A estas alturas ya debería haberme ido
Esos graciosos cubos de colores hacen eco
Al caer en la cueva del ácido
Salpican sus entrañas en las paredes
Las primeras dos o tres y las otras veinte ya no se sienten.
Ese sol que me alumbra se vuelve negro
Resalta el carmesí de mis muñecas
Tiñendo el verde de azafrán
Mientras un par de ojos azules me llaman
Su voz hace que levite y me.acerque lentamente pero
Quizás es ella quien se acerca con su negra y larga túnica
Sus ojos carentes de vida me atraen
Me llena de dudas pero igual voy.
El sonido se vuelve color envolviendo mi cara en un turbante de lágrimas gruesas.
Se llena de vacío la ilusión de volver pues quizás esta vez no lo haga.
Mis manos ya frías sienten el húmedo carmesí que hay en el suelo
Mi mirada se pierde y se va apagando poco a poco.
Se seca mi garganta intentado llamarte
Gritando en silencio sin oír mi voz
Saliendo de mi.
Mi cuerpo ya no responde
Siento como mi alma se me va en el último suspiro.
Vacío.
Para mi no hubo tercer día de resurrección
Solo séptimo de luto.