como nos abandono cuando la primera oleada de hombres llegaron a marte, cuéntale como uso su magia para crear un paraíso que luego destruyo en su miedo y cobardía ¡dejándonos en este maldito desierto!—escupió Violeta enfadada.
—¿Qué? —interrogó Samantha intrigada ante las teorías que durante años escucho decir a los hombres respecto a increíbles civilizaciones en Marte.
—Oz no era alguien tan benevolente siempre, en realidad en su interior se albergaba la cobardía, es cierto Oz construyo un enorme imperio para nosotras lleno de jardines, ríos y mares que reverdecieron este planeta seco pero al marcharse su magia se fue con él—dijo Aida con el corazón oprimido al recordar las viejas glorias.