Pequeño Piloto

Dolorosos secretos

Los minutos pasaban amenos entre charlas por parte de ambos, desde el exterior el pueblo sólo podía ver el carruaje del principe sin sospechar que dentro una bruja hablaba animada con él sobre todo lo que Marte podía ofrecer a los pobladores.

—Realmente me he enamorado del sitio, no es como el pantano, de hecho aquí sería difícil que naciera un pantano—decía Samantha asomando discretamente por la ventana mientras veía el campo fresco soltar su dulce aroma a trigo.

—Para ti no debe serlo, mira lo que haz hecho en tan solo un día, mi gente ha conocido especies florales que solo recuerdan los más viejos y otros me han comentado acerca de las nueves especies aviarias que han hecho sus nidos en sus casas—agregó William seriamente.

—¿Yo he hecho todo eso? Es curioso ni siquiera he sentido que mi magia me pertenezca estos días, es como si alguien mas supiera usarla por mí y la repartiera entre todo lo maravilloso de este mundo—agregó Samantha sin dejar de mirar el campo.

—Sea como sea, has traído la tierra a mi gente y eso es más de lo que debías de hacer—dijo William que tembloroso tomo entre sus patas las manos de Samantha.

En la cabeza de William un coro de mínimos maullaba animoso como si de campanitas se tratase, un pequeño pinchazo golpeo entre sus recuerdos paralizándolo como si algo trata de entrar en su pecho ¿será que eso era la magia de la bruja? Sus labios se abrían tratando de pronunciar un nombre, como un grito ahogado que luchaba por escapar mientras el viento traía desde el espacio el polvo de estrellas dibujando en la ventana un rostro familiar.

—¡Hemos llegado! —gritó Samantha emocionada al ver la preciosa cena que los sirvientes habían preparado en un linde del campo bajo la luz de la luna artificial que colgaba sobre el cielo raso.

Confundido William soltó las manos de Samantha mientras esta bajaban apresuradamente del carruaje. Solo tocar la tierra preciosas magnolias aparecieron tras sus pidas y de una de las flores apareció un sapo.

—Aun para ser artificial es hermosa la luna—dijo Samantha con un guiño mientras caminaba hacia la mesa. William reacciono a tiempo para abrir la silla de Samantha y cerrar una vez que esta tomara lugar en la mesa, los sirvientes con discreción se alejaron de la escena en una tienda colocado a un par de metros del lugar para cualquier imprevisto que pudiera surgir.

—¿Qué es esa creatura que salió de tus pies? —preguntó William tomando la batuta de la conversación.

—No salió de mis pies, es un sapo, no sé por que te digo mi magia parece estar haciendo lo que se le pega la gana—insistía Samantha cuando al acercarse a las velas del candelero en la mesa estas se encendieron en una linda luz rosada.

—No debe de ser tan malo que tu magia se descontrole para hacer el bien ¿no crees? —preguntó Will con una sonrisa felina.

Samantha respondió con una sonrisa desganada, recordaba su infancia en la tierra donde su único acto bueno era dar deseos en Halloween mientras el resto del año gozaba de atormentar al pueblo con sus travesuras. Un corazón ignorante de razón podía causar demasiado daño y ahora lo podía ver claramente en la perdida de Bake y su tía Yuyu que habia quedado atrás en ese mar de nuevas emociones para ella.

William por su parte miraba con ternura los ojos melancólicos de Samantha, un fuerte dolor en su pecho volvía a acongojarlo haciéndole bajar la mirada. No podía comprender que le sucedía, quería hacer en verdad, quería dar una respuesta pero estaba perdido tanto como Samantha con su magia.

—Señorita Bruja… —iba a decir William cuando Samantha le interrumpió.

—Por favor, llámame, Samantha—continuo Samantha con ternura.

—Es extraño que lo diga, nunca habia sentido lo que siento cada vez que estoy con usted, siento mi pecho desgarrarse como si hubiera un hueco en él, como si algo hubiese partido el corazón que habitaba en el interior y que ahora no está—decía William acercándose un par de centímetros al rostro de Samantha.

Si, ese era su Bake, ahí estaba finalmente lo habia encontrado, los ojos de Samantha se iluminaron al reconocerlo entre el disfraz y a través de los ojos atrapados. Sólo era cuestión de un beso de un simple beso cuando algo le aguijoneo al ver el rostro felino del príncipe ¿y si no fuese él? ¿y si todo fuera un producto de su desesperada imaginación? Una traición que podía costarle la vida a su amado.

—No puedo, si esto es un hechizo de cuento de hadas mi magia no podrá quebrantarlo—agregó Samantha alejándose del príncipe que quedó contrariado.

—¿De que estas hablando? —preguntó Will preocupado.

—Yo tengo un hechizo tambien, un embrujo que me puse a mí  misma huyendo de la muerte de mi madre, yo no puedo romper hechizos de cuento por que yo… entregue mi corazón a alguien más—respondió Samantha avergonzada aun sin explicarle las cosas claras a Will.

—Una bruja sólo se enamora una vez, si le fallan o falla muere de amor lentamente, por desgracia yo hice un hechizo cuando era niña y mande a mi amor tan lejos que mi corazón huyo con él, tengo un hechizo de cuento tambien si lo traiciono el puede morir y yo con él—respondió Samantha.

Las palabras de Samantha se sintieron como una estocado en el pecho, pronto ante oír de otro amor en su corazón, William hizo oídos sordos a todo lo que ella decía. Una rabia irrefrenable se apodero de él, se sentía traicionado, herido de la peor manera sin poder comprender porque, ¿ella moriría si él moría? Bien se encargaría de la bruja pagara por su terrible traiciona de amar a alguien más.



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En el texto hay: romance, brujas, sci fi

Editado: 09.10.2021

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